Metro Bilbao nació en 1995 con el objetivo de racionalizar el transporte colectivo en Bilbao y su entorno. Cada persona qu e pasa por un fosterito supone un tubo de escape menos por las calles. Metro Bilbao no emite CO2. A principios de nuestra década, el suburbano ya había evitado la circulación de 51 millones de coches. Muchos de estos vehículos serían diesel. Una buena parte con catalizadores anticuados. Y, a menudo, protagonistas de humeantes atascos que reptaban por las calles de Barakaldo, Portugalete, Erandio, Leioa o Bilbao.
En 2005, con diez años de vida, Metro Bilbao comenzó a desarrollar un proyecto cuya finalidad era aprovechar la energía del frenado de los convoyes. Cinco años más tarde, lo instaló. Permitía transformar en electricidad el frenado de los trenes y permitía ahorrar hasta un 8,26% el consumo. La ingeniería vasca Ingeteam en colaboración con el Ente Vasco de Energía, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) del Ministerio de Industria y el departamento de Industria del Gobierno Vasco habían desarrollado el ingenio. Se trataba de una iniciativa pionera en Europa.
Ahorro de energía pionero
Era la primera vez que se desarrollaba un volcado de energía a la red general para actividades domésticas o industriales y no sólo para la utilización interna de Metro Bilbao, al permitir al sistema devolver a la red eléctrica general la energía utilizada en el frenado de los trenes. Hasta entonces se perdía en forma de calor. El ahorro equivalía entonces a dejar de emitir el equivalente a más de 2.000 toneladas de CO2 al año. Ya en 2021 se recuperaron 2.095.522 kWh por un valor de 205.815 €. El 35,2 % de esa cantidad se reutiliza en las propias estaciones, mientras que el otro 64,8 % de la energía ahorrada se devuelve a la red eléctrica. Por innovaciones como esta Metro Bilbao fue la primera empresa ferroviaria del Estado español en obtener los certificados que acreditan su correcta gestión de los residuos generados, la minimización del impacto medioambiental, la correcta evaluación sistemática, la mejora de la gestión medioambiental y el desarrollo sostenible, así como el control de la huella de carbono, entre otros.
Energía verde al 100%
Por otro lado, Metro Bilbao empezó a comprar energía verde en 2020 y desde 2021 ese suministro supone ya el 100%, lo que está avalado por una certificación de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia. Esto significa que cada uno de los viajes que realiza produce cero emisiones de CO2 contribuyendo así a la sostenibilidad y convirtiendo al metro en una excelente alternativa de transporte para la conservación del medioambiente.
Este mismo año, la puesta en marcha del proyecto Medusa permite la transferencia de energía del metro a los autobuses de Bilbobus. La colaboración público-privada entre EVE, Repsol, Grupo ASE, Ayuntamiento de Bilbao, ALSA y Metro Bilbao generó, con fondos Next Generation, esta solución tecnológica pionera. El pilar fundamental del proyecto Medusa es el sistema de recarga inteligente que posibilita la gestión de la carga de baterías en función de la disponibilidad de potencia de Metro Bilbao, especialmente en horas nocturnas, cuando ambos servicios reducen su actividad, al tiempo que monitoriza, analiza y adecua la carga de cada terminal. El mecanismo permite durante el día primar la alimentación eléctrica a los trenes sobre la recarga de autobuses, en el caso de que haya servicio de metro en ese momento, reduciendo la recarga a autobuses en el momento de paso de trenes. En horario nocturno, en el que no se programa servicio de metro, la recarga de los autobuses es más intensa. De esta forma se optimiza todo el sistema.
Gracias al proyecto Medusa, la flota de autobuses de Bilbobus puede continuar su progresiva descarbonización. El servicio de autobuses de transporte público urbano finalizará 2024 con un total de 21 vehículos eléctricos, contabilizando los cinco incorporados a lo largo de los últimos meses, y los tres restantes, que lo harán antes de finales de 2023. Se puede afirmar, por tanto, que Metro Bilbao no solo emplea un 100% de energía verde, sino que la contagia, y contribuye a la descarbonización también del servicio público de autobuses de Bilbao.
En conclusión, resulta más que evidente que Metro Bilbao impacta favorablemente en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y contribuye a la consecución de las metas marcadas en la Agenda 2030. Gracias a este compromiso, Bizkaia no solo es verde por fuera, también por dentro.