“Tradicionalmente, hay una romería en julio a la que la gente iba para que le canonizaran. Él descendía de ese barrio y el monte que está arriba se llama igual, aunque los lugareños siempre lo hemos llamado Bikirrio”, explica Andoni Terreros, presidente del club de montaña que comparte nombre con Francisco de Beraskola Saez de Castañiza (1564- 1597). El religioso franciscano fue martirizado en el actual Estados Unidos y está en proceso de beatificación. Más allá de coincidencias, la agrupación ha renovado su junta directiva y se ha marcado el reto de atraer a la juventud a salidas y charlas.
Los orígenes del club se remontan a “1977”. Recién estrenada la democracia, “la gente joven sentía cierta incertidumbre” que ayudaban a canalizar quedadas en la naturaleza que también propiciaban que chicos y chicas pudieran compartir tiempo de ocio sin el férreo control que había imperado durante el franquismo. De ahí, “gracias a Javier Macua, que fue el precursor de toda esta unión, esos jóvenes pudieron disfrutar de la montaña” y crearon varias sociedades deportivas. Entre ellas, de pelota.
En 1994 fundaron la Sociedad Deportivo Cultural Beraskola, “más bien enfocado hacia la naturaleza y el monte”. En 2008 cambió de nombre definitivamente a Club de Montaña Beraskola”. Parte de la actual junta directiva “la conformamos los que en aquella época éramos cachorros”. Dieron un paso porque la agrupación “corría riesgo de desaparecer por falta de relevo generacional”. Cuando se enteraron de que no había candidaturas para las elecciones convocadas en 2023 “nos vinos en la obligación moral de tomar las riendas del club” y evitar que se perdiera su legado.
Están poniendo en práctica “una perspectiva un poco más abierta hacia el pueblo” que se concreta, por ejemplo, en “organizar marchas de un nivel más adaptado a alguien que quiera iniciarse en la montaña”. Eso “no significa que prescindamos de la gente que tiene nivel, pero hemos compartido el calendario con todo el mundo”. El objetivo “prioritario”, que no vuelva a faltar el relevo generacional. Sobre esa línea, otra de las propuestas consiste en la creación de “carnés familiares con niños incluidos para transmitirles nuestra pasión por la montaña, que es nuestra vida y lo que nos gusta” e incentivar la práctica deportiva desde la infancia.
Una cita imprescindible es la marcha del 31 de diciembre con la que acostumbran a despedir el año. La primera de 2024 tuvo como destino el monte Kolitza, en Balmaseda y con motivo de Santa Águeda programaron otra marcha popular. “No queremos perder costumbres”, como el recorrido que el 25 de julio finaliza en la ermita de Santiago en Rodaiega.
El trigésimo aniversario ha estado enmarcado también en charlas que aspiran a mantener en años sucesivos. “Vinieron Ana Zamorano, Oihana Kortazar, y el escritor Jon Arretxe”. Además, entra en el programa la excursión a una sidrería “con visita al museo de Iñaki Perurena. Y, por supuesto, no faltó en el reto solidario que Javier Abaurrea llevó a cabo en el mes de junio. La marcha popular del integrante de Beraskola recaudó fondos con el objetivo de ayudar a la Asociación de Cáncer de Mama y Ginecológico de Bizkaia, Acambi, y concienciar sobre la enfermedad tanto en hombres como en mujeres. l
Los datos
Origen. Ya en 1977 había inquietud por juntarse para ascender a las montañas pero no fue hasta hace tres décadas cuando el club dio sus primeros pasos.
Celebración. El Club de Montaña Beraskola está en pleno cumpleaños con el estreno de una junta directiva que busca que la juventud participe en sus actividades.
El año 1994. Ese año se fundó la Sociedad Deportiva Cultural Beraskola aunque en 2008 cambió su denominación oficial a Club de Montaña Beraskola.