Aitor Uribelarrea es el párroco de la iglesia de Santo Domingo Guzmán, en Berango. En la parroquia vizcaina pasan la noche diez de los magrebíes que se encuentran en la localidad. Allí descansan después de estar todo el día buscando un futuro mejor acudiendo, entre otros lugares, a cursos. Uribelarrea habla con DEIA y explica cuál es la situación que están viviendo en la actualidad y expone las esperanzas que tiene con las diez personas que acuden a la parroquia desde la noche del sábado. Su deseo es el de que no se vayan ya que se trata de personas que “han sufrido mucho”.

¿Cuál fue su primera noche en la iglesia de Santo Domingo Guzmán? 

Empezaron a venir a la parroquia a dormir el sábado. Lo tuvimos que retrasar un poco porque como estamos de obra en la planta de la entrada, lo primero que tuvimos que hacer han sido las escaleras, que tenían que estar 24 horas sin pisar, para habilitar el acceso al primer piso -lugar en el que están residiendo los diez magrebíes-.

¿Cómo llegaron a la iglesia? 

Ellos no vinieron directamente a la iglesia. Dos asociaciones que trabajan con inmigrantes llamaron al obispado para ver si podía reunirme con estas agrupaciones. Ellos -las asociaciones- lo que estaban haciendo era buscar algún local que se pudiese ceder para alguna emergencia. Antes habían estado viendo otros locales de otros municipios, en concreto de Leioa. Pero, cuando vieron este local, a pesar de lo mal que está ahora mismo el de Berango, dijeron que esto es un palacio para lo que nos habían enseñado.

¿Cuándo comenzaron las gestiones correspondientes?

Entonces las asociaciones empezaron a hacer gestiones. El lunes de la semana pasada se reunieron los alcaldes de Uribe Kosta porque es una cesión, yo tengo esto y os lo dejo. Comida ducha, limpieza… Que una persona duerma es más que un techo y todavía están en esas negociaciones. Por lo que por el momento están de manera provisional que quizá puede ser de futuro. “Si este espacio no se necesita para otra se puede utilizar para esto”, le indican a Aitor Uribelarrea desde la Asociación Nikolas Zabalik. Pero, para llevar esto a cabo, tendríamos que entrar en una mejora del local.

“Los locales están muy cutres, no son dignos para hacer una vida en su interior mínimamente acogedora”

¿Qué tipo de mejora?

Los locales están muy cutres, hasta para dar una catequesis de una hora. No son dignos para hacer una vida en su interior mínimamente acogedora. Tendríamos que sacar como diez espacios para que cada chaval tuviese una habitación digna con su cama, su armario, sus particularidades y con baños comunes. Por ejemplo hay un ala que tiene cambiadas las ventanas y cierran bien pero en el otro ala no es así. No tenemos más, en el futuro quizá se pueda hacer algo mejor, pero por el momento no podemos ofrecer más.

¿Cómo se está amueblando el local? 

Las asociaciones han empezado a moverse, pedir voluntariado, han llevado colchones, sábanas, un sofá que no había visto. Es decir, se está amueblando, entre comillas, cutremente, o con cosas que nos da la gente. Esto para una situación de emergencia sin buscar elegancias pues bien.

¿Verdaderamente se puede vivir en una parroquia?

Pues en tres semanas se me ha dado la vuelta a la tortilla completamente. De momento hacemos lo que nos han permitido. En unos locales parroquiales no se puede vivir, no tenemos categoría de vivienda. Ahora está catalogado de albergue, si esto se arregla sería una vivienda comunitaria. Ya no vendrían a dormir, saldría a la mañana cada uno a los cursos, volverían para comer...

¿Qué siente por ellos? 

Pues yo me quiero implicar en el proyecto. Entre otras cosas, soy el capellán de la cárcel de Basauri. Allí hay muchos chicos marroquíes que vienen aquí engañados y con unos sueños que no son realidades. Yo con muchos hablo y me dicen que les dijeron que aquí tendrían, que no es verdad… Y yo salgo de mi país en malas condiciones y acabo en la cárcel en otro lugar, dicen. Eso es muy duro. Tu sales y dejas todo, que en principio, a nadie nos gustaría. Me pongo en su piel y tampoco querría irme a otro sitio. Son personas que han sufrido mucho, yo espero que no se vayan.

“Algunos abandonan la parroquia antes porque están haciendo algún curso, vienen un poco como los ‘boyscout”

¿Cómo es su día a día? 

Algunos abandonan la parroquia antes porque están haciendo algún curso. Viven un poco como los boyscout. Aquí como, aquí me ducho, aquí lavo la ropa… En la parroquia por lo menos tienes las pertenencias bajo techo, en sus bolsas, donde no entra nadie más. En cambio si dejan las bolsas en los montes vete a saber si cuando vuelvan están.

¿Para cuanto tiempo está previsto que estén en la parroquia? 

Está previsto que puedan estar un tiempo hasta que puedan hacer algún curso, puedan encontrar trabajo y puedan vivir su vida. Que puedan vivir en una comunidad de vecinos y puedan pagar sus gastos. Algo que a día de hoy no es posible.