Sonaban letras melódicas en las voces del coro 4kote: Mendian larrartean; Aurkitzen da loretxo bat; Aurrean umetxo bat; Loretxoari begira… Fue una mañana, la de ayer, de fortaleza y de miradas y pasos adelante. En el salón de actos, una pareja no perdía el contacto entre sus brazos y sus manos. Sus corazones están dañados. Fue una mañana, sin duda, también de emoción, porque era imposible que ésta no apareciera y tomara forma en los ojos. Pero, sobre todo, fue un momento para abrazar y compartir. Porque hasta del dolor que apuñala las entrañas pueden salir destellos de luz, energía, unión, lucha, objetivos alcanzados… Es lo que está consiguiendo Esku Hutsik, la asociación de duelo gestacional, perinatal y neonatal de Euskadi, y es lo que se palpó en la primera edición de sus premios, celebrada ayer en Romo Kultur Etxea. Y es que el hogar central de esta agrupación reside en Getxo. “Siempre hemos tenido los brazos abiertos aquí, por parte del Ayuntamiento y de la entidad Sarekide”, agradeció la presidenta de Esku Hutsik, María González.
Tres fueron las galardonadas en esta gala de estreno. El premio profesional recayó en Lorea García, matrona de la OSI Bilbao Basurto, miembro de la guía de duelo perinatal en el hospital, profesora de los residentes y una de las personas que participa de forma activa con Esku Hutsik, impartiendo y desarrollando programas formativos. La distinción individual fue para Nerea Garaizar, fotógrafa perinatal y especialista en acompañamiento en el embarazo, una vía que abrió tras las pérdidas de los hijos que esperaba, lo que le hizo sentir la necesidad de acompañar a otras madres que pasaban por la misma experiencia. Además, colabora con Esku Hutsik con un proyecto de fotografía en duelo. Por último, el reconocimiento a la entidad colaboradora se lo llevó Tejiendo en Vitoria, grupo de amigas que se reúne todos los martes y jueves en Gasteiz para coser con vocación solidaria y que hace gorritos para esta asociación con sede en Getxo.
Esta ceremonia fue un grito más a la sociedad, que tanto ha de aprender... Fue un altavoz para callar tabúes, frases que hieren y síntomas de incomprensión, y para enfocar este dolor, que existe y que está justificado. “¡Da igual cuánto pesaba! ¡Da igual cuántos centímetros eran! ¡Da igual qué semana era!”, clamó María. “No tenemos por qué vivir en la intimidad de nuestro hogar todo esto”, admitió Nerea. “A mi amiga Sonia, que perdió a su hija en el parto, le decían: No te preocupes, ya tendrás otro; Bueno mujer, no pasa nada o Ahora, ¿para cuándo el siguiente? Ella pensaba: Me hablan como si hubiera perdido la cartera”, contó la concejala getxotarra de Cohesión Social, Carmen Díaz, presente en el acto de Romo Kultur Etxea. “Os pedimos disculpas por no estar a la altura y por palabras bienintencionadas pero que no ayudaban”, añadió la edil. Estas son algunas de las muestras, que agrandan el dolor, y que explican por qué se creó Esku Hutsik “hace casi tres años como una asociación sin ánimo de lucro que busca visibilizar el duelo gestacional, perinatal y neonatal concienciando a la sociedad y acompañando a los profesionales sanitarios y a las familias que han sufrido o están sufriendo las muertes de sus bebés”, como recordó su presidenta. Actualmente, la organización arropa a 125 familias.
“Hemos recibido dos premios y en la junta decidimos que nosotras teníamos que poner en valor a las personas y entidades que nos ayudan”, argumentó la presidenta. De ahí, estos galardones. El primero, para Lorea García. “Con 21 años, empecé a trabajar ya en Santamarina, así que pronto me puse de cara a la muerte, pero fue con la experiencia de mi amiga Naiara y su hijo Jon cuando empecé a acercarme a las familias en duelo desde otra perspectiva. Pensé que había que cambiar cosas y esa andadura comenzaba desde el hospital apostando por la humanización”, sostuvo una de las autoras de la guía del duelo perinatal. Para muchas, “el faro” en esta travesía, como destacó la directora de enfermería en OSI Bilbao Basurto, Isabel Malmierca, implicada también en ese protocolo que “requería de un plus”; porque “no bastaba sólo con la evidencia científica, sino que había que sentir”.
La fotógrafa Nerea Garaizar fue otra de las protagonistas ayer. “Aquel primer bebé que habitó en mi útero dio el vuelco total a mi vida. Sentí una profunda soledad cuando se fue y no sabía cómo encontrar la salida; en el entorno nadie hablaba de ello. Tuve muy claro, cuando pude seguir adelante, que mi labor iba a ser acompañar a las mujeres para que no pasaran por lo que yo pasé y también, mi pareja. Era fotógrafa aficionada y me formé para ser profesional, porque tenía claro que había que visibilizar a estos bebés”, aseguró.
El último reconocimiento fue para el grupo de amigas Tejiendo en Vitoria. “Es el primer premio que nos dan en diez años y hemos tenido que venir hasta Getxo a por él”, rieron entre los instantes de quebranto.