Youssef Nahas y Mohamed Yassin, ambos de 31 años, son dos de los diez magrebíes que desde el sábado tienen un techo en el que poder dormir en la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán. Después de haber salido del bosque, Nahas y Yassin están trabajando diariamente para poder ganarse un hueco en Bizkaia.
DEIA se ha acercado a la parroquia en la que cenan, duermen y desayunan –antes de irse a los cursos en los que continúan su formación– para hablar con ellos, conocer su historia y la forma en la que les ha cambiado la vida en apenas unas horas desde que el sábado se instalasen en el santuario de Berango. Las condiciones del lugar, como ya adelantó el párroco de la Iglesia, Aitor Uribelarrea, en una entrevista concedida a este periódico, “son mejorables”.
Las diez personas que pernoctan en la parroquia, todas ellas “muy agradecidas con la ayuda que están recibiendo”, están repartidas en tres habitaciones diferentes. Dos de ellas cuentan con tres colchones próximos uno a otro mientras que la tercera –que cuenta con mayor espacio– tiene cuatro colchones separados uno de otro.
No obstante, Nahas, recordando los meses que ha estado viviendo en el bosque después de cruzar a pie diez países, apunta que la primera planta de la parroquia “es mejor que el bosque”.
Después de más de siete meses en el bosque viviendo en tiendas de campaña, Youssef Nahas y Mohamed Yassin tienen un techo y no tienen que dormir más a la intemperie. Ambos reconocen que ha sido un invierno “muy duro” con muchos días de frío y lluvia.
Diez países con dos tornillos
Su vida, desde que salieron de Marruecos hasta que han llegado a Berango, no ha sido nada fácil. Nahas ha estado noventa días andando. A lo largo de su travesía ha pasado por diez países diferentes hasta llegar a Bizkaia.
Un viaje que ha completado con dos tornillos en la rodilla después de sufrir una fractura. Yassin llegó en patera a Lanzarote. De ahí fue en avión a Madrid para volver a desplazarse en el mismo medio de transporte a Cartagena.
En esta ubicación estuvo 24 días hasta que llegó a Bilbao en autobús. La historia de superación de ambos no les ha frenado cuando han conseguido un techo. Siguen trabajando para ganarse un sitio en Bizkaia.
Yassin tiene todas las tardes ocupadas. De lunes a viernes, de 15.30 a 20.30 horas, asiste a clases de informática en Barakaldo.
Mohamed cuenta con un diploma de grado superior de administración de sistemas informáticos en redes por lo que aquí quiere estudiar la misma opción y su sueño es poder trabajar de ello.
De la misma manera, Youssef Nahas acude a diferentes cursos a la vez que está estudiando castellano. En un futuro, se ve trabajando en la hostelería. “Me gusta mucho cocinar”, puntualiza.
“Pieza fundamental”
Youssef y Mohamed se muestran “muy agradecidos” con todas las personas que les están ayudando y facilitando su estancia en Berango. De hecho, si ambos cuentan con una cena, un desayuno y un techo para dormir es gracias a la colaboración múltiple entre los voluntarios –en torno a cuarenta–, educadores sociales, el párroco de la Iglesia y la Asociación San Nikolas Zabalik. “Son una pieza indispensable”, resaltan desde la organización.
Álvaro Pascual, educador social, y Carlos Sáez de la Fuente, voluntario a través de la Asociación San Nikolas Zabalik, son indispensables para que los magrebíes puedan desarrollar su vida. Sáez de la Fuente indica que son personas con un “perfil conocido” ya que de alguna forma “los conocemos” por las clases de castellano y las actividades de tiempo libre.
Quieren que “tengan la capacidad de establecer un itinerario que, en base a la vivienda y la formación puedan alcanzar la integración, que es el objetivo que ellos quieren”. “El sábado fue un día muy especial, estaban contentos de entrar aquí y poder descansar de una forma más digna”, apostilla Pascual.