Alonsotegi ha recordado con un minuto de silencio y una ofrenda floral a las víctimas del atentado del bar Aldana, ocurrido hace 44 años, y ha reclamado conocer "la verdad" como camino hacia "la reconciliación".

El 20 de enero de 1980, una bomba colocada en la puerta del bar Aldana, en un atentado reivindicado por los GAE (Grupos Armados Españoles), acabó con la vida de Manuel Santacoloma, Liborio Arana y el matrimonio formado por Mari Paz Ariño y Pacífico Fica, y dejó más de diez heridos.

Este sábado , el ayuntamiento de Alonsotegi ha recordado a las víctimas en un acto que ha contado con la presencia de la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa, celebrado en el lugar en el que se encontraba el bar Arana y que ahora ocupa un gran mural conmemorativo.

El homenaje ha estado encabezado por una pancarta del consistorio que recordaba a las cuatro víctimas mortales del atentado y en la que se podía leer, en castellano y euskera, el lema "La verdad es el camino a la reconciliación".

Tras guardar un minuto de silencio, familiares de las víctimas y representantes institucionales han depositado flores en el mural que fue realizado por los artistas Carlos Baudilio y Aritz Muguerza con la colaboración de vecinos de la comarca de las Encartaciones.

Alonsotegi ha aprobado esta semana una declaración institucional en la que reclamaba "conocer la verdad", exigía "justicia" y se comprometía a "mantener vivas en el recuerdo a todas las víctimas del atentado al bar Aldana.

Además reivindicaba "como bases para la convivencia" el "rechazo a todo tipo de violencia, el reconocimiento del daño causado, la reparación a las víctimas (evitando su categorización) y la garantía de que la violencia no vuelva a repetirse".

También instaba al Gobierno de España a "asumir su responsabilidad con relación al atentado" y a que "rechace los hechos y reconozca el daño causado", así como a modificar la Ley de Secretos Oficiales para que "se esclarezca lo acaecido y se depuren responsabilidades".

"Solo así podremos situar la convivencia en parámetros mínimamente democráticos sobre los que abordar un proceso de solución definitiva para el conflicto político y sus consecuencias, porque no hay memoria sin verdad y no hay convivencia sin memoria", señala la declaración aprobada por el Ayuntamiento.