A pesar de las historias con final feliz, hay quienes para los que la calle y la vulnerabilidad económica continúan condicionándoles por entero la existencia. Y, en estas fechas, el panorama no adquiere una tonalidad mucho más alegre.

Durante todo el año y, especialmente con algo más de intensidad de cara a esta época, instituciones y organizaciones trabajan para aquellos que puedan acercarse a recoger alimentos o acudir a un comedor social.

El Banco de Alimentos y Cruz Roja recibieron este mes 12.000 cajas de productos exclusivamente navideños por parte de la Fundación BBK. Cada una de estas organizaciones ha gestionado la mitad de esta donación

“No tengo ni idea de cuántos kilos pude haber ahí. Había muchos palés desde luego”, reconocía el presidente del Banco de Alimentos de Bizkaia, Luis Crovetto. Desde mitad del mes de diciembre, esta organización ha realizado la distribución de estas cajas junto con otras aportaciones más por las 250 instituciones que abastecen. “Hemos ido como locos con el reparto para llegar a tiempo para mañana”, contaba Crovetto el día el pasado viernes.

Además, según explica los productos donados durante la Gran Recogida, específicos para estas fechas, fueron separados para repartirlos a las instituciones durante estos días.

A esta cantidad de alimentos también se suman gestos anónimos:“todos los años, hay empresas que nos avisan para que vayamos a buscar las cestas de Navidad que nos han donado algunos trabajadores. El empleado tiene que estar muy dispuesto a renunciar a la cesta”, incidía Crovetto.

A esto, se suman donativos económicos que el Banco de Alimentos recibe de parte de fundaciones: “todos los años, la Fundación Susana Monsma nos da 32.000 euros para que seamos nosotros los que compremos los productos”, añadía.

Una de las instituciones a las que llega el reparto del Banco es el Comedor Social de San Antonio, ubicado en la calle Irala en Bilbao. Desde hace 67 años, es este punto se lleva la dignidad a la mesa, tanto en las comidas como en las cenas. El fraile franciscano Antonio Pérez junto a un equipo de voluntarios y voluntarias son los encargados de controlar los fogones de este espacio.

“Hace 40 años, las cenas de Nochebuena podían llegar a durar entre cuatro y cinco horas”, exponía. “Sin embargo, ahora las cosas han cambiado. El perfil mayoritario que viene aquí a comer profesan el islam y las costumbres son diferentes”, profundizaba. El menú de la cena del día 24 estuvo compuesto de entremeses, sopa de pescado, merluza y, como postre, turrones, mazapanes y café. En el de la comida de Navidad, la paella y el pollo ocuparon el puesto de platos principales.

“Actualmente, recibimos entre 90 y 100 comensales. Organizamos dos turnos. Para cenar, el comedor se abre a las siete de la tarde y poco después de las ocho se cierra. Para comer, están aquí sobre las doce del mediodía”, detallaba.

Hasta aquí, también se acercan alrededor de 200 familias para recoger, cada mes, alimentos. “En estas fechas se dan entregas algo más copiosas y con alimentos infantiles porque los niños no van todos los días al colegio”, exponía.

Nochebuena y Navidad, pero ¿hay más repartos de productos para el comedor de cara al resto de estas fiestas? Por lo general, la recepción se hace al principio, según manifestaba el encargado de este espacio. Durante estas semanas hasta el comedor llegan donaciones de alimentos a punto de caducar de supermercados o de empresas.