“Cuenta la leyenda que, en el siglo XVII, la Virgen se apareció a una pastorcilla del lugar y le pidió que erigieran un templo en su honor. Existen evidencias documentales y fotográficas de que, desde inicios del XX han acontecido homenajes y peregrinaciones al alto”, se puede leer en el panel informativo del mirador situado a los pies de la estatua de Nuestra Señora de El Suceso que brinda una espectacular panorámica sobre Karrantza. Cada 18 de septiembre la patrona bendice simbólicamente la romería que lleva de vuelta a vecinos y personas nacidas en el valle que residen en otros lugares.

“Caiga el día que caiga, muchísima gente se lo pide libre en el trabajo”, reconocía una persona “de Bilbao”, asidua al valle, pero al coincidir ayer en lunes dio pie a extender el fin de semana en un puente festivo. Por eso, en la campa se habían reservado varias parcelas para aparcamiento de vehículos.

“Yo recuerdo autobuses y autobuses que venían desde Bilbao y Cantabria. Se formaba una caravana que se prolongaba hasta el alto de La Escrita; hace años, incluso circulaba un tren especial”, rememoraba con un punto de nostalgia. Todavía hoy “conozco gente que se acerca andando desde otros municipios”.

No llegaron a tanto los integrantes de la familia Galarza que se reunieron ayer lunes en Karrantza. “No todos, porque somos muchísimos”, señaló el grupo después de tomarse una fotografía con el pañuelo conmemorativo de la quedada de 2016 en el barrio de Ranero, donde se hunden los orígenes de la saga. Asistieron más de 130 personas en una cita para el recuerdo que tuvo eco en las páginas de Hemendik.

De “Villaverde, Zalla y Karrantza” procedían los miembros de otra cuadrilla intergeneracional que cogió sitio en la campa sobre las 10.00 horas. ¿Plan B por si arreciaba la lluvia, como hacía presagiar lo que comenzó como un sirimiri? “El coche está aquí al lado, así que... ¡correr”, bromearon.

Dentro de la ermita estuvieron a cubierto los feligreses que asistieron a las distintas misas. Desde hace unos meses un código QR instalado en la puerta detalla la historia de este enclave arraigado en el corazón de los carranzanos. “La construcción primitiva se remonta a 1670. A lo largo del siglo XIX se acometieron una serie de ampliaciones, tales como la capilla de San Antonio (1820) o el pórtico (1895). Ya en 1927, se adosó una torre al edificio principal, pero un huracán ocurrido el 14 de febrero de 1941 derribó el hastial, teniendo que ser restaurado en 1952”, describe.

Memoria histórica en QR

Dentro de una ruta de memoria histórica que engloba otros lugares, además, el código QR –cuya información también se puede leer en la página web municipal– ahonda en cómo se vivió la guerra civil en El Suceso. La herramienta divulgativa reproduce el testimonio del vecino Marcial Canales, quien rememoraba que finalizada la contienda, “la ermita quedó llena de paja ya que por el pórtico habían pasado caballos y mulos y la habían utilizado milicianos y zapadores” y el cura ordenó a su suegra que la limpiara. Añadía que “durante la primera misa, el sacerdote culpaba a los rojos de haberse llevado el niño de la imagen de la Virgen, cuando en realidad la imagen daba la espalda a los feligreses para que no pudieran verlo”.

En una atmósfera totalmente alejada de aquella tensión, ayer lunes el coro femenino Abesti Lagunak volvió a amenizar la misa mayor. Mañana, a las 18.00 horas en la capilla de la residencia de Soscaño, ofrecerán un recital con Iñaki Basabe para ayudar a construir una escuela infantil en Senegal, un proyecto que han conocido por medio del párroco del valle. Además, continúan con sus concentraciones de los Lunes sin sol después de cada asesinato machista. “Al menos un tercio de los asistentes son hombres”, se felicitan.