Ha ocurrido algo fantástico en Leioa. No es de primera plana. Ni mucho menos grandilocuente, ni pomposo ni para atiborrar contenidos. Es una de esas pequeñas grandes alegrías que reconfortan, reconcilian y pellizcan la cara para sonreír. Un grupo de nueve chicas de 12 años es el protagonista. Hay muchos más. Y los ingredientes tienen una pizca de David contra Goliat, y unas cuantas –más bien muchas– dosis de esfuerzo, de valía, de compañerismo, de familia, de pundonor... Y claro, todo esto va de esos sentimientos que solo el deporte sabe despertar y agitar así, de esa manera tan irracional, tan fuerte, tan magnética y tan apoteósica. El equipo alevín femenino de waterpolo de Askartza Claret ha conseguido algo que ningún otro conjunto vasco, en esta u otra categoría del waterpolo, había alcanzado: un subcampeonato estatal, una placentera plata en una competición de esta índole en España. Nadie nunca se había plantado en una final y por eso, Leioa se ilumina con quienes lo han hecho posible y con todos sus familiares, compañeros de colegio, amigos... En categorías inferiores y en un deporte minoritario y femenino, sí, pero esto es gigantesco.

La emoción se palpa entre quienes son parte de esta victoria, desde dentro, de cerca y al lado. El entrenador, Isusko Arias, alaba la gesta de las jugadoras. “Son muy buenas”, admite. Un grupo de chicas de clase, porque todo este exitazo se cuece en un colegio. Alejandra Érice, Eider Idele, Haizea Erkiaga, Haizea Marcos, Inés Bilbao, Irati Ortiz de Artiñano, Libe Zarazua, Malen Fernández y Naroa Núñez son las artífices que se lo han currado. “Mi hija, cuando era pequeña, no quería saber nada de estar en el agua, y ahora casi tiene branquias”, ironiza Dei-tze, una contentísima amatxu, que allí estuvo, en Elche, donde se disputó el campeonato de España. Claro, esto también va de esos malabares, ajustes de tiempos y dinero, que deportistas y padres y madres han de configurar para disfrutar de una afición tan motivadora. “Nos dieron el premio a la mejor afición femenina, ¿eh?”, desvela Deitze. Fueron, por lo tanto, unos días inolvidables de junio.

Las jugadoras alevines y el equipo técnico, en la piscina del campeonato de España. Cedida

En este universo acuático, los que se mueven como pez en el agua son los conjuntos catalanes. Son el rival a batir y son la envidia de tantos y tantos por sus infraestructuras. A ello, se enfrentaba Waterpolo Askartza Igeriketa, pero, como reconoce su técnico, estas chicas de Askartza son unas cracks y lo venían demostrando desde hacía tiempo. “En navidades fuimos a Sabadell a jugar la Christmas Cup y ya conseguimos un bronce y, curiosamente, nos impusimos ahí al Terrassa, que es el que nos ganó en esta final. Así que sabíamos que para el campeonato de España, dependiendo del sorteo y del grupo que nos tocara, podíamos pelear por el metal”, explica Isusko. Ademas, el año pasado, en esta cita estatal, las chicas de 2011 obtuvieron un quinto puesto. Ahora, las alevines de Askartza quedaron primeras de grupo y después doblegaron al Dos Hermanas por un 14-6. Así saborearon ya algo memorable: acceder a la final. Allí, aguardaba el Terrassa y todos los temores, incertidumbres, presiones... “Salieron muy nerviosas, es normal, y el otro equipo está más acostumbrado a este tipo de intensidad, pero estábamos al mismo nivel, tenía que ser un partido de tú a tú”, retransmite Isusko. El conjunto de Leioa empezó perdiendo 4-0 y 5-1, pero “le echaron ovarios”, como ilustra el entrenador, y a falta de diez segundos empataron. El final fue de infarto, de emociones incontroladas y de tremendo disgusto inmediato, porque el Terrassa marcó ¡en el último suspiro! El oro llegó a palparse con la punta de los dedos y por eso, las lágrimas de las jugadoras de Askartza cayeron a la piscina. “Luego, pasan los días y miras hacia atrás y te das cuenta de que es el mayor logro de clubes que se ha conseguido nunca aquí”, reflexiona Isusko. De ahí, que con los sentimientos más apaciguados y con el gen ganador más pausado, ese segundo puesto, ese 9-8 en el marcador, sea maravilloso.

Hasta aquí, las excelentes noticias de una “hazaña”, como todos coinciden en calificar. Después, dos elementos salpican un debate y una reflexión. Las instalaciones de Askartza se quedan pequeñas. “El día que mayor espacio tenemos es el viernes y estamos 50-60 niños en una piscina; tienes que hacer que el entrenamiento sea de calidad y eso es lo complicado”, comenta Isusko. El nuevo polideportivo proyectado por el Ayuntamiento descongestionará la situación. La otra cuestión tiene que ver con que en Euskadi, los alevines de primer año no pueden acudir al campeonato de España. “Es el único sitio donde pasa”, apunta el técnico del Askartza. Y eso condicionó a este equipo, que no tenía a nueve efectivos de segundo año y tuvo que recurrir a dos jugadoras, de Sestao y Amorebieta, para sumar el mínimo necesario para asistir a la prueba estatal.