La comunidad rural de Gandiol, en la costa atlántica del norte de Senegal y el Centro Formación Somorrostro de Muskiz vuelven a cruzar sus destinos con la solidaridad y el talento empático como ejes vertebradores de una relación colaborativa y transformadora que permita obtener agua potable del mar con una concentración de sal inferior al 6% para su uso en riego. Utilizan para ello elementos básicos y energías renovables.

Un proyecto que beneficiará a esta comunidad rural formada por unas treinta aldeas con 30.000 habitantes y cuyas raíces nacen en 2015 con el proyecto del centro cultural Aminata –en honor a la arquitecta getxotarra Nerea Pérez-Arróspide que lo diseñó e impulsó antes de fallecer– y que prendió en el centro educativo muskiztarra de la mano de la asociación Hahatay fundada en 2012 por el senegalés Mamadou Dia.

Roberto Miguel Gamarra acudió a Somorrsotro para explicar la necesidad de agua para riego de los vecinos de Gandiol y lanzarles un reto para desalinizar agua de mar. V. Moreno

“A finales del curso pasado, Roberto Miguel Gamarra, colaborador de Hahatay (Sonrisas) vino al centro y nos explicó que necesitaban más agua potable de la que disponían. Hay mucha agua salada disponible, pero quería buscar un proceso de desalinización que fuera, aparte de renovable, muy mecánico, que lo pudieran manejar ellos allí, que no tuviera mucha infraestructura, ni eléctrica ni electrónica. Se lo plantamos al alumnado de Energías renovables para que lo incorporasen al módulo de proyecto fin de ciclo que tienen que hacer para que les den el título. Dicho y hecho. Se apuntaron 15 chicos y una chica, Naiara Vázquez, que esperamos sirva de estímulo para que otras mujeres se animen a estudiar este ciclo que tiene grandes salidas laborales”, resume Vanesa Moreno.

38 grados de media

Gandiol es una zona bastante ventosa con una temperatura de 38 grados de media al año, lo que ofrece unas condiciones inmejorables para el desarrollo del proyecto que están ultimando los alumnos –en su mayoría veinteañeros que ya están en prácticas en empresas– para la presentación del prototipo el próximo 24 de mayo ante el profesorado y la ONG Hahatay. “El principal desafío era encontrar una manera de obtener agua potable con una concentración de sal inferior al 6% para su uso en riego y para el ganado, utilizando elementos básicos y energías renovables.

Para ello, han diseñado un prototipo capaz de extraer agua de un pozo mediante una bomba alimentada por energía eólica (molino de viento y un tornillo de Arquímedes), calentarla con energía solar hasta cierta temperatura para generar vapor de agua y luego recoger el agua condensada en un recipiente para su uso como agua de riego. Se han formado equipos para abordar la situación de manera integral: uno para la extracción de agua, otro para el calentamiento y un tercero para el proceso de condensación y recolección de agua potable. “El prototipo se acompaña de todos los planos necesarios para construir todas las piezas empleadas para que allí puedan dimensionarlo a las necesidades que quieran cubrir”, destaca Vanesa Moreno.