Cuando el poblado minero de La Arboleda aún llevaba el apellido de Matamoros, el cercano barrio de Burzako era ya un fiel representante de la historia de los asentamientos generados por la minería en los montes de Triano. Allí decenas de familias –hasta 50 en su máximo apogeo, con numerosa prole– dependían de las extracciones de mineral, su lavado y transformación del venerado mineral de la Vena de Somorrostro codiciado por la pujante industria europea.

Hoy día, sin embargo, aquel importante enclave minero es apenas una sombra fantasmagórica de aquel hervidero de vida que se nucleaba entorno a una gran edificación con pasillos corridos y diversas edificaciones menores y cuadras de las que hoy quedan apenas vestigios atormentados por la actuación de una foresta implacable que amenaza con engullir todo rastro humano.

Una situación ante la que se rebela José Antonio Quintana, miembro de la Asociación de Usuarios de los Montes de Triano y adalid de la recuperación de espacios mineros singulares, como el barrio de El Saúco –del que han revertido el abandono del antiguo lavadero y se está preparando para un auzolan en octubre para recuperar espacios en este barrio señero– y de otros espacios de la historia minera.

“Es muy fácil decir que Bizkaia tiene una gran deuda histórica con la zona minera que sacrificó su modo de vida, su territorio y su desarrollo en favor de intereses que se decidían fuera de esta zona y sin embargo vemos cómo las instituciones se hacen las sordas a la hora de promocionar alternativas que redunden en ese reconocimiento. El caso de Burzako es un ejemplo más de ese ninguneo a Meatzaldea y una falta de visión de futuro para que esta zona pueda beneficiarse de su aportación”, demanda Quintana.

Hotel rural

Propuesta para la recuperación de Burzako. E. ZUNZUNEGI

Además, Quintana no se queda en la mera reclamación de la deuda histórica –por otra parte secundada por numerosas asociaciones de Meatzaldea– sino que aporta un proyecto que a su juicio “podría suponer una importante reactivación de la zona”. Su proyecto –elaborado como el reconoce motu proprio– tendría como eje principal la construcción de un hotel rural “que permitiera alojar a personas que quieran visitar nuestros paisajes y nuestra historia, y que necesiten pernoctar sin tener que desplazarse a otras localidades”. Según reivindicó José Antonio Quintana, el hotel rural permitiría promover actividades “como los paseos a caballo, salidas en mountain bike, caminatas por el biotopo de los montes de Triano...”.

La oferta de este hotel rural, que se asentaría en una parcela de unos 15.000 metros cuadrados entre el campo de golf y la carretera foral que une Abanto-Zierbena con la zona alta de Trapagaran se completaría con diversos servicios como una piscina al aire libre que redundaría en beneficio de los habitantes de los barrios altos como La Arboleda, Larreineta o Triano. “No hay que olvidar que estamos hablando de terrenos públicos con lo que la inversión puede ser moderada y además podría crear unos cuantos puestos de trabajo para atender el complejo histórico turístico”, planteó Quintana.

Burzako

Historia

Minería El barrio de Burzako, situado entre Triano y La Arboleda, es uno de los precursores de los enclaves habitados por los mineros de los montes de Triano y tuvo moradores hasta finales de 1988. Hoy día, la maleza apenas deja entrever la dimensión de esta populosa barriada que llegó a albergar a más de 50 familias, muchas de ellas numerosas.

Hotel rural

Recuperación. La estimación llevada a cabo por José Antonio Quintana habla de unos 15.000 metros cuadrados de terreno sobre los que se asentaba el barrio. Una superficie más que suficiente para poder llevar a cabo un proceso de reconocimiento a este histórico enclave que, situado en los aledaños de la carretera foral de acceso a la zona alta de Trapagaran, desde Abanto-Zierbena podría albergar un hotel rural que serviría de base para la promoción turística del biotopo de los montes de Triano.