LA gala de los XV Laboral Kutxa DEIA Hemendik Sariak regresa este jueves (19.00 horas) a Kultur Leioa, un espacio donde se promueve, apoya y difunde la cultura hasta convertirse en un auténtico baluarte de este sector en la comarca. Un bastión que también son, sin duda, los once premiados que, desde sus esferas, hacen que las zonas de Eskuinaldea y Uribe Kosta sientan orgullo de sus gentes.

Uno de los nombres propios es el de María Elisa Fano. Natural de Urduliz, del caserío Axpe, donde conocen a la perfección el mundo de la ganadería desde hace décadas, la cría de ejemplares vacunos destinados a la venta de leche ha sido su forma de vida. No en vano, Marieli, como la conocen en el pueblo, fue la lechera de Urduliz durante un cuarto de siglo. “Empecé a repartir en 1970 y me jubilé en 1994. Ahora hace años que lo dejé coincidiendo con el nacimiento de mi hijo”, recuerda sobre aquellos inicios a bordo de un Renault 4 latas cargado a diario con 300 litros de leche. Se levantaba temprano y recorría los barrios de la localidad: Labetzes, San Fermín, Cuatro Caminos, San Valentín, La Estación y Maruxas, además de acudir dos veces por semana a la vecina Sopela. “Salía a las 8.30 horas y volvía a las 14.00 horas”, afirma. Cargaba con siete lecheras grandes y otras tantas pequeñas donde transportaba la materia prima producida por las 33 vacas que tenían en el caserío, en el que llevan viviendo desde 1980.

Sobre esta línea, si hay alguien que representa a la perfección el espíritu de un negocio de pueblo, local y cercano, siempre disponible y con una atención casi familiar, esa es Maruja Rodríguez, que durante cuatro décadas ha regentado el estanco y la tienda de ultramarinos de toda la vida de Barrika en el caserío Yonakone número 5. Sin embargo, el negocio ya estaba instaurado mucho antes de que esta gallega, natural de A Coruña, recalase por amor en la localidad costera vizcaina. “El estanco está desde 1968, cuando la madre de mi marido lo cogió”, traslada. En la ciudad portuaria conoció a su marido, marino de profesión, y su unión le cambió la vida. Fue entonces cuando pasó a regentar el estanco, “el único establecimiento del pueblo” además de locales de hostelería y una farmacia. Un punto de encuentro obligado en el día a día de vecinos y vecinas, que durante la pandemia se agudizó. “Al final, como vendemos prensa y pan, estamos abiertos todos los días, sábados y domingos por la mañana y festivos”, reconoce. Una labor ingrata, pero que al menos le compensa al poder mantener un trato cercano con la gente. “En Barrika hay gente muy maja, siempre he estado encantada. Para mí el trato con la gente ha sido una universidad única”, señala Maruja, ahora ya jubilada, pero que ha dejado el negocio en buenas manos: las de su hijo. “Todo queda en familia”, agrega.

Maruja Rodríguez DEIA/Carlos Zárate/ Borja Guerrero

A lo largo de tantos años en el pueblo, Maruja ha podido conocer la evolución del municipio y, especialmente, de sus residentes. “He conocido el Barrika antiguo, su evolución y ahora el nuevo. También a aquellos niños y niñas que me compraban chuches y ahora son padres y madres y las compran para sus hijos”, reconoce. Un negocio que ha perdurado generaciones y que siempre le ha dado alegrías, salvo una mañana de domingo de hace unos años. “Era el Alderdi Eguna y me robaron todos los periódicos. Menudo disgusto porque tuve que pasarme todo el día en la comisaría poniendo la denuncia. Eran más de medio centenar de periódicos y claro, sin la denuncia no me los abonaban”, rememora. Pero más allá de anécdotas, reconoce que el trato con la gente siempre ha sido lo que más le ha llenado.

Porque al final la auténtica belleza de los pueblos reside en sus gentes. Son las personas los que les dan valor y los definen. Vecinos como los que integran el colectivo Marmiton de Sopela, encargados de organizar del Memorial Pepetxin-Putxera Eguna, un certamen gastronómico de referencia. Fue impulsado hace más de una década con el objetivo de recordar un día en el calendario a José López, más conocido como Pepetxin, con la actividad que más le gustaba hacer que era cocinar y qué mejor que haciendo alubias al estilo tradicional. “Era un auténtico maestro de los fogones. Le daba igual que fueran txipirones, marmitako, alubias, etc. El año anterior a su fallecimiento ganamos el concurso de Balmaseda”, recuerda Mikel Urbina, uno de los socios fundadores de Marmiton. Para dar cuenta de su evolución, el Memorial Pepetxin-Putxera Eguna comenzó con 90 inscripciones hace más de una década y el último año antes de la pandemia alcanzó las 160, de las cuales un centenar fueron putxeras locales. “Queríamos que fuera un día de fiesta y de paso instaurar esta tradición gastronómica que no existía en el pueblo”, asegura Mikel. No obstante, los años van pasando y los integrantes de la asociación han decidido pasar la cuchara a las nuevas generaciones. “En la próxima edición de noviembre –se celebra habitualmente el primer sábado– ya se encargan los jóvenes de organizarla”, apunta Mikel.

Aritza Bergara. DEIA/Carlos Zárate/ Borja Guerrero

Hablando de aficiones: su pasión por el buceo le acercó hasta Armintza. Aritza Bergara (Sestao 1972), escritor de novela negra, guionista de literatura infantil o estudioso de la mitología vasca, es un escritor polifacético que cambió el industrial Sestao por el carácter rural y tranquilo de Lemoiz allá por 2007. “Venía mucho a bucear y al final pensé que era mejor afincarme aquí. También buscaba un entorno más euskaldun para vivir”, desvela. Una prolífica trayectoria profesional que le ha llevado a escribir una media de una novela al año e incluso “algunos años dos”, asegura. En total, cuenta con una docena de novelas publicadas, además de cuatro libros sobre mitología vasca y otros tres destinados al público infantil. “Empecé a escribir porque vi que había una carencia de publicaciones sobre mitología vasca”, explica.

Campeona mundial

Con apenas 18 años, Olaia Tejeda puede presumir de ser campeona del mundo de Line Dance. La sopeloztarra afincada en Berango empezó a patinar a los 3 años por tradición familiar y se ha convertido en la primera patinadora vasca en competir en campeonatos internacionales con España. “Para mí, la experiencia del Mundial fue única. Ir a Alemania con mis compañeros de selección a vivir una experiencia como aquella ya era un sueño, así que quedar campeones del mundo ya... Un sueño único”, admite.

Ella se mueve en una disciplina con cinco categorías divididas por rangos de edad y modalidades: Newcommer, Novice, Intermedio, Advanced y Stars. “Únicamente quedando campeona del mundo o superando un rango de puntos puedes aumentar tu categoría. En mi caso, además de quedar campeona del mundo los jueces por unanimidad decidieron subirme de categoría”, apunta. Su familia materna siempre ha patinado, y su madre siempre ha sido su guía, “en la vida personal y en la profesional”, enfatiza. “Empecé a los 3 añitos, jugando sobre las cuatro ruedas. Más adelante fui la primera patinadora de Euskadi en patinar en campeonatos internacionales con la selección española. Además, me proclamé novena de España en la modalidad de Solo Dance”, sostiene. Así mismo, este año he empezado a cursar la carrera de Fisioterapia. “Compaginar, sin duda, es un trabajo personal que cada uno debe valorar si le compensa o no hacer. A mí, por ejemplo, me resulta imposible imaginarme una vida sin estudios y deporte. El deporte es vida y los estudios son futuro”, resalta.

Olaia Tejeda DEIA/Carlos Zárate/ Borja Guerrero

La gala del próximo jueves contará también con otras chicas deportistas. Erre que erre, Bizkerre! 2022 quedará en el recuerdo para el equipo getxotarra: ascenso y campeonato de liga, un binomio estelar para un grandioso club, sin duda, referencia del deporte femenino en Bizkaia. La pasada temporada está regada con champán y lágrimas de felicidad, con esfuerzo y convicción. La palabra equipo fue acuñada letra por letra. Y ahora, las chicas que dirigió Iñigo Juaristi y que ahora están bajo las riendas de Carlos Docando militan en la 2ª RFEF –la Segunda División de fútbol femenino– y se enfrentan a grandes conjuntos del Estado. Ellas “ayudan a la conquista que las mujeres tenemos que hacer día tras día para conseguir la igualdad real entre hombres y mujeres”, proclama la alcaldesa getxotarra, Amaia Agirre. El club tiene 19 equipos de chicas –alrededor de 300 jugadoras– y dos masculinos, pero avanza ya hacia una entidad deportiva exclusivamente femenina.

Los Laboral Kutxa DEIA Hemendik Sariak son un agradecimiento y eso bien se lo merece la jai batzorde de Plentzia: las personas que hacen posible que los demás disfruten de las fiestas. Yen la villa de Uribe Kosta hay unas cuantas, ¿eh? “Voy a hablar con sinceridad: este año teníamos miedo”, reconoce Idoia Bilbao. Y es que tras un 2020 y 2021 sin festejos, la comisión de fiestas deseaba que no fallara nada de nada en este regreso de la alegría tan ansiado. “Lo único que queríamos es que todo el mundo pudiera disfrutar”, destaca Idoia. El resultado: objetivo cumplido. La jai batzorde lo ha bordado y vecinos y visitantes se lo han pasado pipa durante todo este año. A su vez, desde este equipo integrando por unas siete personas, dan las gracias a “todas las personas, clubes, asociaciones que colaboran en todos los eventos, porque sin su ayuda sería inviable”, subraya Idoia.

Festival de Serifalaris DEIA/Carlos Zárate/ Borja Guerrero

Otro protagonista en Kultur Leioa será el festival Serifalaris, que ha conseguido que ese término se integre en el vocabulario de Getxo, de toda la comarca y del territorio. Hace una década pocos conocían las letras con serifas, esos adornos que alegran los extremos de los caracteres. De ellas y del sufijo en euskera –ari nació el nombre de este encuentro de profesionales del diseño gráfico, la creatividad y la cultura visual, que organizan Marina Goñi y Peio Atxalandabaso. Es una cita que rompe moldes, original y multitudinaria y que este 2022 ha celebrado su décima edición.

“Serifalaris es un evento organizado por diseñadores para diseñadores; esto permite que conectemos con las necesidades y gustos de las personas que vienen y repiten cada año y lo que nos diferencia de otros encuentros de este tipo, consolidándonos como la cita de referencia en un sector donde las iniciativas de este tipo son efímeras”, explican sus impulsores. Las mentes ingeniosas e inquietas de Marina y de Peio decidieron que Getxo tenía que contar con una actividad de estas características. “Ni en Euskadi ni en la zona norte había algo similar”, rememora Peio. De la primera edición, en la que hubo tres conferencias y dos talleres y que duró solo un día, hasta ahora hay una enorme evolución: dos días de festival con ponentes de primer nivel, diferentes actividades y asistentes que se cuentan por centenas en Muxikebarri.

Iñigo Mijangos DEIA/Carlos Zárate/ Borja Guerrero

Uno de los momentos emotivos de la gala será con Iñigo Mijangos. El nombre de este “gorliztarra de adopción”, como él afirma, pues lleva 25 años viviendo allí, está ligado al de Salvamento Marítimo Humanitario y al de Aita Mari. Es difícil poner palabras a lo que sus ojos ven o a lo que sus gestos hacen. Unas cifras para hacerse una idea: Iñigo lleva desde 2015 en la ONG que da respuesta a la crisis humanitaria que se vive en el Mediterráneo, y desde 2017 con el Aita Mari, el barco de rescate que auxilia a precarias embarcaciones atestadas de personas que solo encuentran ese modo de intentar tener un futuro, huyendo de la guerra, el hambre o la opresión.

“La ONG la fundamos un compañero y yo y se fueron uniendo socorristas y voluntarios; empezamos en Grecia con la crisis de los refugiados”, recuerda. En los inicios, fue secretario, pero ya desde el segundo año es presidente. “Nuestra vocación, en principio, es de ayuda humanitaria, pero ahora mismo, la urgencia es dar respuesta a algo que no es una crisis humanitaria, porque es una situación forzada por una falta de asistencia; realmente si lo hiciesen los gobiernos, nosotros nos estaríamos dedicando a esa emergencia por la que se fundó la ONG, es decir, consecuencias de huracanes o lo que fuera. Estamos donde estamos por una falta de voluntad política”, sostiene.