Tras muchos días alertando de la llegada de la borrasca Fien, la nieve sorprendió ayer miércoles a los vecinos de Durangaldea. Sobre las cuatro y media de la madrugada una intensa nevada dejó un espesor desde los tres a cinco centímetros en localidades como Durango, Iurreta, Abadiño o Elorrio, que llegaron incluso a los 35 que se acumularon a primera hora en Urkiola. Un primer asalto meteorológico que mejoró con el transcurso de las horas, pero que volvió a empeorar por la tarde, cerrando a la circulación el alto abadiñarra por algunos momentos para todo tipo de vehículos.

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La nieve llega a Bizkaia Alain Salterain / Deia / Jesús Cayetano

Aunque Durangaldea fue una de las comarcas de Bizkaia donde el temporal descargó con más fuerza, no creó numerosos problemas de movilidad durante las primeras horas. Las quitanieves no dejaron de pasar en todo momento por las carreteras de acceso a localidades como Durango, Abadiño o Elorrio. “Vengo de Markina y las máquinas no han dejado de pasar en todo momento por el alto de Trabakua. Aunque despacio, se podía circular con cierta tranquilidad”, señalaba José Mari Elu, vecino de Lekeitio. “Me ha dado mucha seguridad ver que los servicios estaban limpiando las vías”, añadía.

Urkiola, cubierto por la nieve

Urkiola, cubierto por la nieve José Mari Martínez

Tan solo ayer miércoles sobre las cinco de la tarde una fuerte tormenta de nieve en Urkiola provocó el cierre del puerto y la Ertzaintza mantuvo cerrada la carretera en Mañaria para impedir que los coches subieran hasta que las quitanieves lograran limpiar la nieve del asfalto. “Nos han parado, no nos dejan subir. Nos han informado de que en breve nos dejarán ir hasta Otxandio, pero que hay muchos problemas para llegar a Gasteiz”, señalaba José Luis García, vecino de Otxandio, minutos antes de las seis de la tarde.

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La nieve cubre Urkiola Jose Mari Martínez

Sin embargo, la mañana fue más amable. Sobre todo para los niños y niñas que veían por primera vez la nieve. Prueba de ello fue ver cómo disfrutaban haciendo muñecos en los patios de los colegios durangarras. “Están encantados. Mi niña es la primera vez que puede jugar con tanta nieve y para ella es un novedad”, confesaba Maitane, madre de Iraitz, alumna de uno de los centros. Sin embargo en el otro lado del temporal estaban aquellos que tenían que coger el coche para acudir a su puesto de trabajo. Para ellos la nieve no fue tan bonita, ni amable. Ane, vecina de Galdakao y trabajadora en una panadería de Durango, tuvo algún susto en la carretera. “Venía por la autopista y la carretera estaba limpia hasta llegar a Amorebieta. De repente nos encontramos con una granizada que ha hecho patinar el coche y hemos tenido que detenernos un momento. Al de unos minutos hemos podido reanudar y he llegado a mi puesto de trabajo con un poco retraso nada más”. En Berriz, localidad situada a casi 200 metros, la nieve sí obligó a circular con más precaución. De hecho el Ayuntamiento local repartió 25 kilos de sal a los caseríos en previsión de las bajas temperaturas. “Vengo con el susto en cuerpo. He perdido el control del coche en las cuestas que acceden al municipio; había mucha nieve en el arcén y de milagro no me he dado contra otro vehículo”, explicaba nerviosa Naroa Agirre. El que sí se mostraba muy contento era Pedro Olivares, nicaragüense y vecino de Abadiño desde hace un año. Ayer miércoles, a sus 65 años, fue la primera vez que veía y tocaba la nieve. “Está muy fría, me ha dejado las manos congeladas, pero es muy lindo ver todo blanco”, admiraba.