Siendo como es de una localidad netamente marinera como Mundaka, Bingen Pino se desenvuelve igual de bien sobre el mar como sobre la tierra. Más concretamente, sobre sus terrenos a caballo entre Busturia y Bermeo, en los que trata de salir adelante en lo que siempre le ha gustado: la agricultura. Al frente de Zabaleko acude a un Último Lunes de Octubre de Gernika-Lumo al que siempre hay que acudir, aunque estos últimos años se nos hayan hecho muy cuesta arriba”. Tan “cuesta arriba” que Pino no vea ningún futuro” en el horizonte para quienes como él apuestan por cultivar sus propios productos –a probar sus gundillas–. “Los agricultores somos los últimos de la fila, siempre. ¡Qué digo!, somos los últimos de los últimos de la fila”, asegura.

Hoy mismo Pino instalará su puesto en las inmediaciones de la calle Juan Calzada, al inicio de la avenida que parte en dos –de norte a sur– la localidad foral. “El sitio está muy bien, céntrico y a mano de todo”, apunta, por lo que espera que las ventas que realice sean provechosas. “Lo que no sé es si la gente va a venir con ganas de rascarse el bolsillo”. En cuanto al eterno debate de los precios, este joven mundakarra lo tiene meridianamente claro. “La energía ha subido, las materias primas otro tanto. Cada vez es más difícil comercializar nuestros productos en una cadena de cercanía... La cosa está fatal”, ahonda sin poner paños a la complicada situación por la que pasa el sector primario vasco. “Ahora hay que aplicarse la historia de que hay que estar presente en cualquier feria en la que puedas tener espacio. No puedes desaprovechar ni una ocasión. Porque sin ventas no hay futuro”. Tanto es así que Pino participa activamente en las feria semanal de todos los martes en su localidad natal, “al igual que en grandes citas como el Último Lunes o Santo Tomás en Bilbao. Sea un pueblo pequeño en la ciudad, hay que estar sí o sí”, zanja.

En cuanto a la preparación de su puesto –que este año serán dos–, Pino adelante que estará en la localidad foral “sobre las 08.00 horas o así”. Los preparativos los ha realizado durante “estos tres últimos días”, ahonda. “No es que montar el expositor sea complicado, ni mucho menos, pero hay que estar encima de todo. Y no hay que descuidar ni el más mínimo detalle”, abunda, mientras charla con este periódico y “recoge unos limones para llevarlos a la feria. He pensado llevarlos, porque para dejar el producto en mi explotación, mejor me lo llevo. Hay veces que no sabes que puede llegar a querer un comprador, así que mejor tener la mayor gama posible de productos”, tal y como afirma.