Lo mismo le vale competir sobre el hielo ártico que en la jungla. Sobre las rocas o en el desierto. La trayectoria vital de Julen Urdaibai le ha llevado por medio mundo, desde el Sahara al Amazonas, de los Alpes al Kalahari. Ahora, el ultrafondista bermeano se apresta a experimentar su enésima aventura en el desierto de Wadi Rum, en Jordania, en la Ultra X Jordan, una prueba en la que en cinco días (del 2 al 6 de octubre) recorrerá la friolera de 220 kilómetros. Lejos de asustarse, el atleta mantiene inalterable su filosofía vital: “Confío en lo que he hecho hasta ahora, todo lo que he entrenado en estos últimos meses. Y sigo pensando lo mismo que cuando empecé en estas historias: al final, la carrera te pone en tu sitio, y a la mínima que cometas un error, lo puedes pagar caro. Una simple ampolla en los dedos del pie te puede dejar K.O.”.

Corriendo por el Valle de la Luna (allí se grabaron algunas secuencias de la película Marte), Urdaibai sabe a lo que se enfrenta. “En esta ocasión será algo diferente a lo que venía haciendo”, apostilla. Acostumbrado a las pruebas de ultrafondo con supervivencia, esta vez no se tendrá que preocuparse por ello. “La organización nos provee tanto para comer como para dormir, y nosotros solo nos encargamos de lo nuestro, que es correr. Eso nos facilitará mucho la vida esos días ya que no tendremos que llevar una mochila, con el peso que ello conlleva. Así que podremos ir mucho más rápido y con un equipamiento más clásico, solo tenemos que llevar el equipamiento justo. Desde luego, será más confortable”, expresaba.

En todo caso, ello no quiere decir que el atleta de Bermeo no vaya preparado. Se enfrenta al calor, aunque no al impenitente sol al que se ha enfrentado en otras coordenadas. Se enfrentará a temperaturas que oscilarán entre los 26 y los 34 grados. En cuanto a las etapas, Urdaibai comenzará el día 2 de octubre la Ultra X Jordan con 38 kilómetros. El menú de la prueba de ultrafondo encadena además otros 40 kilómetros el día 3 de octubre, otros 60 kilómetros (la etapa más larga, y que el ultrafondista cree que será la más complicada) el 4 de octubre, otros 48 kilómetros una jornada después y para finalizar, otros 34 kilómetros el 6 de octubre. Ello suma un total de 220 kilómetros.

Y sobre el terreno que pisará, el bermeotarra intuye que será “un terreno rocoso, con cañones y arena, mucha arena”. Ya conoce de sobra lo que supone la pisada sobre arena ya que ha competido en el desierto del Sahara anteriormente. “Por ese lado, voy bastante tranquilo”. También en cuanto al descanso, ya que la organización instalará los campamentos en los que podrán descansar tras cada maratoniana jornada. Además, tendrá la posibilidad de visitar el importante enclave arqueológico de la ciudad de Petra el 7 de octubre como colofón a su aventura jordana.

El Everest, en mente

La prueba jordana no era la primera opción de Julen Urdaibai. Su idea primigenia –y que lleva trazando algunos años– era enlazar el campo base del Everest, a una altura de 5.300 metros, con la capital de Nepal, Katmandu. Experimentar Asia, “donde no he estado nunca en ninguna prueba”. “Entre ambos puntos hay una buena distancia y me puse en contacto con una empresa de sherpas (guías del Himalaya) para ir detallando el recorrido, los días… Calculé que podría hacerlo en entre tres y cuatro días corriendo, siempre al estilo de lo que yo hago. Incluso tenía preparado el itinerario, con las paradas para comer o dormir. Hay que tener en cuenta que salir a la carrera a semejante altura”, más similar a un trekking que una prueba atlética propiamente dicha, “condiciona todos los planes, pero los sherpas me prestaron una ayuda fundamental para encarar la aventura”, asegura.

Pero cuando estaba todo casi cerrado, y tras largos meses de ir completando detalles, una circunstancia ajena a Urdaibai truncó su aventura. Los altos precios de los vuelos a Nepal, “que se dispararon en diciembre del año pasado”, hicieron imposible que el bermeano cumpliera la aventura soñada por él. “Ten en cuenta que me sufrago todas las aventuras y que estas no son baratas”, apostilla el atleta, que no recibe ayuda de ningún organismo público o empresa. Aun así, vaticina que en un futuro se enfrentará al reto marcado en Nepal. Lo tiene entre ceja y ceja y a buen seguro que conseguirá completarlo.