El pasado jueves 7 de junio José Manuel Sainz-Ezquerra salió con la cabra a pedalear, así llamaba a su querida bicicleta. Lo hacía tres días a la semana de toda la vida. A mitad de trayecto se sintió indispuesto y paró. Pronto le evacuaron al hospital en ambulancia falleciendo al día siguiente debido a un derrame cerebral.

Me cuesta un poco centrarme en escribir este obituario sobre Txema, un ejemplo para mí, un maestro en muchos aspectos, sobre todo en el montañero, ejemplo de los que no quedan muchos en activo. Incluso me emociono escribiéndote, amigo, pero he creído oportuno utilizar esta página alpina dominical en DEIA para despedirte y darte las gracias por toda una vida enseñándome tu sabiduría.

Txema era de esos últimos sportmans, un gran deportista. Practicaba sobre todo el montañismo y el ciclismo. A sus 79 años nos ha dejado repentinamente y nos hemos quedado huérfanos. Atónito por la noticia, fue un impacto cuando me llamó Josu Beltrán para contarme el fatal suceso. Me ha costado arrancar para escribir sobre él.

Era el referente del Belén de la cruz de Gorbeia. Aquí en Historias montañeras son varias las páginas que hemos dedicado a esta iniciativa belenista que es la más antigua del Estado español que siga viva a mayor altitud en una cumbre. Aquel joyero navarro de apellido Valencia de quien Txema era uno de sus buenos clientes en el Casco Viejo bilbaino, le pasó el testigo del nacimiento, y el año pasado cumplió 50 años con la encomienda, y como tal lo celebramos en el refugio de Igiriñao, en Zeanuri.

Quiero recordar que desde que tengo cuatro añitos andaba en el monte con Txema. Nos acompañaba en el ANI (Agrupación Nervión Ibaizabal), sobre todo en la organización de marchas reguladas infantiles. Era muy amigo de aita y me ha visto crecer saltando entre riscos a su lado. Luego en la época que uno es adolescente, perdí el contacto, que después lo retomé con el belén de Gorbeia. Fue emocionante recordar secuencias juntos en Zabalandi, Ganekogorta u Oiz.

Txema tenía tanta capacidad de retención y memoria, una cosa inusual, un privilegiado, que me contaba detalles mínimos de aquellas ascensiones de hace 50 años, siendo yo un crío. Cualquier dato por pequeño que fuera o intrascendente, te lo recordaba, y te hacía revivir la situación casi como si hubiera sido ayer.

En el grupo belenista gorbeista era el mayor de todos y ejercía de padre montañero. Su sabiduría, sencillez, formalidad, conocimiento, actitud y generosidad hacían que todos le tuviéramos un respeto especial. Ojo, eso no quita para que le tomáramos el pelo, que por otro lado no nos salía gratis, pues contratacaba con más astucia que el resto, ganando la jugada.

Siendo un lector de DEIA de los de siempre, le gustaba especialmente esta sección y me lo decía cada vez que nos veíamos: “Qué bien que escribas la página de montaña todos los domingos en DEIA Iñaki!, antes se publicaba mucho más en la prensa vasca sobre montañismo”. Con esta loa me quedo y con su recuerdo y sonrisa, inolvidables.

Txema, como los buenos, los doctos, hablaba bajo, escuchaba mucho, explicaba las cosas con tanto fundamento que no había que volver a preguntarle más. Era recto en su vida diaria. Exigente. Amaba el deporte y la cultura del montañismo era su vida. Cuando tomaba la palabra todos le escuchábamos con mucho interés, cosa que no pasa con la mayoría de las personas.

Todos los martes del año comía en el restaurante Karlos de Santutxu con sus compañeros de cordada belenista. Excepto en verano. Ahora se echará en falta su hueco, su sabiduría, su saber estar y su gran corazón. Presiento que la puesta del belén este año va a ser difícil, dura y emotiva. Su ausencia será inaplazable. Pero no dudo que sus compañeros de equipo seguirán con orgullo el trabajo de custodios de esta tradición tan bonita y que Beltrán será quien vea por los ojos de Txema, que por otro lado ya lo hace.

Llevábamos un tiempo con el trabajo del Comisario de Arraba. Algo curioso que está sin contar y que estando escribiendo sobre la historia del refugio Ángel Sopeña en Gorbeia, él me la contó. Estábamos en espera de cita antes de julio para reordenar datos históricos. Ahora tendré que acabarlo solo, pero ojo, con la tranquilidad que ya me contó la trama y con ilusión la terminaré de escribir, con ayuda de su hermano Jesús.

Txema perteneció a cuatro clubes de montaña: Osea de La Peña, El Alpino de Sestao, el Ganguren de Galdakao y, más recientemente, el Juventus. Goian Bego.