Tiene 82 años y talento a raudales. Ángel Díaz se jubiló hace más de década y media tras toda una vida trabajando como calderero y fue en su retiro cuando comenzó a adentrarse en el mundo del arte. “Me jubilé y me apunté a unos cursos de talla de madera. La verdad es que me di cuenta de que el trabajar con madera se me da igual de bien que trabajar con hierro”, reconoce Ángel, un jarrillero que lleva 42 años viviendo en Galdakao. Allí, en los talleres de Bekea, ha ido cincelando su talento y dando forma a las ideas que siempre se inician plasmándose en un dibujo sobre papel.

Ahora, ve cumplido uno de sus sueños al exponer parte de sus obras en el centro cultural Santa Clara de Portugalete hasta el próximo 15 de marzo. “Exponer aquí me hace muchísima ilusión porque es mi pueblo. Tenía muchísimas ganas y, al fin, se ha hecho realidad”, reconoce Ángel.

Réplica del Puente Colgante

Lleva cuatro décadas viviendo fuera de la villa, pero su carácter jarrillero sigue intacto. Así se demuestra en el orgullo con el que contempla una de sus obras, una réplica con todo detalle que hizo hace ya algunos años del Puente Colgante. La hizo de hierro y no le falta detalle. Conserva el color negro que el transbordador lucía antaño y la publicidad y el color que tenía la barquilla a inicios de este siglo. “Tiene 10.192 tornillos”, señala Ángel con el orgullo de quien ha hecho una obra como pocas existen en referencia al gran emblema de Portugalete. Pero la réplica del Puente Colgante no es la única obra que se puede disfrutar en el centro cultural Santa Clara ya que con sus manos y su incansable talento, Ángel también creó una réplica a escala de la emblemática grúa Karola que luce junto al Museo Marítimo.

También se puede contemplar una obra de marquetería con la que creó una pequeña réplica de la Torre Eiffel. A Ángel, quien trabaja sus obras en una de las habitaciones de su casa o en los talleres galdakoztarras de Bekea, no hay obra que se le resista. En este sentido, también talló en madera el Guernica de Picasso y no se amilanó a la hora de dar forma a unos instrumentos musicales de madera. Siguiendo el mismo esquema que hacía cuando era calderero, llevó del dibujo a la madera instrumentos como un violín o un arpa. Uno de sus violines lo probaron en la Escuela de Música de Galdakao y sí, funcionaba. “Claro que funcionaba. Me dijeron que me había equivocado de profesión, que tenía que haber sido luthier”, asegura Ángel.

En la zona central junto al Puente Colgante luce una fragata hecha con madera a la que no le falta ni un sólo detalle. Quizá esta no sea la única vez que sea vea esta fragata en Portugalete. Tiempo al tiempo. Ángel lleva muchas horas dedicadas a su pasión y espera que sean muchas más. “Sólo hace falta tener gusto y ganas y, de momento, ganas tengo de sobra”, explica. Con ese buen gusto y las ganas de las que hace gala, ya está trabajando en el que será su próximo proyecto artístico. “Estoy empezando a dibujar, a diseñar una zonfona, que es un instrumento musical”, zanja este jarrillero que hasta el día 15 de marzo llenará de arte su amada villa.