Estas líneas, escritas en los años 20 del segundo milenio con un ordenador, se transportan por unos instantes a la década de los 60 y 70 del arcaico siglo XX, cuando muchas mujeres daban a luz en sus casas. Por eso, a cualquier hora, en la oscuridad o en la claridad, podía sonar el timbre en el hogar de Martina Aretxaga en Leioa. “Venían a buscarme e igual era en medio de la noche, así que... a levantarse si estabas en la cama”, relata.

Esta mujer fue matrona en el municipio leioaztarra desde 1957 hasta 1977, cuando empezó a trabajar en el ambulatorio de Las Arenas, en Getxo, asistiendo partos y también en planificación familiar –hasta 1996–. Algunos recuerdos han perdido nitidez, están más difuminados, pero el poso de dos décadas como matrona en Leioa, ese es imborrable de la memoria de Martina. “Era muy bonito, precioso; estoy muy contenta de haberme dedicado a ello. Es lo que siempre quise ser”, asegura. No desaparecen las huellas que Martina dejó en tantas y tantas familias, esas que le mandaban pasteles en los bautizos de los bebés que ella ayudó a nacer. No se extravía lo que esta mujer significó para muchas madres e hijos, porque en todos estos años, nadie se ha olvidado de ella. “Yo cogía mucho cariño a la gente y sé que la gente me lo cogía a mí, siempre lo he notado, porque tanto en Leioa como en Las Arenas, me siguen saludando cariñosamente. Me he sentido querida siempre. Muchas veces me han parado por la calle, me han preguntado cosas y me han abrazado”, sonríe Martina.

Por eso, la matrona se merecía un homenaje, que vino a exaltar todos esos sentimientos. El Ayuntamiento le rindió tributo en el Día de Leioa y ella, “muy sorprendida”, lo agradeció “muy contenta”. Estuvo acompañada por sus dos hijas, por sus tres nietos y por muchos más familiares. Eso sí, de momento, ninguno ha continuado su estela. “Mis hijas, Amaia e Itziar, no han seguido mis pasos. Y los nietos tampoco, aunque tengo aún algunos que son pequeños… Pero creo que no”, comenta Martina. Quien sí tenía esa vocación era su madre. “La iban a buscar a casa y hacía los partos sin haber estudiado. Algo tenía y se ve que yo también”, considera esta vecina de Getxo, que el próximo viernes, 11 de noviembre, cumplirá 86 años. “Pesan mucho ya… Pero intento estar activa, voy al centro de día, estoy con mis hijas y mis nietos...”, describe esta mujer irrepetible.