EL carácter bermeano no podría entenderse sin el influjo del mar. Las actividades de la pesca y la transformación del pescado han modelado la idiosincrasia local –y la economía– a todos los niveles y durante siglos. Las últimas décadas, sin embargo, han conllevado la pérdida progresiva de algunos de los oficios marineros más representativos, como es el caso de las rederas, que se encargan del mantenimiento las artes y aparejos de pesca. Pues bien, con el objetivo de reconocer esa ardua labor –realizada por mujeres– se acaba de inaugurar un mural de grandes dimensiones, “de 18 metros de altura y 12 de anchura”, según sus autores, en el último de los solares recuperados en el casco viejo. Ubicado en el número 18 de la calle Nardiz tar Jon, la imagen se ha pintado gracias al proyecto piloto de Regeneración Urbana puesto en marcha en otoño por el Ayuntamiento de Bermeo, bajo la dirección del servicio vasco de empleo, Lanbide.

En el proyecto –que combina formación y empleo y está apoyado por las ayudas europeas Next Generation– confluyen las citadas administraciones junto a la cooperativa Sartu. Sus responsables se mostraron agradecidos porque además de embellecer la zona antigua de la villa marinera, la ejecución del mural tiene una componente social. Y es que han sido 15 los hombres y mujeres que han desarrollado el mismo. Los trabajadores, “seleccionados de forma aleatoria”, han podido reintegrarse en el mundo laboral pese a las dificultades en las que se hallaban. “Se encontraban en una situación de desempleo prolongada y recibían la RGI (Renta de Garantía de Ingresos) y/o el IMV (Ingreso Mínimo Vital) para participar en esta innovadora iniciativa que les ha dado la oportunidad de mejorar su empleabilidad, promover la inserción laboral, y de paso, recuperar el rol de sujeto activo de la comunidad”, resaltaron. De hecho, la coordinadora del proyecto, María de Frutos, agregaba que “está resultando ser todo un éxito, de modo que si las cosas van bien, valoraremos la opción de llevar a cabo proyectos similares”.

Foto de familia delante del mural que ya luce en Bermeo Imanol Fradua

Por su parte, la concejala Maite Caruezo subrayó que “además de que estas personas han logrado un empleo, con lo que se logra incidir en la socialización de los 15 trabajadores contratados, se logra embellecer el casco viejo rindiendo de paso un homenaje, ofreciendo un lugar a las rederas, unos personajes que han sido tan importantes en la historia de Bermeo. Ya era hora de sacar a las rederas de detrás de las redes”, aseveró. Además, avanzó que “vistos los resultados que ha arrojado hasta ahora este proyecto” hasta la fecha, “esperamos que dé más resultados de cara al futuro”. Así parece que será, ya que según sus impulsores, “seguimos trabajando al menos hasta octubre”.

De cara al futuro

En lo respectivo a los plazos del proyecto, desde Sartu afirmaron que “para arrancar el proyecto, primero hemos tenido dos meses de formación, y luego hemos llevado a la práctica lo que hemos aprendido en este tiempo. Además la formación ha constado de dos partes: la primera embellecer el pueblo mediante murales –esta imagen y las de la Tala–”, y después ha llegado la otra parte referente a la construcción. Así, también han aprendido a manejarse en el oficio con otras actividades como “el empedrado de la Goiko plaza, la barandilla de la Talaia, el quiosco... Han hecho muchas cosas y las seguiremos haciendo, ya que hasta octubre no paramos”. No en vano, hay que tener en cuenta que la iniciativa tiene una duración de 10 meses. Por último, desde Lanbide también aseguraron que “la inclusión está siendo una de las apuestas que venimos haciendo durante estos últimos años. Es un proyecto piloto que hasta ahora no existía y es verdad que hay cosas que han salido muy bien y otras que debemos de mejorar. Pero sí que podemos decir que con proyectos como este seguimos apostando por la inclusión de aquellos que tienen más dificultades y desde Lanbide les podemos facilitar ese camino. Una de nuestras nuevas apuestas es dar mayores facilidades a las personas en serias dificultades para encontrar un empleo”, apuntó Leire Etxezarraga.

Pero quienes más felices se mostraban con el mural eran sus propios autores. Primero cortaron la protocolaria cinta y en su nombre tomaron la palabra Alfonso y Janire, quienes agradecieron el “poder haber participado en este proyecto”. De hecho, afirmaron “que hemos logrado unas nociones en cuanto al muralismo, hemos podido aprender esa actividad y de paso también hemos formado parte de realizar un homenaje a las rederas”, algo que calificaron de “necesario” para “reivindicar su labor”.