Investigadores de la UPV/EHU han descrito diferentes eventos oceánicos de la costa vasca analizando organismos microscópicos. Han demostrado “la versatilidad del análisis de la microfauna presente en los sedimentos marinos”. Por un lado, han visto que “aportan información oceanográfica reciente del Golfo de Bizkaia” y, por otro, han podido “inferir las condiciones marinas de la época en la que se formó el flysch negro de Armintza, sedimentos de entre 113 y 94 millones de años”.

Los grupos de investigación Harea-Geología Litoral y Grupo de Estudio del Cretácico y Paleógeno han podido extraer información oceanográfica reciente y del Cretácico de la costa vasca basándose en el análisis de la microfauna presente en los sedimentos. La investigadora Ana Pascual –participante en ambos estudios– explicó que trabajan con dos grupos de organismos: “Los ostrácodos, unos crustáceos muy pequeños, muchas veces microscópicos, y los foraminíferos bentónicos, un grupo de protistas u organismos unicelulares que segregan un caparazón y viven en el fondo marino”.

También han estudiado diferentes eventos oceánicos actuales analizando estos organismos; según las condiciones que se den en un lugar varía la composición y distribución de las diferentes especies que componen estos numerosísimos grupos de organismos marinos. En esta ocasión, sin embargo, decidieron incluir en sus análisis los foraminíferos planctónicos, que viven en las masas de agua formando parte del plancton y se desplazan con las corrientes marinas.

Los investigadores analizaron los foraminíferos planctónicos presentes en unas muestras de sedimentos recientes que tenían conservadas de un estudio anterior. El conocimiento de los foraminíferos planctónicos y bentónicos y de ostrácodos les ha servido a estos dos grupos de investigadores para la reconstrucción del ambiente o las condiciones oceánicas que existían cuando se acumularon los sedimentos que dieron lugar a lo que hoy en día conocemos como flysch negro de Armintza.

“El doctor Luis Miguel Agirrezabala, del Grupo de estudio del Cretácico y Paleógeno, quiso determinar qué condiciones fueron las que dieron lugar a esta característica, que normalmente se asocia con entornos donde no hay oxígeno, y la materia orgánica que se deposita y adquiere ese color oscuro”, reflexionó la investigadora. Basándose en la elevada proporción y composición de foraminíferos planctónicos y bentónicos, se ha estimado que la profundidad del mar en aquella época “era de unos 600 metros”. También indicó que los sedimentos del flysch negro son ricos en materia orgánica y más del 90% de los organismos son foraminíferos planctónicos, “lo cual indica que en la época en la que se acumularon esos sedimentos existió una masa de agua superficial oxigenada encima de una masa de agua más profunda estancada con niveles de oxígeno muy bajos”.

“En la siguiente fase, sin embargo, se observa un incremento en los organismos bentónicos y la aparición de foraminíferos planctónicos propios de aguas más profundas, lo que apunta a que el agua dejó de estar estancada, aunque había cierto déficit de oxígeno en el fondo”, detalló.