Hilario no es su segundo nombre, sino su apellido “castellanizado del Hillary originario de Sussex, Reino Unido”. Ramón Hilario Rodríguez desciende “de un inglés que vino a Bilbao”, pero para su última novela –que presenta hoy en Barakaldo– ha elegido rebobinar aún más, hasta el siglo XVII. La fuente del as de copas sumerge al lector en las aventuras de un joven de Amorebieta en constante peligro por intrigas políticas que involucraban a las potencias de la época. “He publicado catorce libros en total y me apasiona la historia”, cuenta.

¿Desde cuándo?

—Me crié en Medina de Pomar. Allí, de niño, conocí el monasterio de Santa Clara de la mano de las monjas y a través de mi abuela. Aprendí sobre los Fernández de Velasco, los condestables de Castilla, que están enterrados allí, y conecté con el amor a la historia. He escrito varios libros sobre ellos y presido la asociación cultural Fernández de Velasco. Aparte, también escribo cuentos, ensayos, artículos para diversos periódicos... Sin embargo, mi trabajo no guarda relación con eso, he sido abogado y criminólogo.

¿Ha incorporado algo de ese campo a sus tramas?

—Me han preguntado por qué nunca me he decantado por la novela policiaca porque en 37 años de ejercicio ha existido de todo. Como criminólogo y especialista en Derecho Penal he estado en el Supremo, la Audiencia Nacional, Tribunales Superiores de Justicia… Ahora escribo una novela, El brujo del Argalario, situada en Barakaldo que va a recoger alguno de los casos que he llevado y que me han parecido más llamativos. Eso sí, sin aportar muchas pistas, ni citar nombres.

Y, ¿qué le ha inspirado para ‘La fuente del as de copas’?

—Me dicen que es la primera novela vasca de aventuras de capa y espada. No lo hice con esa intención ni mucho menos. Me llamó la atención la leyenda de la fuente del as de copas, que se encuentra en Leintz, en la zona de Mondragón. El rey Felipe III pasaba los veranos allí huyendo de los calores de Toledo y Madrid. Se cuenta que en una partida de cartas un noble francés hizo trampas y el rey lo echó de la mansión y advirtió que de él no se reía nadie, que fueran a por él y lo mataran. Vieron que en la baraja faltaba un as de copas que el francés se había escondido en la manga. Cuando advirtió la presencia de los sicarios, él mismo lo tiró a la fuente. Casi la desbarataron sin que apareciera la carta y lo asesinaron. Reconstruyo la leyenda enmarcándola en un dato que muy pocos conocen.

¿Cuál es ese dato?

—Por mi labor de investigación accedí a fondos documentales. La famosa guerra de los Treinta Años, que involucró a varias potencias europeas, se declaró en Bilbao. La reina Ana de Austria mandó a un embajador a pedir auxilio a su padre, Felipe III, para apartar a su marido Luis XIII de la influencia del cardenal Richelieu. En Bilbao tuvo lugar una reunión, a la que el embajador, Jean Lafet, vizconde de Chantilly, llegó por Otxandio y le recogió un protegido del hidalgo de Durango, señor de Aldanondo, quien le llevó por Dima, Galdakao y Amorebieta.

¿Cómo encajan recetas gastronómicas en estas andanzas?

—En las paradas obsequiaron al vizconde con diversos platos. Estamos en 1618. Los productos americanos, como patata o pimiento, todavía no se habían introducido en los hogares. Algunos lectores las han cocinado en sus casas y se han sorprendido de lo deliciosas que están. He podido dar con ellas en el archivo diocesano de Derio, la parroquia de Otxandio a través de un investigador impresionante como Juan Mari Orúe, y algo en los fondos del archivo de la Diputación.

¿Cuesta recrear la sociedad de ese tiempo?

—Hay que escarbar porque queda poco material. Me he basado sobre todo en los mercados. Hurgando en la plaza de abastos anterior a la que había, situando el Ayuntamiento antiguo, en la plaza de San Antón, las siete calles... Ahí discurría la vida de Bilbao.

En noviembre habló sobre el libro en Balmaseda.

—Sí, la villa cobra protagonismo. Cuando se entera de los planes de la reina, Richelieu envía a un sicario, el malo de la novela. En un momento dado, decide huir a Francia a través de Balmaseda queriendo pasar luego a Araba y continuar a la frontera porque por la costa preveía más peligro. En el palacio Horcasitas se desarrolla el último lance. l

En corto

Presentación, hoy. El centro cívico Clara Campoamor de Barakaldo acoge la presentación del libro esta tarde a las 19.00 horas, moderada por Evaristo Abajo Hernando.

Recetas y relatos de terror. Delicias gastronómicas de principios del siglo XVII aderezan las vicisitudes de los personajes. Además, ha incluido relatos de terror y misterio tomados de leyendas antiguas.

Obras

Catorce ya publicadas y más en ciernes

En ‘El brujo del Argalario’ plasmará parte de sus vivencias como abogado. Además, lleva doce años investigando historia y arte de cada municipio vizcaino.—Sí, la villa cobra protagonismo. Cuando se entera de los planes de la reina, Richelieu envía a un sicario, el malo de la novela. En un momento dado, decide huir a Francia a través de Balmaseda queriendo pasar luego a Araba y continuar a la frontera porque por la costa preveía más peligro. En el palacio Horcasitas se desarrolla el último lance. l