Edestiaurre profundiza en su excavación del Cinturón de Hierro de Larrabetzu
La segunda campaña aflora material bélico y 8 placas identificativas de gudaris
El monte Gaztelumendi, en Larrabetzu, a pocos metros del lugar donde se situaba la cruz, todavía guarda enterrados pedazos de una historia reciente llena de dolor y sufrimiento. La Guerra Civil dejó en este punto profundas heridas durante el asalto de las tropas franquistas a la línea defensiva entre el 11 y 12 de junio de 1937. A través de una franja de apenas 2,5 kilómetros, junto al monte Urrusti de Gamiz-Fika, el ejército sublevado rebasó el Cinturón de Hierro para después avanzar hacia Bilbao. Se trata, sin duda, de uno de los puntos más calientes de la red de 80 kilómetros de longitud que protegía la capital vizcaina y su entorno.
Debido a su interés historiográfico, el año pasado Edestiaurre Arkeologia Elkartea inició la primera de las tres campañas de intervención arqueológica destinadas a la puesta en valor, socialización y divulgación de este sector del Cinturón. Tras concluir el pasado año el primer proyecto con el descubrimiento de destacados hallazgos de material bélico, a principios de mes se puso en marcha la segunda campaña que ha permitido arrojar importantes elementos en dos asentamientos ubicados junto a la cumbre entre los que destacan ocho placas de identificación de gudaris, además de casquillos de balas y numerosos restos de metralla y bandas de forzamiento de obuses de 75 milímetros. “El hallazgo de las chapas identificativas es algo único y extraordinario”, refleja Iñaki Libano, presidente de Edestiaurre, entidad que está llevando a cabo los trabajos con el apoyo del Ayuntamiento de Larrabetzu, vecinos voluntarios, Orbela, el Instituto de la Memoria Gogora, Gobierno vasco, y la Diputación Foral de Bizkaia.
Al respecto de las chapas de identificación de los soldados, con numeraciones situadas por debajo del dígito 80, Libano y su equipo barajan varias hipótesis. “Hay documentos que señalan que aquí estuvo el batallón Garellano, compuesto por entre 100 y 150 hombres. Era un área de vigilancia del valle muy importante y que creemos que había un centro de mando protegido por un asentamiento de ametralladora (LAR-02) y un puesto de tirador (LAR-03). Esta zona sufrió un gran bombardeo por parte de las tropas franquistas y hubo muchos muertos”, apunta.
En este sentido, Libano y su equipo creen que gracias al hallazgo de estas chapas, que serán restauradas y puestas a disposición de Gogora para su investigación, se podrá llevar a cabo una investigación que permita encontrar a los soldados que estuvieron defendiendo el Gaztelumendi. “Hay mucha documentación histórica y, probablemente, haya algún informe o dato donde les podamos identificar”, asegura.
Al mismo tiempo, también barajan otra hipótesis sobre el hallazgo. “No sabemos si quizás son chapas que recuperó el ejército de Euzkadi de los soldados fallecidos y los guardó en un refugio del asentamiento y se perdieron posteriormente en el bombardeo o quizás corresponden al momento de la ruptura, cuando los franquistas les sorprendieron y, en muchos casos, los soldados eran fusilados y les arrebataban las chapas para dificultar su identificación”, plantean.
Kantoibaso
Edestiaurre lleva desde 2018 interviniendo en diferentes municipios que albergan restos del Cinturón de Hierro y, más concretamente, ha llevado a cabo tres campañas en Urduliz; dos en Barrika; cuatro en Gamiz-Fika y la actual en Larrabetzu es la décima y la que, a su juicio, tiene “más interés para la investigación”, según apuntan. Esto es debido a que la vaguada de Kantoibaso era de “extremado interés” tanto para el Ejército vasco como para el franquista. Así, los descubrimientos arqueológicos realizados en la primera campaña han permitido identificar un nuevo asentamiento de puesto de tirador en mampostería (LAR PT-01) dentro de la red de trincheras que conectaban las diferentes estructuras defensivas que van del Gaztelumendi al Urrusti. Del mismo modo, el trabajo sobre el terreno ha servido para recuperar una bomba incendiaria –tipo Negrilla, utilizada por la aviación alemana– en el departamento de fusileros, que atestigua su destrucción temporal en un momento de la defensa durante la ruptura del Cinturón. También se han encontrado tres acumulaciones de monedas junto a restos textiles carbonizados en relación con acumulaciones de botones de nácar, así como un cinturón de cuero, una bota y varias hebillas.