El 9 de junio de 2022 surcó por primera vez las aguas de la ría una espectacular embarcación con una llamativa cabeza de dragón en su proa. A bordo de ella, una docena de mujeres que se autodenominan dragonas. Fueron los primeros pasos de un proyecto que trasciende el ámbito deportivo. Dos años después, ochenta personas integran el equipo de barco dragón del club Getxo Kayaka y cerca del 90% son mujeres, algunas de las cuales han padecido la enfermedad de cáncer, principalmente de pecho, aunque también hay hombres, como refleja Alfonso Juez, directivo del club y uno de los promotores del proyecto.

Todo empezó a raíz de una competición. Alfonso, ligado al mundo del piragüismo desde los 9 años, observó con incredulidad hace unos años la aparición de un barco dragón durante una competición. Al principio, le pareció una “comedia”, dado que, además de la cabeza y la cola de un dragón, la embarcación se deslizaba sobre el agua al ritmo de un tambor. Sin embargo, tras conocer el trasfondo de la historia de las tripulantes, cambió por completo su perspectiva. Muchas de ellas habían padecido cáncer de mama y este deporte supone una terapia ideal para el fortalecimiento de la musculatura.

Fue entonces cuando quiso apostar, junto a otros integrantes del club, por impulsar un barco dragón en Getxo. Con ayuda de la Federación e Iberdrola, consiguieron una embarcación y se lanzaron al agua. Dos años después, pueden presumir de haber logrado un tercer puesto en la liga estatal de barco dragón, un sexto puesto en la liga Iberdrola y ser campeonas de la liga inclusiva.

Sin duda, se trata de un gran éxito deportivo, pero no es su principal motivación. “Nuestro objetivo es luchar contra nosotras mismas y superarnos”, subraya Alfonso, que, además de directivo, es entrenador del equipo y mantiene un estrecho contacto con el hospital de Cruces para que las personas enfermas de cáncer puedan continuar con su recuperación a través de este deporte.

Espíritu de equipo

Reman juntas, unidas, codo con codo, compartiendo experiencias vitales que van más allá del deporte y, sobre todo, muestran una idéntica capacidad de superación. La edad y la condición física son aspectos secundarios. “Tenemos un lema: Aquí cabemos todas o no cabe ni Dios”, relata Libia de la Fuente, capitana del equipo BCS. Todavía recuerda la sensación que recorrió su cuerpo la primera vez que se subió en el barco dragón. “Fue increíble”, describe. En su caso, nunca había hecho deporte, más allá de alguna toma de contacto con la modalidad de marcha nórdica, pero la experiencia en el barco dragón le cautivó tanto que se enganchó. “A nivel físico, ahora me noto con mayor resistencia, agilidad y mejor musculatura”, relata. Uno de los aspectos fundamentales de este proyecto es que son un equipo con todas las letras, porque independientemente de su nivel o aptitud física, cada palista aporta lo que tiene. “Si alguna se ve muy cansada puede parar y el resto sigue”, sostiene Libia, que por encima de los beneficios físicos destaca los psicológicos. “Aprendemos lecciones de vida todos los días”, subraya. Un hecho que Alfonso les recuerda a diario. “Siempre les digo que no hablen de brazo malo porque no hay brazo malo. Por eso es muy gratificante ver cómo después de una competición todas se bajan de la embarcación y se abrazan. Se me pone la piel de gallina”, relata sobre un equipo que, palada a palada, continúa siempre hacia adelante. En el agua y en la vida.

El club getxotarra dispone de dos espectaculares embarcaciones de barco dragón Getxo Kayaka

Actualmente, Getxo Kayaka cuenta con dos embarcaciones de este tipo y participan en numerosas competiciones. En un barco dragón, por lo general, la tripulación está compuesta de 12 o 22 palistas (DB12 y DB22), donde uno de ellos es el tambor, que dirige el ritmo de palada, y otro es el timonel, que lleva la dirección del barco. Sus tripulaciones las forman tanto hombres como mujeres –pudiendo ser también mixtas–, dentro de las categorías Júnior, Sénior, Open, Mixto y Veteranos. Su introducción en España se remonta al año 2003, cuando la Asociación Española de Barco Dragón comenzó su andadura en la zona mediterránea. También compite en las diferentes regatas la categoría BCS, cuya tripulación está formada por mujeres y hombres que han padecido la enfermedad de cáncer –principalmente de pecho– y cuya actividad deportiva es aconsejada por los oncólogos especialistas en la materia, tanto por su fortaleza muscular como anímica, para la recuperación de la palista después de la intervención quirúrgica.

Además, en los últimos tiempos se ha incorporado la categoría Paradragón, cuya tripulación está formada por palistas con diversidad funcional. Sus competiciones se desarrollan sobre las distancias de 200, 500 y 2.000 metros, que es la competición de fondo. En las distancias cortas compiten en calles similares a las de un campo de regatas de sprint, y las de fondo se realizan con giro en ciaboga. Actualmente, en el Estado se disputa una liga de barco dragón y los campeonatos de España en las distancias de 200, 500 y 2.000 metros.

Origen

Una embarcación singular y vistosa cuyos orígenes se remontan a la leyenda de Qu Yuan, poeta y hombre de Estado en China, según explican desde la asociación española. Yuan fue acusado de traición y posteriormente exiliado, lo que le llevó al suicidio arrojándose a las aguas del río Miluo. Su empatía con la gente propició que muchas personas se subieran a los barcos para intentar recuperar su cuerpo. Al no encontrarlo, tiraron bolas de arroz envueltas en hojas para que los peces no se lo comieran, al tiempo que daban golpes de tambor para ahuyentarlos. Así se inició una tradición que todavía persiste y se celebra el quinto día del quinto mes del año lunar chino.