Ocurre lo mismo con cada crisis económica: disminuye el poder adquisitivo de los ciudadanos, baja el consumo y, como consecuencia, se genera menos basura. La inflación también está teniendo su impacto en la cantidad de residuos que produce Bizkaia: el año pasado se recogieron en el territorio 3.395 toneladas menos que en 2021, lo que supone un descenso del 0,53%.

Si 2021 fue el año de la recuperación de la pandemia del covid-19 de 2020, el año pasado estuvo marcado por eventos como la guerra en Ucrania y el encarecimiento de las materias primas y la energía. Como consecuencia de ello, la inflación acabó en el 5,7%, según se recoge en el balance elaborado por el Observatorio de Residuos de Bizkaia, que también apunta como explicación al descenso de la cantidad de basura que generan los vizcainos a una mayor conciencia medioambiental.

“Puede ser indicativo de unos mejores hábitos de consumo y un mayor aprovechamiento de los recursos en toda la cadena de generación del residuo”, se recoge en el informe. Ocurrió lo mismo con la crisis financiera de 2008: en 2012, los datos de generación de basura habían retrocedido a valores de una década atrás –lo habitual es que, a mayor crecimiento económico, más residuos se generen– y aún siguió descendiendo hasta rozar los 500 kilos por habitante y año en 2015. Con el paso de los años fue recuperándose hasta los 562 de 2018 y 2019, bajó significativamente en 2020 como consecuencia de la pandemia, hasta los 535, y volvió a incrementarse hasta los 557 en 2021. La ralentización del consumo, frenado por el alza de los precios, hizo que el año pasado descendiera de nuevo, si quiera levemente, hasta los 556,47 kilos por habitante y año.

Bizkaia generó el año pasado 639.571 toneladas de basura –contando tanto los residuos domésticos como los comerciales–, 3.395 menos que las 642.966 de 2021. Descendieron sobre todo los metales no envases –un 20,9%–, los plásticos no envases –un 8,41%–, el papel-cartón –un 6,49%– los envases ligeros –un 3,45%– y los voluminosos –un 1,33%–. Se consume menos, sí, pero también puede ser que las personas tiendan a reutilizar más los materiales que antes se tiraban directamente a la basura para comprar otros nuevos, y de esta forma ahorrar dinero. Llama la atención el incremento de los residuos orgánicos, que han crecido un 12%, algo que puede resultar contradictorio con un menor consumo pero que puede derivar de la implantación de contenedores marrones en municipios y zonas que anteriormente con contaban con él.

En cuanto la recogida selectiva, hay buenas noticias: los vizcainos separan cada vez más las diferentes fracciones en el contenedor correspondiente, una fórmula que facilita el reciclaje de los residuos y permite reducir la cantidad de ellos que terminan en un vertedero. La tendencia continúa al alza, alcanzando el 48,44%, lo que supone un 2,27% más sobre el año 2021. En palabras llanas: en un ejercicio se ha pasado de depositar en los contenedores específicos el 47,12% al 48,44%, reduciendo de esta forma lo que se recoge en masa, en el contenedor de la fracción resto, y que requiere una separación específica tras recoger el contenedor. “Esto evidencia que el hábito de realizar una separación selectiva de los residuos paulatinamente se va afianzando en la población”, destaca en el informe Garbiker, la sociedad dependiente del departamento foral de Medio Natural y Agricultura que gestiona los residuos en el territorio.

Entre las fracciones con mejores resultados durante el año pasado en comparación con 2021, destaca sobre todo la citada de biorresiduos, con un incremento total del 12%. Los residuos de construcción y reparación, con un 7,86%, y el vidrio, con un 4,14%, también experimentaron incrementos significativos.

¿Qué hay en cada bolsa de basura?

La bolsa de la basura de un vizcaino medio, de 556,47 kilos estaría compuesta por 286,89 de residuos mezclados; 68,75 de papel y cartón; 29,41 de vidrio, 23,70 de envases ligeros; 17,23 de voluminosos; 17,14 de residuos orgánicos, y 32,35 de misceláneos. También hay una pequeña parte, 380 gramos, de residuos peligrosos.

Y una vez que se tira la basura en el contenedor, ¿qué? En Bizkaia, los residuos pueden tener cinco destinos diferentes: pueden ser preparados para reutilizarse y reciclarse, se puede hacer compost con ellos, se pueden utilizar para generar energía, pueden recibir un tratamiento previo antes de llegar a vertedero o pueden eliminarse directamente, lo que se denomina vertido crudo. En el caso del territorio, a prácticamente la mitad de la basura se le da una segunda vida: el 49,37% de los residuos se reciclan o reutilizan. Algo más de un tercio (un 35,67% para ser exactos) se usa para generar energía, otro 3,08% es materia orgánica con la que se produce compost, y el 11,68% se deposita en vertedero. Dos apuntes respecto a este último: la mayoría –59.537 de las 70.154 totales– son residuos de la planta TMB que por su volumen no han podido ser valorizados energéticamente y se inertizan, y 10.618 toneladas son residuos de limpieza viaria y de playas, y fracción rechazo de los garbigunes. Una excepción que recoge la propia normativa, que establece que la basura que va a vertedero debe ser sometida a tratamiento previo, salvo que no sea técnicamente viable.

La situación ha dado un vuelco considerable en los últimos años: los residuos que se llevaban a vertedero representaban un 15,05% hace siete años, frente al 11,68% actual, y la valorización energética ha descendido del 42,24 al 35,67%. ¿Qué ha aumentado? El reciclaje, del 41,6 al 49,3%, y el compostaje, del 1,1 al 3,28%. l