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Balmaseda apuntala la puesta en valor del Cerro del Castillo con horizonte en el medievo

En otoño se instalarán paneles antes de excavar, en 2025, la zona más antigua

En imágenes: Balmaseda apuntala la puesta en valor del Cerro del Castillo con horizonte en el medievoElixane Castresana

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A la tercera fue la vencida. El primer día, en febrero, amenazaba lluvia. El segundo, el aplazamiento obedeció a la final de Copa. “El Athletic se empeñó en ganar la Liga”, dijo el arquitecto Urtzi Llano, investigador de la Cátedra Unesco de Paisajes Culturales y Patrimonio de la Universidad del País Vasco en un lapsus jaleado por las personas asistentes ayer domingo a la visita guiada al Cerro del Castillo de Balmaseda. Como no hay mal que por bien no venga, la fecha permitió hacer balance de la recién finalizada cuarta campaña de excavación arqueológica y marcar los retos más inmediatos: avanzar en la consolidación y socialización de la antigua fortaleza, mejorar los accesos y entrar, en 2025, en la parte alta más primitiva, respondiendo a la inquietud de vecinos y vecinas deseosos de entrar de lleno en los vestigios medievales.

Fruto de un convenio con el Ayuntamiento firmado justo antes de que estallara la pandemia, el equipo se estrenó en el verano 2021 con una noticia revolucionaria. El Cerro del Castillo ya se alzaba en la colina a mediados del siglo X. Pese a que Balmaseda siempre ha sido nudo de comunicaciones por el que ya circulaban dos calzadas romanas, la ocupación humana en la ribera del Cadagua no empezó a generalizarse en la comarca “hasta la segunda mitad del siglo XI y principios del XII”, explicó el arqueólogo José Luis Solaun, director de la excavación.

Así pues, el próximo año “nos centraremos en los 500 metros cuadrados de la plataforma superior e iremos descendiendo poco a poco, creemos que encontraremos el suelo que pisaron en la Edad Media”, lo que posiblemente ayude a entender hasta qué punto el castillo influyó en el posterior desarrollo de la villa, que adquirió tal estatus en el año 1199 o 1200.

Quienes lo contemplaron a principios del siglo XIX, cuando ya acumulaba cientos de años de abandono, describieron una torre de 18 metros de altura. Entonces arrancó la primera Guerra Carlista y, con ella, la transformación del castillo. Las fuerzas liberales adecuaron lo que había para batirse en un enfrentamiento basado en “ocupar las alturas, reutilizar fosos a los que se accedía con puentes levadizos, muralla y una defensa conjunta con la villa, mediante el refuerzo de la iglesia, el edificio consistorial o el Puente Viejo y barricadas”. Además, recortaron ocho metros de torre. Existían un camino peatonal “para la infantería que partía del ayuntamiento y tenemos en mente restituir” y otro “en zig zag, desde el norte, área de El Arroyo, por el que se introducían los carros”. Habitarían el fuerte “una quincena de soldados”, mientas que el grueso de las tropas se hospedaban en el centro urbano.

En marzo de 1836, tras una toma relámpago carlista, los liberales “concibieron un castillo nuevo adaptado a la artillería”. Entre otras intervenciones, desmantelaron la torre, el foso perdió su función y pasó a integrarse en las infraestructuras de abastecimiento y acondicionaron una gran estructura de 1.400 metros cuadrados a nivel inferior para un cuartel para unos 200 o 300 soldados por una cuestión de disciplina”. Con “una calle central y dos laterales”, ha centrado la atención de los expertos con las estancias “pensamos que almacenes o para oficiales, que han desenterrado estos últimos años, con la huella de la marcha de los liberales al valle de Mena en 1838.

Datar la muralla

Ahora que “su mensaje se comprende” abordarán la parte medieval, que “la gente nos pide a gritos”. Sobre esta línea, el trabajo de las últimas semanas incluyó la toma de muestras “de las cimentaciones de la muralla” que partía desde el Cerro del Castillo abrazando la villa para proceder a su datación.

En julio proseguirán las labores de consolidación de los muros y “en otoño” se colocarán mesas en diferentes puntos con textos y dibujos. Contemplan la posibilidad de que más hallazgos obliguen a actualizar la información, transmitieron en el hamaiketako con txakoli local ofrecido por la asociación Orexinal, otro de los pilares en los que se sostiene el Cerro del Castillo para compartir su historia capa a capa.

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Testimonios anteriores a las guerras carlistas hablan de que una torre de 18 metros de altura coronaba el Cerro del Castillo. En 2021 las pruebas desvelaron que la fortaleza ya existía a mediados del siglo X. Tras cientos de años de abandono, los liberales lo reutilizaron en 1835, recortando la mencionada torre en ocho metros. En 1836, y después de una fugaz incursión carlista, remozaron la fortaleza por completo. Desapareció la torre e incluyeron un cuartel, desocupado dos años más tarde.