El humedal getxotarra de Bolue es el hogar de un pájaro de lo más llamativo: de una hembra de cetia ruiseñor (cettia cetti como nombre científico) que es el ejemplar de esta especie más longevo de la Península Ibérica y el segundo del mundo. Fue anillada por primera vez el 25 de julio de 2012 y ha sido recapturada todos los años hasta el 2 de octubre de 2021, es decir, 9 años, 2 meses y 7 días después de esa primera toma de contacto.

“Es extraordinariamente raro que un ave de esta especie consiga vivir tantos años”, aseguran desde el Ayuntamiento de Getxo. Así que, ciertamente, es un inquilino de Bolue muy especial: el más abuelo de esta clase de ruiseñor en España, según los registros que se disponen en Euring, la organización que se encarga de coordinar los programas europeos de anillamiento de aves. Fue anillada el 25 de julio de 2012 durante una jornada de la estación de anillamiento de esfuerzo constante de Bolue, y desde entonces, ha sido recapturada todos los años hasta 2021 –en concreto, el 2 de octubre, durante la realización de la jornada con motivo del Día Mundial de las Aves. Ha sido vista en distintos sitios del humedal, principalmente en las redes situadas en el borde del carrizal, y en todas las estaciones del año, lo que hace pensar a los expertos que es un ave residente en este entorno. Además, en seis ocasiones (en 2013, 2016, 2017, 2018 y 2019) ha sido recapturada en el momento en que estaba criando.

El cetia ruiseñor es un pequeño pájaro, discreto y con aspecto rechoncho, de tonos pardo-rojizos y con una ceja pálida muy curiosa. Resulta difícil de observar, pero, en cambio, es muy fácil de detectar su inconfundible y sonoro canto. Cuando se desplaza entre la vegetación levanta y despliega frecuentemente la cola. Se trata de un habitante muy característico de las zonas ribereñas, donde ocupa sotos y humedales con mucha cobertura vegetal y enmarañada vegetación, siempre en la cercanía del agua. Se emplaza a baja altura, entre la vegetación densa, constituida por carrizales, zarzales u otros matorrales riparios. Se alimenta de una amplia variedad de invertebrados, preferentemente insectos, muchos de ellos acuáticos.

Durante el periodo de cría, que se extiende de marzo a julio, pueden efectuar hasta dos puestas anuales. El nido, construido por el macho, consiste en un pequeño cuenco elaborado a base de ramitas y hojas finamente entrelazadas y tapizado de plumas. La puesta consta de dos a cinco huevos de color rojizo que la hembra incuba durante 16 días. Los pollos, que son atendidos casi exclusivamente por la madre, vuelan a los 14-16 días y son independientes al cabo de un mes.

Se trata de una especie común y ampliamente distribuida por el sur de Europa, el noroeste de África y Oriente Próximo y llega hasta Asia occidental. En Europa, se estima una población de entre 400.000 y 2.000.000 de parejas, de las cuales un mínimo de 100.000 se cree que habitan en el Estado español. La población parece estable o en ligerísimo aumento en los últimos años, por lo que no se considera que esté en peligro. Sus principales amenazas residen en la pérdida o degradación local de la vegetación de ribera (por limpiezas, canalizaciones y dragados, talas, incendios, etc.) o en las condiciones climáticas adversas.

El humedal de Bolue, de aproximadamente doce hectáreas de extensión, está localizado en la confluencia del río Gobela y el arroyo Bolue y colinda con Berango. La avifauna forma la comunidad más abundante y mejor representada con anátidas reproductoras e invernantes, garzas y otras ardeidas, así como diferentes rállidos.

Los datos

Cetia ruiseñor

Una hembra. La especie en concreto es cetia ruiseñor, (’cettia cetti’ como nombre científico). Tiene un peso promedio de 11 gramos y un tamaño promedio de ala de 57 mm.

2012

En julio. Fue anillada el 25 de julio de 2012 en Bolue, y desde entonces, ha sido recapturada todos los años hasta el 2 de octubre de 2021.

Sonoro canto

Característico. El cetia ruiseñor es un pequeño pájaro, con aspecto rechoncho, de tonos pardo-rojizos y con una ceja pálida muy llamativa. Es complicado que se deje ver, pero sí es fácil detectar su inconfundible y sonoro canto.