La madre de Itxaso Ruiz, como la de cualquier novia, se ofreció a guardarle el vestido en su habitación. Y allí lo ha tenido colgado, detrás de una puerta, la friolera de dos años y medio. “Tenía un montón de ganas de poder quitárselo del medio ya”, reconocía entre risas Itxaso, que ayer por fin lo estrenó para casarse en Loiu con Axel Calvín, tras cancelar su boda dos veces por la pandemia y ser padres de Luka, su segundo hijo. “Estamos muy contentos. Se ha hecho de rogar, pero ha merecido la pena esperar para poder celebrarlo sin ninguna restricción”, comentaba en vísperas del enlace, “nerviosa” por los últimos preparativos: el ramo, la prueba del vestido de su hija Maddi... “Son muchas cosas y tengo la cabeza a tope”.

Por más bromas que les han hecho por tener que posponer su enlace, esta pareja de Urduliz siempre las ha encajado con mucho sentido del humor. La segunda vez que anularon la boda, los amigos les decían: “Pensadlo bien, que el virus os está dando otra oportunidad”. Esta semana, sin embargo, los mensajes daban por hecho que a la tercera iba a ser la vencida. “La gente tiene muchas ganas de que llegue el día por fin. Muchos me escribían: Buah, que ya no queda nada. Esta vez sí que sí. Ahora ya no hay nada que os impida que podáis celebrarlo”, compartía Itxaso. Muy mal se tendría que haber dado para suspender el evento por tercera vez. “Tendría que caer un meteorito”, bromeaba la novia. Un meteorito, Putin... “Vamos a cruzar los dedos por si acaso”, decía, entre risas, “convencida” de que la cita de ayer era la definitiva.

En sus alianzas, sin embargo, está grabada otra fecha, el 25 de abril de 2020, que es cuando tenían previsto darse el Sí, quiero la primera vez y no pudieron al decretarse el estado de alarma y estar confinados. “Pese a que fue muy triste porque tuvimos que cancelar todo, los amigos hicieron que fuese un día especial porque se vistieron elegantes e hicimos videollamadas. Lo intentamos llevar lo mejor posible”, recordaba Itxaso, que improvisó un vestido “con una tela blanca de terciopelo que tenía y un cinturón”.

La segunda intentona, el 13 de marzo de 2021, también fue fallida. “Había demasiadas restricciones. No se podía hacer prácticamente nada, había que ir con mascarilla, el horario era hasta las ocho... Hacerlo así no nos apetecía”, explicaba. Así que esperaron y, tras “reenviar una invitación digital”, ayer, por fin, celebraron su enlace en el restaurante Aspaldiko de Loiu con 130 invitados.

Lejos de desinflarse con el tiempo, las ganas de diversión han ido en aumento. “La gente se ha desfogado, hemos tenido todo este verano de fiestas, pero yo creo que vienen a la boda con muchas ganas de darlo todo y de disfrutar a tope”, intuía. La única preocupación, de haberla, era comprobar si les valía el traje. A Itxaso, que tenía el suyo “como un caramelo prohibido y no lo había mirado en todo este tiempo”, le quedaba perfecto, aunque ha pasado “otro embarazo de por medio”. El de su hijo Luka, de once meses, testigo de excepción junto a su hermana Maddi, de 5 años. “Está en plan: Aita y ama se van a casar y pregunta: Pero yo voy a ir ¿no? No sabe de qué magnitud es la fiesta”. Si es proporcional al tiempo esperado, será antológica. Menos mal que la pareja se irá “una semana de relax sin niños a Lanzarote”. El viaje en familia a Estados Unidos será la guinda de la tarta nupcial el próximo verano. l