Un recorrido circular de siete kilómetros de distancia que se adentra en el Parque Natural de Gorbeia y que permite a los participantes ver de cerca varias ericeras –despensas realizadas con piedras y destinadas al acopio de las castañas– y otros elementos etnográficos relacionados con los usos, costumbres y oficios de antaño como la ferrería de los Olarte, una tejera o un molino en el río Atxuri. Es lo que propone, una vez más, la asociación Supelaur Kultur Elkartea de Orozko para celebrar, el último domingo de octubre, el Día de la Castaña o Gaztaina Eguna, una jornada cultural y festiva que tiene como principal objetivo recordar y dar a conocer la importancia que tuvo la recolección y venta de este fruto para la supervivencia de las familias de la localidad.

Y es que, la comarca de Alto Nervión y el ámbito natural de Gorbeia fueron grandes productoras de este alimento y, más concretamente, los montes del término municipal de Orozko que llegaron a estar poblados de castaños de hasta una altura de 600 metros. El recorrido de este domingo arranca a las 10.00 horas y, como en ediciones anteriores, habrá autobuses lanzadera y gratuitos desde el aparcamiento público de Hegoalde, en el barrio de Zubiaur, para evitar la masificación de vehículos en un espacio tan limitado como el de Usabel. A partir de ahí, comienza el itinerario circular que pasa junto a los espectaculares kirikiñausiak (ericeras) de Atxurikolanda, Saukudui, Lastrabe e Irakusigieta, recuperados por la asociación Supelaur, además de disfrutar de la belleza de castaños de más de 400 años. Al llegar a la última ericera del recorrido, tendrá lugar la celebración de una fiesta popular que contará con hamaiketako y ambientación musical. La jornada se cerrará con una comida popular, ya en el casco urbano de Orozko, concretamente, en el frontón de Zubiaur.

Un oficio del pasado

A través del Gaztaina Eguna se pretende rememorar también la época de recolección y almacenaje de la castaña en las ericeras en buenas condiciones de frescura y humedad. Debido a la gran importancia que alcanzó su producción, estas labores requerían de mucha mano de obra y por eso llegaban a estas zonas numerosos temporeros, sobre todo mujeres, procedentes en muchos casos de diferentes puntos de Burgos, como el valle de Mena y que se solían dedicarse a la tarea del vareado de los árboles. El final del duro periodo de trabajo a importante altitud en el monte se cerraba siempre con una fiesta de despedida en la que no faltaba la música y la comida popular.