Ir en camiseta de manga corta y estar a 30 grados en el último tercio de octubre no es ni medio normal en Euskadi. Como tampoco lo es el verano tan seco y caluroso que se acaba de vivir. La emergencia climática ya es una realidad y, por ello, toda la ciudadanía en su día a día debe de hacer pequeños gestos que hagan de la Tierra un lugar más sostenible y en el que se ponga freno al cambio climático. Eso lo ha interiorizado muy bien el artista jarrillero Jesús Susilla, quien en su última obra ha realizado con residuos una escultura que refleja muy bien los peligros que supone el hecho de no ser ecológicos. Así, en la obra se puede ver a una tortuga carey –la tortuga más amenazada del mundo– amordazada por unas cuerdas a la altura de la boca, mientras que unos plásticos también impiden que sus patas se muevan con normalidad. Por su parte, en lo más alto del caparazón, aparece una recreación de la draga Bizkaia. Esta escultura preside ya el hall central del centro comercial Max Center. “Cuando me propusieron hacer una obra de este tipo acepté sin dudarlo. Es un trabajo con el que busco concienciar de que debemos cuidar las especies y, también, los espacios que componen nuestro planeta. Estuve trabajando desde que me dieron el visto bueno durante tres semanas en la obra”, explica Susilla, quien lleva cuatro décadas dedicándose al mundo del arte, especialmente a la pintura, aunque como se puede ver durante estos días en Max Center, también trabaja la escultura.

Los residuos con los que contaba para hacer la obra (cuerdas, plásticos, botellas de vidrio...) no hicieron que la creación se desviase del boceto inicial que tenía dibujado el artista portugalujo. “He quedado muy satisfecho entre lo que podía ser, lo que dibujé en el boceto inicial y el resultado final de la obra”, reconoce Susilla, quien tuvo en la forma en que se mantuviese la estructura su mayor preocupación mientras daba vida a este trabajo que busca un cambio de chip no solo entre la sociedad en general, sino también en el mundo de la creación artística. “Todas las personas, también los artistas, tenemos que concienciarnos de que es inviable el ritmo que estamos utilizando el que es nuestro único planeta. Ojalá sirva para hacer ver de que la reutilización va a ser muy importante”, reflexiona Susilla, quien a lo largo de sus cuatro décadas de carrera también ha llevado un proceso de reinvención, de cambios de hábitos para convertirse en un artista mucho más sostenible. “En el momento en el que empiezas a trabajar con materiales con los que no estás habituado a trabajar te das cuenta de la infinidad de elementos que sirven para poder crear”, apunta el creador portugalujo.

Lo suyo con el mundo del arte ha sido pura vocación. Siendo muy, muy joven, descubrió su habilidad para dibujar. Empezó con el cómic y, desde ahí, empezó a sumergirse en el mundo de la pintura y, después pasó de las dos a las tres dimensiones al iniciarse en la escultura. “En el mundo del cómic encontré una vía de escape, de evasión y de llevarme a mundos fantásticos y aquello enriqueció mi imaginación para más tarde crear”, afirma Susilla, quien ha expuesto en lugares muy diversos.

Su máquina creativa no para y, actualmente, está llevando a cabo una serie de óleos sobre papel. Es en esta serie de obras en las que está volcando toda su creatividad, puesto que se expondrán en el Festival Internacional de Grabado que acogerá el Palacio Euskalduna de Bilbao entre los días 24 y 27 de noviembre. “Estoy trabajando a contrarreloj. Esa presión de cumplir unos plazos conlleva una responsabilidad. Sé que este proyecto tiene que estar acabado en noviembre y es todo cuestión de planificación y coordinación”, señala Susilla, quien se define como un pintor de paisajes urbanos que se inspira en situaciones muy cotidianas. Obras que se pueden hacer de mil y una maneras, pero que él ha elegido hacerlas de una forma sostenible porque planeta solo hay uno.