Cita redonda en todos los sentidos para los Premios Sabino Arana que esta mañana de domingo han llenado el Teatro Arriaga. Redonda porque la cita cultural cumple 35 años de entregas de galardones ininterrumpidos y porque la convocatoria ha sido todo un éxito por las personalidades presentes, entre ellas Iñigo Urkullu en la que ha sido su última asistencia ostentando el cargo de lehendakari. Y como ha recordado Mireia Zarate, presidenta de la Fundación Sabino Arana, es tambien un acto redondo al recordar que "se cumplen 120 años del fallecimiento de nuestro fundador y maisu".

Junto con otros representantes políticos y de la sociedad vasca, Urkullu pudo saludar a los cinco premiados, el músico donostiarra Antton Valverde, varias componentes del equipo femenino de ciclismo de Laboral Kutxa-Fundación Euskadi, representado también por su embajadora Joane Somarriba, Laura Igantzi, presidenta de Euskal Artzainak Ameriketan (EAA), el investigador y arqueólogo gasteiztarra, Armando Llanos, y el ex entrenador del Athletic, Javier Clemente.

La presidenta de la Fundación, Mireia Zarate, ha sido quien ha puesto en contexto los elegidos para esta edición de los premios además de analizar la situación en la que se encuentra la sociedad vasca en un entorno cada vez más globalizado. Zarate ha lanzado un mensaje de optimismo reivindicando lo que denominó “modernidad sólida”, cuyos atributos serían "la comunidad, la identidad colectiva, la capacidad de generar y los valores”. Todo ello para superar y dejar atrás lo que el sociólogo Zygmunt Bauman definía como “modernidad líquida”, cuyos rasgos característicos negativos son la incertidumbre, la movilidad, el individualismo y la pérdida de los mencionados valores.

Un mundo de cambios

Ha destacado así mismo los “tiempos de crisis y cambios que vivimos” que en la actualidad se ven acrecentados por la “globalización y las redes sociales que hacen que todos estos procesos estén proyectándose machaconamente en todos los sitios y a todas horas”.

Tras alabar el trabajo y las razones por las que han sido premiados los elegidos cada uno ha subido al escenario del teatro para recoger sus trofeos entre el aplauso de los asistentes en una gala presentada por Iranzu Calvo y Javier Vizcaíno.

Una canción de agradecimiento

El primero en agradecer el galardón fue Antton Valverde y lo hizo cantando al piano. Para ello, ha elegido un poema de Lauaxeta, “Neguko gaba”.  “Tal y como nos cuenta Anjel Lertxundi, el sociolingüista Wilhelm von Humboldt quedó asombrado de las historias que escuchó, en compañía de Mogel y Astarloa, en sus paseos por los alrededores del monte Oiz”, ha afirmado Valverde. En aquel entorno en el que se fusionan naturaleza y tradición ubicó Lauaxeta el poema que Antton Valverde ha dedicado a la audiencia.

El sueño del ciclismo femenino

A continuación, recibieron la ovación de los asistentes la embajadora del equipo femenino Laboral Kutxa-Fundación Euskadi, Joane Somarriba, junto a las corredoras Naia Amondarain, Catalina Soto, Eneritz Vadillo, acompañadas de Aitor Galdós, presidente de la Fundación Euskadi. Ha tomado la palabra la veterana ciclista para agradecer el premio y recordar como hace más de do décadas tuvo que marchar a Italia para desarrollarse como profesional, ha reconocido que hoy día “las mujeres ciclistas de Euskal Herria tienen la oportunidad de ser profesionales en casa de la mano de Laboral Kutxa”.

Tras sostener que “el ciclismo es un deporte terriblemente exigente, que requiere de mucho trabajo, sacrificio y esfuerzo” ha dedicado el premio “a las mujeres valientes que aprietan los dientes y luchan con todas sus fuerzas para lograr sus sueños”. Ha terminado su alocución con un ilusionante "¡Ánimo, chicas, que unidas las fuerzas conseguiremos todos los sueños!".

Pastores vascos de Ámerica

Otra mujer fue la encargada de recoger el reconocimiento a los pastores vascos en América. Laura Igantzi, como presidenta de Euskal Artzainak Ameriketan (EAA) y descendiente de pastores emigrados de Lesaka al otro lado del charco, puso en valor el trabajo realizado por estos profesionales que crearon una imagen de los vascos procedentes de Iparralde y Hegoalde "de personas trabajadoras, leales y que cumplen su palabra". Un perfil que todavía hoy perdura en Estados Unidos.

La emoción ha inundado la platea cuando a continuación se ha emitido el video enviado por Blanca Lasa, esposa de un pastor lesakarra con el que marchó a Wyoming, primero, Montana, después, para acabar en Utah, resumiéndonos, brevemente, su vida junto a sus hijos, Iñaki y Xabier, y sus cinco nietas.

Arqueología en vena

El trabajo continuo y el esfuerzo por ahondar en las raíces de lo vasco tuvo su representante en el arqueólogo alavés Armando Llanos. El investigador ha dedicado cerca de siete décadas de su vida a la investigación arqueológica de la prehistoria reciente y de la protohistoria de Euskal Herria. Su lucha por la protección del rico patrimonio arqueológico ha sido agridulce como confesó ya que “algunas veces ha tenido resultados positivos" pero también "sus lados oscuros, viendo impotente cómo se destruían importantes yacimientos al faltar un apoyo legal que amparase su conservación”, ha denunciado.

A por otra copa

Javier Clemente no se ha considerado merecedor del galardón y ha manifestado que creía que aquel doblete Liga-Copa con él como entrenador hace 40 años “las ganaron los jugadores” y que “el entrenador no fue tan importante”. Ha confesado que “me sorprendió que me otorgaran el galardón”. Poco antes de recoger el premio también tuvo tiempo para valorar la gran trayectoria que lleva el Athletic ahora mismo. “Podemos llegar a hacer algo grande aunque todavía nos queda hacer la mitad del camino” ha asegurado. Sobre si se sacará de nuevo la gabarra Clemente ha quitado importancia al acto en sí y ha dicho que “da igual si se saca una piragua, el caso es ganar”.

Los galardonado posan para la prensa en la escalinata principal del Teatro Arriaga Borja Guerrero