El Día Mundial de la Infancia, es una fecha clave para reivindicar los derechos propios de todo niño, niña y adolescente, y poner en valor aquello que tienen en común, sin importar su procedencia, sus antecedentes o sus circunstancias. Un día para derribar barreras, tanto en el ámbito local como mundial.

En esta fecha conmemoramos la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989, que puso por fin por escrito todos aquellos derechos de niños, niñas y adolescentes que la humanidad ya conocía y pedía desde hacía tiempo. Innegablemente, los tiempos han cambiado mucho y se han realizado avances, pero las vulneraciones de derechos han sido y serán injustas e inaceptables en cualquier época y circunstancia.

Los niños, niñas y adolescentes se encuentran en el inicio de la vida, por lo que requieren derechos específicos que garanticen su protección, desarrollo y cuidado en cada fase de su crecimiento. Y, por ello, es esencial proteger esos derechos y garantizar su cumplimiento en cualquier circunstancia. 

La historia de Aminah

La historia de Aminah Unicef

Los derechos de la infancia son fundamentales. Es decir, son imprescindibles para la vida, el desarrollo y la dignidad de niños y niñas, y les permiten integrarse en la sociedad, tener una vida digna y satisfacer sus necesidades.

No importa que sean grandes o pequeños, chicos o chicas, su país de origen, su color de piel o si tienen alguna discapacidad. Todos los niños, niñas y adolescentes tienen los mimos derechos, como el derecho a la salud, la educación o la inclusión.

En la foto vemos a Maricica, de 6 años, que vive en Moldavia y quiere ser jugadora de fútbol. © UNICEF/UN0735560/Orehov.

Sin embargo, cada derecho está relacionado con los demás y depende de ellos. Para que un derecho se cumpla, es necesario que se respeten y protejan también los demás derechos. Son interdependientes e indivisibles. Ninguno es más importante que otro y todos son igualmente necesarios. El derecho a un medioambiente adecuado, por ejemplo, se relaciona con el resto, puesto que si los niños y niñas no viven en un entorno limpio y saludable, su salud puede verse afectada, y tras ella su derecho a la educación, etc. Frente al cambio climático las niñas y los niños vuelven a ser los más vulnerables.

Asimismo, los derechos son inalienables, nadie puede quitarlos o comprarlos. Son propios e intransferibles, no se puede renunciar a ellos ni cambiarlos por otra cosa. La identidad es un ejemplo de derecho inalienable: todos los niños y niñas tienen derecho a un nombre, a una nacionalidad y a ser registrados al nacer. Sin ella, es como si no existieran, por lo que podrían quedar desprotegidos legalmente.

Algunas personas creen que los derechos culturales son menos importantes que los demás, pero se equivocan: estos derechos son parte esencial de cada persona, son irrenunciables y vulnerarlos es discriminatorio e injusto. Otro de los derechos fundamentales de los niños y las niñas es su derecho a la participación y a dar su opinión sobre aquellos temas y decisiones que les afectan directamente.

El juego, el tiempo libre y el descanso son también derechos de la infancia y la adolescencia. Disponer de tiempo y espacios para el ocio y para jugar es clave para el desarrollo de las aptitudes sociales, cognitivas y emocionales de niñas y niños, e influye directamente en su bienestar y su salud.

UNICEF lleva más de 70 años trabajando para salvar, proteger e impulsar a la infancia en todo el mundo, en las condiciones más duras y en los lugares más remotos, para conseguir el mayor impacto en la infancia en materia de salud, nutrición, educación y protección, siempre desde la defensa de los derechos de la infancia.