El 12 de junio de 1937 las tropas franquistas rompieron el Cinturón de Hierro en el monte Gaztelumendi, en Larrabetzu. Fue el principio del fin para la línea defensiva en forma de herradura de ochenta kilómetros de longitud formada por trincheras, alambradas, asentamientos de ametralladora, fortines, abrigos y refugios destinada a proteger Bilbao y enclaves estratégicos como El Abra, los aeródromos de Lamiako y Sondika e infraestructuras de abastecimiento de agua y de electricidad.

La elección de ese lugar no fue casualidad. Las tropas franquistas optaron por atacar este enclave tras recibir información por parte del capitán Alejandro Goicoechea, que se pasó al enemigo el 27 de febrero de 1937 y aportó a los sublevados la localización de tres puntos sin fortificar; uno de ellos una franja de unos 2,5 kilómetros entre Gaztelumendi (Larrabetzu) y Urrusti (Gamiz-Fika). Una información privilegiada que supuso la llave para conquistar Bilbao.

Ahora, 86 años después, Edestiaurre Arkeologia Elkartea llevará a cabo un proyecto de intervención arqueológica destinado a la puesta en valor, socialización y divulgación del Cinturón, y que está promovido con la colaboración del Ayuntamiento de Larrabetzu, el Gobierno vasco, el Departamento de Patrimonio de la Diputación Foral de Bizkaia, el Instituto de la Memoria Gogora y Orbela. Asimismo, contarán con ayuda de la asociación local Karraderan y de varios vecinos y vecinas de la zona.

En este sentido, mediante esta actuación se estudiarán y excavarán cuatro asentamientos de ametralladora del Gaztelumendi. La primera campaña se iniciará el próximo 31 de julio y tendrá una duración estimada de dos semanas, aunque los trabajos se prolongarán hasta 2025. Para ello, Edestiaurre contará con un equipo formado por miembros de la Universidad de Barcelona y Córdoba, de la UNED y arqueólogos profesionales, entre otros. “El alto grado de interés y las expectativas de los resultados que se esperan son muy importantes, dado el lugar donde se va a desarrollar. No hay zona más importante del Cinturón que Larrabetzu”, apunta Iñaki Libano, presidente de Edestiaurre Arkeologia Elkartea.

A este respecto, Edestiaurre lleva cinco años interviniendo en la zona contigua, en el municipio de Gamiz-Fika, con unos resultados que han supuesto “una nueva visión” gracias a la aportación de los resultados de la investigación arqueológica. Precisamente, con la aportación de esta nueva investigación se espera “solapar todos los datos de ambos municipios en la investigación del momento puntual de ruptura y la defensa de este sector del Gaztelumendi que, aunque ampliamente documentada historiográficamente, nunca se había investigado en profundidad en su faceta arqueológica”, detalla Libano.

Debido a los fuertes enfrentamientos registrados en la zona, Libano considera que se pueden encontrar “restos arqueológicos importantes como munición, granadas de mano u obuses”. Aunque no es su cometido, “es posible que también se encuentren restos humanos”, indica. En este caso se pondrían en contacto con la Sociedad de Ciencias Aranzadi.

En cuanto al cronograma, primero llevarán a cabo fotografías aérea, labores de desbroce y luego las obras de excavación comenzarán en el primer sector AR01. “Allí había un nido de ametralladora y creemos que encontraremos restos arqueológicos de gran potencial. Incluso, el enclave podría haber sido destruido en el momento de la ruptura del Cinturón por un obús o bomba de aviación”, sostiene. En años siguientes se estudiarán el segundo y tercer emplazamiento. “El segundo no está destruido, aunque en la parte superior tiene el orificio generado por una bomba, mientras que al nido de ametralladoras del tercer emplazamiento le falta la parte superior. “El cuarto enclave está donde estaba la cruz que homenajeaba a los caídos del Ejército de Franco. En este caso, el búnker está en perfecto estado de conservación”, agrega. Los cuatro se encuentran próximos, en una distancia de 300 metros.