Son madre e hija, ermuarras, y desde hace unos meses socias de un proyecto sostenible basado en complementos textiles hechos a mano por ellas mismas. Mariaje Fernández y Lucía García emprendieron el pasado mes de julio impulsand una negocio online bautizado con Biobizi. “Un nombre que es la unión entre el prefijo griego bio que significa vida y el verbo bizi que en euskera significa vivir. Una palabra que para nosotras significa vivir la vida cuidando el medio ambiente y respetando la naturaleza”, añaden.

A ambas, además de ser madre e hija, les unen muchas cosas y por ello también han querido compartir un proyecto en común “además de la vida”, confiesan. Ellas se definen como soñadoras, disfrutonas gastronómicas, inconformistas, amantes de los juegos de mesa, la música sanadora y las sobremesas que se alargan. “Trabajar con mi madre es genial, desde siempre tenemos una relación superbuena, muy cercana. Tenemos una comunicación totalmente abierta y libre entre nosotras. Esa confianza es importante para que un proyecto siga adelante”, confiesa Lucía. Y basado en esos importantes principios decidieron poner en marcha esta empresa a través de una web a mediados de este pasado año en la localidad zornotzarra.

Este proyecto on line ubicado en Amorebieta ofrece en su página web (biobizi.shop) bolsos tipo tote bag, coleteros, llaveros, chupeteros, toallitas reutilizables, cuelgallaves, sacos térmicos de semillas, turbantes de toalla para la ducha, bolsas para el pan y bolsitas multiusos. “Son todas creaciones con estampados con diseños propios”, explican estas emprendedoras.

Lucía, con sus productos, en una ferias de artesanía. DEIA

Para sus trabajos utilizan materiales sostenibles, como telas de algodón orgánico y poliéster reciclado, clips y botones de madera, anillas de aluminio, etc. Con un embalaje que también es 100% reciclado y libre de plásticos. “Como marca, promovemos el consumo consciente y elegir productos de cercanía, artesanales y hechos con materiales y procesos productivos que minimicen el impacto medioambiental”, puntualizan estas ermuarras. Un proyecto que arranca en julio de este año cuando madre y hija, que comparten la misma inquietud, comienzan confeccionando sacos térmicos de semillas para familiares y amigos. Más tarde ampliaron la venta a pequeños comercios y acuden a ferias locales, como la de comienzos de diciembre que tuvo lugar en Landako Gunea, en Durango.

Consecuencia

En esas ferias a las que asisten madre e hija buscan también poner en valor otras cualidades que ambas quieren transmitir como la durabilidad de los productos y la consciencia, además de la cercanía y la sostenibilidad. “Ofrecemos un trato cercano y humano con el que nos comunicamos con nuestros clientes como por la proximidad de la materia prima con la que realizamos nuestros productos”, explican.

Uno de sus objetivos es crear una alternativa sostenible al mismo tipo de producto convencional “con una calidad de nuestros productos que asegura que su vida útil sea duradera y “hemos dotado a nuestros estampados de un diseño atemporal”. Y además buscan también que la clientela haga una compra reflexiva y aludes al consumo consciente. “Creemos que es importante recuperar el valor de lo hecho a mano y respetar sus tiempos”. Ahora buscan conquistar un mercado con un público amante de los productos artesanales.