Los expertos en género apuntan a que la masculinidad – como sinónimo de virilidad – está en crisis. Y así lo cree también el reportero Andoni Calvo. “La masculinidad está demodé. A mí me parece un aburrimiento”, sostiene. Él, además, nunca se ha sentido cómodo con los roles de género que tradicionalmente han sido atribuidos a los hombres. De hecho, la misma palabra le produce una sensación de extrañeza, de ajenidad. “No es una palabra que entre en mi marco.  Me he definido de muchas maneras; como ciudadano, como vasco, como gay o como periodista, pero nunca como hombre. Es que nunca he planteado mi existencia desde esa perspectiva”, explica. Con ello no quiere decir que esté en desacuerdo con el género que le fue asignado al nacer. Simplemente, se siente interpelado por el modelo de masculinidad que se asocia a los hombres. “A mí me sale ser así, con mi no-masculinidad”, zanja. 

Abraza su feminidad porque no sabe – ni desea – existir de otra manera. La pluma es un elemento inherente a su personalidad, algo que, según él, lleva impreso en el ADN. Afirma, también, que es una característica que, lejos de condenarlo al ostracismo, le ha abierto muchas puertas. “Nunca me han hecho sentir mal por tener pluma, al contrario. El hecho de ser tan abierto, tan cosmopolita, me ha abierto muchas puertas, también en el plano laboral”, asegura. 

"En televisión hay una inmensa mayoría de hombres homosexuales trabajando que no muestran con libertad su pluma"

No obstante, reconoce que en su ámbito profesional – el periodismo audiovisual – la masculinidad continúa siendo una pesada losa para muchos de sus colegas. “En televisión hay una inmensa mayoría de hombres homosexuales de mi misma edad – tiene 28 años – trabajando. Muchos, no muestran con libertad su pluma y otros tantos la retraen o hacen un esfuerzo por no mostrarla”, se lamenta. 

El periodista achaca esta retracción a un problema generacional. Expone que las personas que hoy día rondan la treintena crecieron en un contexto que, pese a no ser abiertamente hostil con la homosexualidad, castigaba la feminidad en los hombres. “Hay muchos que llevan escondiendo esa parte de sí mismos desde la infancia por miedo a ser rechazados”, admite. Cree, no obstante, que hay indicios de que este rechazo está en vías de desaparición. 

Calvo es un gran apasionado de la moda. Y, por ello, conoce bien cuáles son las últimas tendencias. Según él, grandes casas como Gucci, Chanel o Versace están huyendo de la dicotomía hombre-mujer en sus colecciones. “Están sacando complementos hasta ahora atribuidos únicamente a la mujer en colecciones de hombres”, expone. Todo ello le lleva a pensar que se están dando todos los ingredientes para que éstos cuestionen su masculinidad.

Andoni Calvo posa frente Azkuna Zentroa

Andoni Calvo posa frente Azkuna Zentroa Maider Goikoetxea

“Creo que son muchos los que se planean cosas que ni siquiera llegaban a imaginar hace 10, 20 o 30 años”, asegura. “La palabra hombre siempre ha estado vinculada a la masculinidad, pero ya no es así”, zanja. 

"Antes no se veía a personas gordas trabajando en televisión. Y ahora sí"

Este proceso de transformación, según el reportero, también está trasladándose, en menor medida, a las televisiones. “Estamos llegando a un punto en el que las cadenas de televisión ya no hacen ciertas preguntas que se hacían antes. Eso sí, todavía queda mucho por hacer, ya que se siguen buscando unos perfiles muy determinados”, explica. En este sentido, Calvo considera que para cubrir determinados puestos – como el del presentador de los informativos – se continúan buscando hombres heterosexuales y masculinos. “Se sigue relacionando la masculinidad con la credibilidad.”, denuncia. 

Sin embargo, también considera que en el ámbito del reporterismo se ha conseguido “hacer un abanico plural maravilloso”. “Hay gente de diferentes etnias, tamaños… Existe una diversidad de imagen muy importante. Por ejemplo, antes no se veían personas gordas trabajando en televisión. Y ahora sí”, celebra. 

“La persona con pluma también es creíble. De hecho, debería serlo más, porque es natural, es ella misma”

Esa diversidad también se traduce en una mayor presencia de hombres con una expresión de género más femenina en formatos a los que, hasta ahora, no habían tenido acceso. “Los referentes que teníamos eran Klaudio Landa o Jorge Javier Vázquez, que pertenecen a formatos de entretenimiento, mucho más distendidos”, expone. No obstante, la pluma masculina está conquistando otros espacios “La persona con pluma también es creíble. De hecho, debería serlo más, porque es natural, es ella misma”, concluye. Para él el mero hecho de informar a la sociedad vasca sobre asuntos propios y foráneos desde su feminidad ya constituye una conquista.