La amazona de Berango Aroa Arana, al galope hacia la medalla de plata

Desde pequeña le han fascinado los caballos, pero cuando tenía 7 años decidió que quería competir. La equitación no es algo que le venga de tradición familiar, pero desde un primer momento demostró una gran determinación, como muy bien recuerdan en su casa. “No sabemos muy bien el porqué”, reflexiona su madre Mari Carmen Ortega, quien reconoce que primero le llevó a probar diferentes disciplinas deportivas como balonmano, gimnasia rítmica, baile moderno, etc. para ampliar la perspectiva.

“Todo le encanta, es muy deportistas y competitiva, pero tenía claro lo que quería”, desvela. Precisamente, al ver la ilusión que sentía su hija, sus padres decidieron dar rienda a suelta a su pasión y en 2020 empezó a recibir clases de doma clásica, una disciplina basada en la armonía entre jinete y caballo a través de la cuál se realizan una serie de movimientos de gran dificultad. Unos movimientos que requieren de grandes dosis de entrenamiento y preparación para que el binomio que forman ambos logre una perfecta sincronización y compenetración.

Esos primeros pasos los dio en la escuela del Club Hípico La Galea, sin embargo, para competir en doma clásica necesitaba disponer de un caballo que no tenía. Sus padres encontraron la solución en el Club Hípico de Barrika, donde les facilitaron uno, y desde entonces entrena allí de la mano de su preparadora Daniela Sánchez.

Durante un año comenzó a aprender sobre esta disciplina e incluso participó en algún campeonato estatal. Al siguiente año, con una yegua de la hípica, acudió al campeonato de España donde logró un primer puesto en el primer día de competición, pero luego la presión pasó factura al equino. “Comenzó a dar coces y le bajaron mucho la puntuación hasta quedar en duodécima posición”, recuerda Mari Carmen. Entró en el grupo estatal de doma de menores, donde recibe clases un par de veces al año de cara a prepararles para los compromisos internacionales.

‘Solo conmigo’, su compañero

Posteriormente, el pasado febrero encontró el binomio perfecto, al adquirir su familia a Solo Conmigo, un caballo de origen alemán, Westfaliano, muy joven, de apenas siete años, “la edad mínima con la que puede competir una menor de 16 años”, apunta su madre. Desde entonces se han hecho inseparables y han trabajado intensamente hasta conseguir grandes resultados este verano. “Es muy buen caballo, le pone muchas ganas y es un proyecto a largo plazo”, agrega sobre el equino que mide 1,70 metros a la cruz. Una disciplina que impone “respeto” a sus padres, pero al menos no se trata de otra de las disciplinas olímpicas como el salto. “Creo que hay diferencia, el salto tiene más peligrosidad”, reflexiona.

En cuanto a sus resultados esta temporada, recientemente ha conseguido la medalla de plata en categoría alevín en el campeonato de España de doma clásica celebrado en el club de Campo Villa de Madrid. Dos lanceros de la guardia real le colgaron la medalla de plata que se trajo para Berango. “Está muy contenta y feliz. Siempre va a tope en las competiciones, pero no tenía la expectativa de lograr una medalla, sino de hacerlo lo mejor posible”, destaca su madre. Una ilusión que no le aparta de sus próximos compromisos. “Ya ha hecho borrón y cuenta nueva”.

Siguiente cita: La Galea

Este próximo fin de semana se va a celebrar el campeonato de Euskadi y de España en el Club Hípico La Galea. Una competición en la que Aroa, que comparte todos sus resultados a través de las redes sociales –aroa.aranadressage–, además estrenará categoría, al pasar de alevín, que es hasta 12 años, a la de infantil que se extiende hasta los 14 años. “Sabe que toca empezar otra vez y que va a ser muy duro, pero está muy ilusionada”, refleja su ama.