Un nutrido grupo hizo su entrada con sus maletas y mochilas a cuestas. La estancia en Zalla se prevé larga y entretenimiento sobra en el interior del frontón Mimetiz. La cancha se ha llenado de mesas hasta el domingo para la séptima edición del gran encuentro de juegos de mesa organizado por la asociación bilbaina Ábaco.
En la base de datos de los ordenadores instalados para la ocasión han registrado “cerca de quinientos juegos” listos para ser prestados en partidas que pueden durar desde apenas un minuto o prolongarse varios días, “hasta que cerremos”, bromea Jokin García, integrante de la organización.
Jugadores y jugadoras se han desplazado expresamente desde otros puntos de Enkarterri y Euskadi, “La Rioja, Toledo, Valladolid, Madrid, Nafarroa...”, en muchos casos, quienes prueban, repiten y forjan amistades en torno a esta afición. “Vienen por los juegos y se quedan por la gente, igual les encantan, pero no conocen a nadie que comparta su interés”, razona Jokin.
Treinta voluntarios se alternan en los turnos, que cubren las 24 horas del día “sin saber en qué momento se va a concentrar más afluencia”. En un mostrador anotan las peticiones, para coger el juego elegido entre una extensa biblioteca que destaca por su variedad de géneros: “de estrategia, colaborativos, escape room sobre un tablero...”
Mercado “inabarcable”
Llevan estadística también de los juegos más reclamados. El año pasado triunfaron “Men at work o Heat, de carreras, en el que tenemos un circuito diseñado por un amigo que reproduce el centro de Bilbao”. El mercado “es inabarcable”, asegura, aunque parezca que ordenadores y videoconsolas eclipsaron hace tiempo a los juegos tradicionales.
Lo saben en la asociación Ábaco, constituida en 2013 en Bilbao, que coordina desde 2015 las jornadas de juegos de mesa. Primero en Orduña y, desde 2017, en Zalla, donde se encuentran como en casa. Tras la ausencia obligada por la pandemia, retomaron el evento con más fuerza si cabe. El año pasado “el Jueves Santo por la noche no cabía ni un alfiler”, comenta.
Cuentan con la colaboración de otras asociaciones como Atlas, Alter Paradox, Valinor y Tarasu en un programa que ofrecerá también partidas de rol, rol en vivo, juegos de miniatura y una ludoteca familiar, entre otras propuestas.
Lo están disfrutando Txemari Zubero y Pili Zuazu, habituales de las jornadas que acuden “desde la segunda edición” y se quedan hasta mañana. “Jugamos mucho, compramos en tiendas especializadas, en casa guardamos unos cuarenta”, señalaron en un breve paréntesis de una partida. Desde Etxebarri, David Amboage y Naiara Beraza inculcan la afición a sus hijos, de 9 y 4 años, porque así “no miran tantas pantallas y se genera una relación mayor entre los jugadores”.