Portugalete siempre ha tenido una estrecha relación con el mar. De hecho, la circunstancia de estar bañado por las aguas de la ría fue un elemento clave para que María Díaz de Haro otorgase al municipio jarrillero la distinción de villa hace justamente siete siglos y desde entonces, gran parte del motor económico de la noble villa ha estado relacionado con el mar. Por ello, las iniciativas ligadas al mar están contando con un importante peso específico en las conmemoraciones del 700 aniversario de la fundación de la villa y, muestra de todo ello, es la celebración del Batelero Eguna, una cita que hasta hoy llenará de ambiente marinero el entorno del paseo de La Canilla. “Esta es una de las actividades que acoge Portugalete por el 700 aniversario porque a lo largo de la historia de la villa ha sido muy importante el mar. Es algo que queremos mostrar, sobre todo, a los más jóvenes, que desconocen en muchos casos que los bateles han sido el modo de vida de muchos jarrilleros siglos atrás”, explicó Estíbaliz Freije, edil de Cultura del Ayuntamiento de Portugalete.

Ciertamente, el Batelero Eguna es la cita ideal para que cualquier pueblo conozca su tradición marítima. Esta cita que ha estado organizada por Euskal Bateleroak Elkartea, la Cofradía de Mareantes y Navegantes de Portugalete y el Consistorio jarrillero persigue no solo reunir a los amantes de los bateles, sino también mostrar a la ciudadanía la tradición y el legado marinero que posee Euskadi. Así, una carpa instalada en el inicio del paseo de La Canilla muestra a través de diversos paneles detalles como las partes de las que se compone un batel tradicional vasco y parte de la historia de los bateles en Euskadi. Ayer, desde primera hora, hubo personas que fueron desfilando por dicha carpa para informarse y profundizar en una parte importante de la historia y la cultura del país. También sirve un paseo por esta carpa para conocer la labor de Euskal Bateleroak Elkartea, entidad que cada año organiza el Batelero Eguna. “Nuestra misión es dar a conocer estas embarcaciones tradicionales que, poco a poco, se han ido perdiendo. La gente viene, pregunta sobre las embarcaciones, su antigüedad, cómo las recuperamos...”, explicó Beñat Ibaieta, lehendakari de Euskal Bateleroak Elkartea. Pero, además de su labor de divulgación, Euskal Bateleroak busca aglutinar a los amantes de los bateles, cada año, a través de esta iniciativa. “Con la celebración del Batelero Eguna buscamos encontrarnos, unirnos hacer piña. Cada año organizamos esta cita en una localidad costera diferente de Euskadi”, indicó Ibaieta.

Una muestra divulga la tradición batelera vasca. Miguel A. Pardo

Intercambio cultural

Y ayer volvieron a demostrarlo. En total se reunieron 38 bateles que surcaron las aguas de la ría a su paso por Portugalete dejando hermosas imágenes en el entorno del paseo de La Canilla. Antes de soltar amarras, los participantes se reunieron en la carpa instalada en La Canilla para establecer los detalles tanto de la salida como de toda la travesía. Allí, pasadas las 10.00 horas se dieron cita amantes de los bateles procedentes de localidades como Zumaia, Zarautz, Getxo y, cómo no, no faltaron los jarrilleros. Pero no solo hubo participantes vascos, ya que hasta la noble villa jarrillera se desplazaron botes gallegos, catalanes y baleares. Porque el Batelero Eguna también sirve de intercambio cultural, de punto en el que las tradiciones marineras vascas se encuentran con las de otros lugares. Ejemplo de ello es el balear Jaume Amengoal, quien viajó desde su Mallorca natal hasta la noble villa jarrillera para acudir a este Batelero Eguna en el que no solo aprende sobre las embarcaciones vascas, sino que también él enseña aspectos de los bateles mallorquines. “Venimos desde Mallorca y somos un poco intrépidos. El Batelero Eguna es una cita que no nos solemos perder y, en esta ocasión, me han dicho que coincide con el 700 aniversario de la fundación de la villa de Portugalete, lo que le añade más interés si cabe. Nos gusta ver qué se hace por el patrimonio marítimo fuera de nuestras islas y en estos encuentros no solo se entablan relaciones sino que también se aprende mucho”, señaló Amengoal, quien, por la tarde, enseñó a los participantes a montar una vela latina, el tipo de vela que portan los bateles baleares.

En total, se dieron cita 38 bateles en la jornada de ayer. M. A. P.

Cerca de las 11.00 horas, comenzó el gran espectáculo. Desde el muelle ubicado junto al Museo Rialia fueron partiendo los bateles que, cada uno a su ritmo, describieron una bonita travesía por la ría. Así, impulsados por el ligero viento que sopló ayer a la mañana en la noble villa portugaluja, fueron llenando de color y vida el cauce de la ría en portugalete. En la mañana de ayer, la noble villa navegaba entre dos realidades: lo tradicional con los bateles surcando la ría y la celebración del Mercado de Aldeanas, y lo más moderno, con los atrevidos que decidieron lanzarse en puenting desde lo más alto del Puente Colgante. Con todo, el paisaje dibujaba la imagen de una villa que mira al futuro, pero que lo hace teniendo muy presentes sus raíces. “La estampa de los bateles por la ría ha sido la típica de Portugalete durante muchos siglos y es algo que no podemos perder y que la ciudadanía debe conocer. Estos son los típicos botes que se empleaban aquí para salir a pescar y llevar comida a casa”, recordó Eneko Arce, presidente de la Cofradía de Mareantes y Navegantes de Portugalete.

Amantes de estas embarcaciones se congregaron en Portugalete. M. A. P.

En esta ocasión, a diferencia de lo que les ocurría a las familias jarrilleras hace siglos, la comida no estaba en juego en esta travesía. Al revés, quienes participaron en esta cita la tenían bien asegurada. Ya que, cuando acabó el espectacular viaje por la ría en el que también se homenajeó a un miembro de Euskal Bateleroak fallecido recientemente, a los bateleros les esperaba una comida popular que tuvo lugar a las 14.30 horas. Ya cuando caía la noche, llegó el momento de los conciertos que ofrecieron Amak y Deiedra, que pusieron ritmo a esta cita en la que fueron protagonistas una ría, 38 bateles y siete siglos de villa. l