Actuaron de forma sorpresiva, conformando un círculo que se estrechaba alrededor de la víctima, a la que le imposibilitaron cualquier defensa antes de atacarla. La Fiscalía y la acusación particular coinciden en que ha quedado acreditada la “alevosía” con la que actuaron los agresores de la brutal paliza que propinaron a Alex en Amorebieta. No solo eso, sino que consideran que “su ánimo era matar” a la víctima, a la que negaron el deber de socorro tras abandonarla gravemente malherida. Bajo esa premisa, la Fiscalía solicita una pena de 14 años y ocho meses mientras que la acusación particular eleva la petición a prisión permanente revisable en su grado inferior de 30 años de prisión. En el juicio, que ayer quedó visto para sentencia, se juzga la implicación de los siete acusados mayores de edad en la agresión. La defensa de los encausados, por su parte, además de negar la alevosía, solicitan la absolución de cinco de sus representados al entender que no hay pruebas concluyentes que determinen su participación individualizada.

En la última sesión del juicio, que se ha alargado durante siete sesiones, la fiscal consideró probado que los acusados trataron de asesinar a la víctima, ya que el vídeo de 50 segundos en el que se recoge gran parte de la agresión -grabado y subido a redes sociales por los propios agresores- “evidencia una actuación para la destrucción de una vida humana”. Se trata del mismo “ánimo de matar” que se resolvió en el juicio que se celebró en junio del año pasado contra los ocho menores de edad implicados en la misma agresión. El hecho de que se optara por grabar la agresión evidencia para fiscal “una decisión conjunta y tácita” del grupo de cometer ese ataque y dejar constancia de la misma. La grabación del vídeo, donde se identificó a una veintena de jóvenes -menores y mayores de edad-, es precisamente la principal prueba contra los acusados, ya que días después “todo a punta” a que algunos de ellos resetearon sus teléfonos móviles para eliminar pruebas incriminatorias, según apuntaron agentes de la Ertzaintza.

Durante su intervención, la representante de la Fiscalía consideró acreditado no solo ese ánimo de matar, sino también la alevosía, ya que la víctima no podía intuir la agresión, recibió golpes en la cabeza, zona de especial riesgo vital, por la “entidad e intensidad” de los golpes, porque los agresores llevaban botellas y palos y porque actuaron como grupo para rodear, intimidar e impedir la huida de la víctima aprovechando la ausencia de su amigo. Asimismo, tras un exhaustivo análisis, fotograma a fotograma, del vídeo, la fiscal detalló cuál fue la participación de cada uno de los acusados en la agresión. Sin embargo, habló de coautoría, que “no es una suma de autorías individuales sino una forma de responsabilidad por la totalidad del hecho”. En ese sentido, consideró que “todos estuvieron presentes en la agresión y permanecieron en el lugar de los hechos con la idea de acabar con la vida de Alex”. En esa línea, también alegó que todos se marcharon dejándolo gravemente malherido y abandonado, negándole el deber de socorro.

Grupo criminal

“No se puede sostener que ninguno de los actuantes no se esperara ese final”, expresó, por su parte, la abogada de la acusación particular, que recordó que “la mayoría de las lesiones se produjeron en la cabeza”. De hecho, según aseveraron las forenses en la sesión anterior, las lesiones en el tronco y en las extremidades fueron tan residuales que ni siquiera se recogieron en el primer parte de los servicios de emergencias. “Todos ellos conforman esa agresión”, aseguró la letrada, quien indicó que “es una acción conjunta y no se puede repartir por cuotas” por lo que “el dominio del hecho se mantiene en todos los agresores”. De la misma forma que la Fiscalía, la acusación particular tildó de “alevosía de libro” la empleada por los agresores. “Son doce contra uno y a la vez”, alegó. “Agarran a la víctima y pretenden anular del todo su defensa. Le quieren en el suelo. Y una vez en el suelo aprovechan para continuar con la agresión. Hasta tres veces se levanta Alex”, apuntó.

Sin embargo, la letrada de la acusación cree que el ataque va “más allá” porque los agresores pertenecen a un “grupo criminal”. A lo largo del juicio, varios de agentes de la Ertzaintza han identificado a los acusados como miembros de Los Hermanos Koala, una de las quince bandas juveniles que opera en Bizkaia de la que se tiene constancia desde al menos mayo de 2021. A juicio de la letrada, los acusados acordaron su actuación para cometer delitos desde “el miedo, la mentira y la lealtad extrema”. Asimismo, considera que queda probada la relación previa entre los acusados por fotos y vídeos previos a la noche de autos, en las que empleaban las siglas LHK o signos con las manos al “estilo trinitario”. En esa línea, afirma que el compromiso de sus miembros “para participar en peleas” y “robar móviles” se percibe durante toda la madrugada de los hechos, en la que “su actividad delictiva no para”.

Acuerdo previo

“¿Es un grupo criminal por tener un grupo de WhatsApp en el que se llaman Los Hermanos Koala?”, cuestionó por su parte uno de los abogados de la defensa durante la jornada dedicada a los informes, en la que cada una de las partes contó con 20 minutos otorgados por Reyes Goenaga, magistrada presidenta del tribunal. En ese sentido, otro de los letrados indicó que “llamarse papi o bro”, términos propios de la jerga, no revelan la pertenencia a una banda. “No existió ningún concierto de voluntades para ir a matar a una persona”, insistió otro de los abogados en relación a una idea que apuntaló otro de sus compañeros, ya que según expuso, “para apreciar la coautoria se exige un acuerdo previo”.

Este punto es importante para los abogados de la defensa ya que si tres de ellos aseveraron que sus defendidos -Devyson R. A., Diego A. M. y Ouddou A.- no tuvieron una participación activa en la pelea, hasta cinco de ellos consideran que sus representados deberían ser absueltos al alegar que su participación individualizada no justifica las condenas que se solicitan. “No se puede equiparar la actuación de los menores a la de los mayores”, sostuvo uno de los letrados con respecto a la agresión en la que, además, no perciben alevosía. “No fue un ataque súbito. Alex pudo defenderse o salir corriendo”, afirmó otro de ellos. En ese sentido, los abogados de la defensa hablaron de “abuso de superioridad”, lo que se considera un agravante de menor relevancia.