Los aficionados toman Bizkaia: "No es sólo el Tour, sino todo lo que le rodea. Por eso estamos aquí"
Los forofos del Tour ya han acampado en los diferentes puntos estratégicos por los que transcurrirá este sábado la Grand Départ.
Apenas faltan 24 horas para que la marea amarilla sea testigo de la Grand Départ. Algunas de sus olas la verán desde la comodidad del sofá, televisión mediante. Otras, en cambio, están ansiosas por inundar esta primera etapa del Tour de Francia; de ver cómo los ciclistas recorren la villa a toda velocidad.
En definitiva, los acólitos de la gran carrera gala ya están acampados en los diferentes puntos estratégicos por los que este sábado derraparán las bicicletas de los grandes nombres del ciclismo internacional.
Un belga y un vasco unidos por el amor al Tour
Cerca de Pike Bidea —una pronunciadísima pendiente que tendrán que salvar los velocípedos— se encuentra el caserío Ormaetxe. Allí viven Esperanza Huerta e Juan Luís Etxebarria. Este matrimonio méxicano-vizcaino ha acogido sin problemas a Sam, un acérrimo seguidor del ciclismo que ha viajado desde Bélgica hasta Bizkaia para ver el inicio del tour, que ha logrado estacionar la caravana con la que recorrerá todas las etapas en los terrenos de este baserri. "¡Cómo no le íbamos a dejar estar! Ayer, cuando llegó, nos propuso hasta pagarnos, pero no. Yo lo que quiero es que disfrute de la experiencia", ha exclamado Extebarria.
A las 17.00 horas Sam ha estado charlando animadamente con DEIA sobre los porqués de su travesía. "Entiendo que haya gente que piense que estamos locos por montar todo este lío por ver a los ciclistas cinco segundos, pero, para mí, lo realmente importante es vivir la experiencia, conocer la cultura de los lugares por los que pasa el tour y estar en conexión con la naturaleza", ha explicado.
“El paso de Pello por Gernika va a ser apoteósico”
Este belga de 30 años está teniendo tiempo para conocer la cultura vasca a través de los habitantes del caserío Ormaetxea. "Le hemos acogido sin problemas. Por nosotros, como si quiere venir a cenar. Está invitado, desde luego", ha asegurado Etxebarria. A él también le pirra el ciclismo. La bicicleta, tumbada sobre una ikurriña, que ha colocado en el rojo tejado de su caserío dan buena cuenta de ello. "Es para que lo grabe el helicóptero, ¡esto lo va a ver el mundo entero!" , ha exclamado. Además, en el interior de éste Huertas y Extebarria custodian todo un arsenal de merchandising de la carrera gala. "Mi hijo es amigo del ex-alcalde de Gernika, que trabaja en Euskaltel, y nos pidieron el favor", ha contextualizado Huertas.
La cotidianidad de esta mejicana asentada en Bizkaia desde hace 45 años se ha visto completamente alterada por el paso del tour. Y es que además de convertirse en guardiana improvisada del merch ciclista, también ha visto cómo la afluencia de personas que cruzan esta zona de Sondika para enfilar Pike Bidea.
Algunos, con el maillot enfundado, pedalean hacia la pendiente con la intención de vivir lo que los grandes ciclistas experimentarán el sábado. Otros —la mayoría— son aficionados que buscan burlar las escritas medidas de seguridad de la Ertzaintza y montar su particular hogar, en el que vivirán la próxima jornada.
La pasión y el amor por el Tour se enfrentan a un férreo control policial
Los segundos jalean a los primeros cuando arremeten contra una curva complicada en la pendiente que termina en la cima de Artxanda. En ello han pasado la tarde Iñaki Pérez y sus amigos. "Llevamos desde ayer al mediodía acampados. Ha habido momentos en los que hemos pensado que no nos íbamos a poder quedar, porque se ha complicado bastante el asunto, pero hemos salvado la papeleta bastante bien", ha explicado. Como él, han sido muchos los que han tenido que lidiar con los controles policiales. Un agente de la Ertzaintza ha declarado a DEIA las razones de estas férreas medidas de seguridad. "Una de las máximas del Tour es que haya seguridad en el evento para que no haya sucesos que puedan perjudicar a la carrera. Y dos de las medidas que se han tomado son impedir el estacionamiento de los vehículos próximos a la carretera y que la gente no acampe en determinados puntos", ha explicado.
Pérez y los suyos han sido de los pocos afortunados a los que se les ha permitido acampar. "Lo que queremos es vivirlo desde dentro. Sentimos pasión y amor por el ciclismo y, para nosotros, que el Tour salga desde Euskadi es increíble, un sueño". Y por un sueño están dispuestos a trasladar hasta este punto de Bizkaia una nevera industrial un generador y vario altavoces. "Tenemos un buen camping", ha admitido.
Cruzar el Atlántico con la bici a cuestas
Mientras, los maillots y las bicicletas no cesan de desfilar. Los ciclistas que los portan quieren completar esta primera etapa del Tour un día antes que sus grandes ídolos. Mohombi y Javo Lara han cruzado el atlántico para ello. El primero es ugandés y el segundo mejicano, pero Mohombi vive en los Estados Unidos de América. Lara, por el contrario, en Ciudad de México. "Nuestro plan es rodar todas las etapas, incluida ésta", ha explicado el primero mientras unas sendas gotas de sudor surcaban su rostro. "Somos muy aficionados al ciclismo, y nuestro objetivo son los Elíseos, queremos recorrer todas las etapas del Tour como los propios profesionales", ha añadido Javo. Es probable que este sábado ambos ya estén pedaleando por la próxima etapa del Tour.