El Santo Hospital Glorioso San Juan Bautista de Portugalete, más conocido en la villa jarrillera como El Asilo, lleva, al menos, 240 años dando cobijo a los portugalujos más vulnerables y quiere seguir desarrollando su obra social muchos años más. Por ello, ante la delicada situación económica en la que se encuentra esta institución tan arraigada en la noble villa, se ha confeccionado un plan de viabilidad que garantice la supervivencia de este recurso que, a lo largo de los años, ha ido adaptándose a los diversos cambios sociales. “Si no tomamos ningún tipo de medida, en diez años este recurso se verá abocado al cierre”, señaló Rubén Las Hayas, portavoz de la Junta de Caridad del Santo Hospital Glorioso San Juan Bautista de Portugalete.

Tal es la situación que el pasado miércoles se llevó a cabo la que es la tercera reunión abierta de la historia de esta institución. La primera de ellas se desarrolló en 1783 y, de hecho, es la primera prueba de vida que existe de la institución, aunque pudiera llevar muchas más décadas en funcionamiento. Actualmente, El Asilo asiste a un total de 74 personas mayores, todas ellas de Portugalete y cuenta con una plantilla que sobrepasa el medio centenar de profesionales. En dicho encuentro se expuso que, anualmente, este servicio genera unas pérdidas de cerca de cuatro millones de euros, ya que se ha cifrado que el cuidado de cada persona mayor supone una inversión de unos 2.700 euros, mientras que la mensualidad que paga cada interno oscila entre los 500 y los 2.550 euros. Y es que una de las señas de identidad de este centro es que acoge tan sólo a personas residentes en Portugalete a los que cobra el 80% de su pensión, por lo que a las personas que tienen menos nivel de ingresos les cobran bastante menos que a quienes disponen de una pensión más onerosa.

A lo largo de los años y las décadas, algunos jarrilleros han dejado en herencia a este recurso pisos, garajes, lonjas y edificios, por lo que se estima que el asilo cuenta actualmente con un patrimonio inmobiliario de once millones de euros. El problema es que muchos de esos activos inmobiliarios tienen una escasa salida como son, por ejemplo, las lonjas. De hecho, uno de los objetivos que marca el plan de viabilidad elaborado para la supervivencia futura de este servicio es, en la medida de lo posible, enajenar estos inmuebles para, de este modo, transformarlo en dinero líquido. Otra de las vías que se establecen para dar una mayor viabilidad a esta residencia de mayores es la concertación de un total de 16 plazas con la Diputación Foral de Bizkaia, una idea que no se ve con malos ojos desde la Junta de Caridad, siempre y cuando estas plazas de residencia vayan destinadas a personas de Portugalete. “Una de nuestras señas de identidad es que ofrecemos este servicio a personas de Portugalete, la concertación de plazas a la Diputación, podría conllevar que fallemos a nuestro objeto fundacional que es ayudar exclusivamente a portugalujos”, indicó Las Hayas.

Mecenazgo y voluntariado

Por su parte, otra de las salidas planteadas para mejorar la viabilidad de este recurso es un mejor aprovechamiento de sus instalaciones añadiendo servicios que pudieran ser prestados por otras instituciones. Asimismo, otra de las vías de financiación que puede explorar el asilo portugalujo es algo mucho más tradicional y que ha tenido mucho protagonismo a su largo de su dilatadísima historia: el mecenazgo y la figura de los benefactores, señalaron desde esta institución que, además, precisa de voluntarios que arrimen el hombro para la gestión de este recurso tan emblemático en la noble villa.

Todo ello con el objetivo de seguir ofreciendo, en esencia, el mismo servicio que comenzaron a dar a los portugalojos siglos atrás: darles cobijo en las situaciones de vulnerabilidad como es, ahora mismo, la vejez. “Nuestro objetivo es ser la absoluta prioridad de los jarrilleros cuando tengan que elegir una residencia”, expresó Borja Marín, director de este recurso que, hasta el año 2020 contó con las Siervas de María como cuidadoras, algo que tocó a su fin al iniciarse la pandemia.