Estudiantes de sexto de Primaria del Colegio Público Kontxa de Karrantza han aprendido una valiosa lección práctica de lo que significa y cómo ejercer la solidaridad. Coincidiendo con una nueva campaña de gran recogida, han entregado al Banco de Alimentos de Bizkaia el cheque por un importe de 821,19 euros obtenidos en un mercadillo solidario organizado por los propios niños y niñas.
Así terminaba un proceso desarrollado en el segundo trimestre del curso que en la comunidad educativa catalogan como “interdisciplinar, transversal y transformador” y que ha enriquecido a todo el centro.
A lo largo de una semana el alumnado puso a la venta “pulseras confeccionadas durante las clases y otros tantos objetos que traían de casa para preparar sobres sorpresa”, así como con palomitas y brochetas. “Contribuyeron de forma voluntaria y convirtieron el mercadillo en un ejemplo de solidaridad compartida” que, al mismo tiempo, les enseñó el trabajo que implica ganar un dinero.
Entonces comenzó la segunda fase del proyecto. Mediante votación decidieron a qué causa se destinarían los fondos. Entre varias ONG eligieron “por mayoría” al Banco de Alimentos de Bizkaia. Y lo argumentaron. Creen que “contribuyendo con su labor se ayuda de manera indirecta al resto de organizaciones, ya que su actividad responde a una necesidad básica”.
Entregado en persona
Para poner el broche de oro, trasladaron en persona ese cheque a la delegación del Banco de Alimentos en Karrantza. “Entregamos el cheque con todo lo conseguido y fuimos partícipes de una excelente acogida por parte de los trabajadores y trabajadoras, constatando con sus palabras el valor”, del proyecto, se felicitan. Además de comprobar “el positivo impacto” de su esfuerzo, colaboraron en la clasificación de la comida de cara al reparto.
Por ello, aúnan “educación, transformación de la realidad, reflexión y acción, actuar localmente e impactar globalmente, aprendizaje, servicio a la comunidad y viceversa”, apuntala el profesorado. Sumado a “la conexión con los objetivos de la Agenda 2030 y la visión de lo que debe ser la educación del siglo XXI basada en cuatro pilares fundamentales: saber, saber hacer, saber estar y saber ser”.
Matrícula de honor para este aprendizaje desde la perspectiva de distintas asignaturas que ha permitido a los jóvenes aplicar “pensamiento crítico, resolución de problemas, toma de decisiones, colaboración, empatía, respeto y construcción de relaciones positivas”.