La calma del amanecer se ve interrumpida por el impacto de proyectiles sobre las posiciones defensivas del ejército vasco en el cordal de Gaztelumendi y Urrusti, su punto más débil, en la muga entre Gamiz-Fika y Larrabetzu. El Cinturón de Hierro, el sistema defensivo destinado a proteger Bilbao, está a punto de caer en manos de las tropas franquistas, cuya aviación castiga con severidad las posiciones defensivas de las fuerzas vascas. Deben resistir o morir. La capital vizcaina está en juego...

Gamiz-Fika regresó ayer a junio de 1937 para revivir, 87 años después, la ruptura del Cinturón de Hierro de la mano de una recreación teatralizada organizada con motivo de las jornadas de memoria histórica impulsadas por el Ayuntamiento de la localidad, con la colaboración del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Gogora, la Diputación Foral de Bizkaia, el Museo Memorial del Cinturón de Hierro, Edestiaurre Arkeologia Elkartea y Orbela, entre otros.

El punto de partida fue el frontón de Gamiz. Allí, el público pudo comprobar cómo empezaban a llegar las primeras noticias de la crítica situación que se vivía en el frente, el cual pudieron ver in situ. Así, primero visitaron los asentamientos de Loba y Eperlanda para conocer, de la mano de Iñaki Libano, el proceso de excavación arqueológica llevado a cabo por Edestiaurre Arkeologia Elkartea a lo largo de estos últimos años.

Luego los asistentes se trasladaron hasta la zona de recreación, a cargo de integrantes de las asociaciones Frentes de Euzkadi, Memorial del Cinturón de Hierro, Lubakikoak y Trubia 1936, y en donde participaron en el reparto de correspondencia a los gudaris, aislados en la zona de trincheras del frente sin noticias de sus familias, y vieron de cerca el material del que disponían para repeler los ataques franquistas como, por ejemplo, un puesto de mortero para disparar proyectiles a cargo de un zapador y un servidor de mortero. Seguido pusieron rumbo al nido de ametralladora, desde donde se tuvieron que replegar rápidamente ante al puesto de mando ante el rápido avance del enemigo. Allí pudieron comprobar las dificultades existentes en las comunicaciones para transmitir indicaciones a la retaguardia y a la primera línea, así como el sueldo que cobraban los gudaris que era de “10 pesetas al día y 300 al mes”, indicó el oficial a cargo. A continuación, también descubrieron cómo era un puesto de primeros auxilios en la línea de frente antes de que fueran evacuados en camillas y ambulancia a los hospitales.

Por último, los gudaris, desesperados ante la situación que se les venía encima, imploraron a los visitantes y oficiales de enlace a transmitir la delicada situación que estaban viviendo. “Transmitan, por favor, al hotel Carlton –sede entonces del Gobierno Provisional de Euzkadi– que o bien nos envían aviones para la defensa o curas, porque no va a quedar nadie”.

Ofrenda en Fika

Por otro lado, hoy continuarán las jornadas de memoria histórica en Gamiz-Fika, que vivirá un momento muy especial con motivo de la ofrenda floral que se realizará en recuerdo de todas las personas que lucharon por la defensa de Euskadi, por la libertad, por la democracia, por la dignidad de cada vida perdida y por cada familia rota por la guerra. El acto será en el cementerio de Fika a las 12.15 horas.