El campo de Karrantza sí que capea la tormenta perfecta que no descarga para aliviar la sequía en el valle y que podría motivar la llegada de camiones cisterna desde Cantabria. La falta de precipitaciones agudizada en verano somete a las explotaciones a una prueba más de supervivencia, por si no tuvieran poco con los precios disparados, el estrecho margen de beneficio y un trabajo muy sacrificado que complica el relevo generacional. Un cúmulo de circunstancias al que la climatología asesta “la puntilla para los ganaderos”.

Tanto Juana Fisure, veterana que tomó las riendas de la granja familiar junto con sus hermanos en los años noventa como David Ruiz, de 37 años, la cuarta generación al frente de la suya, emplean la misma palabra para definir la complicada situación. Galardonada por Lorra con el premio Ekinaren Ekinez en 2018, Juana Fisure asegura que “donde vivo, en el barrio de Biañez no hemos sufrido restricciones”, al mismo tiempo que insta al Ayuntamiento “que me está representando”, a que aporte “soluciones antes de que se presente el problema”.

Con más razón, dado que “por la acción del cambio climático, esto se puede repetir más a menudo”. “Pago mis impuestos, genero empleo y necesito unos mínimos servicios, entre los que está el agua”, incide Juana, quien calcula “entre setenta y noventa litros al día” la cantidad de agua que puede beber una vaca. La subida de la luz “nos está rompiendo todos los esquemas, igualmente la de los piensos y la gasolina en un valle tan disperso en el que hay que tirar de coche para casi todo”. Llegados a este punto, “te planteas muchas cosas porque estar trabajando catorce horas diarias los 365 días al año para no sacar rentabilidad no compensa”. Pero “somos grandes profesionales y seguimos adelante; en Karrantza no existe otro modo de vida aparte del campo o la fábrica de lácteos”.

Consumo

Miles de litros al día. David Ruiz estima que las 65 vacas que ordeña en la explotación familiar consumen “entre 5.000 y 6.000 litros al día”. Juana Fisure lo acota a “de setenta a noventa litros al día por vaca” y ella cuida de 250. Además, la falta de lluvia provoca que “no crezca la hierba y los animales no encuentren para comer”, lo que sube los gastos en pienso con los precios por las nubes.

David Ruiz se confiesa también agotado. A sus 37 años, se incorporó a los 18 a la explotación del barrio de Valnera continuando la senda iniciada por “mis bisabuelos”. Aunque le apena pensar que “puede que algún día se acabe”, más descorazonador aún resulta “trabajar y no ganar dinero”. En el valle notan que “últimamente están cerrando explotaciones y cada vez quedamos menos, no hay joven que decida continuar y el futuro a cuatro o cinco años vista pinta muy mal porque hay muchísima gente al borde de la jubilación”. En ese contexto, la juventud “representa un porcentaje muy pequeño del total, seremos más o menos veinte”.

Recuerda otros episodios similares, pero “ninguno tan largo”. “De momento” no se han decretado restricciones para el consumo de agua por parte del ganado, si bien el problema radica en que “al no llover no sale hierba, los animales no encuentran para comer, con lo cual se compra más fuera con el nivel de precios como está, encarece el coste de producción, etc.”. Sus “65 vacas” acaparan aproximadamente “entre 5.000 y 6.000 litros diarios”. Además, “el agua también se va en otras tareas del día a día.

La cooperativa Bizkaia Esnea recoge la leche “directa para el consumidor y ahí luchamos, aguantando no sabemos hasta cuándo”. De hecho, “hemos barajado dedicarnos a otra cosa y dejar de sufrir, hasta los jóvenes nos quemamos”. Desde Karrantza, lanzan un mensaje a los gobiernos, que “saben lo que ocurre y parece que miran hacia otro lado”, cuando “luego se ve muy bonito venir de la ciudad y fijarse en lo verde y hacer de la leche el producto reclamo de los supermercados, no nos olvidemos, gracias a los ganaderos”.

¿Consorcio sí o no?

Cautela “Ahora el agua es de gestión municipal”

El debate sobre el posible ingreso de Karrantza en el Consorcio de Aguas resurge periódicamente y ha reaparecido con la sequía. Sin embargo, actualmente “el agua es de gestión municipal”, responde Juana Fisure.

Rechazo “causaría la ruina de las granjas”

David Ruiz considera que la adhesión del valle al Consorcio, “causaría la ruina de las granjas con las tarifas que proponen” y haría falta “que garantizaran la calidad del agua”, pero “los de los despachos dirán, que saben mucho...” ironiza el ganadero.