Es difícil controlar las emociones y evitar derramar alguna lágrima cuando uno se enfrenta a la fotografía de Aylan Kurdi, el niño refugiado ahogado en la costa de Turquía cuya imagen dio la vuelta al mundo. Precisamente, cubriendo aquella tragedia humanitaria estuvo el fotógrafo y escritor Imanol Bueno Bernaola (Portugalete, 1965). Imanol estuvo allí, colaborando con la organización humanitaria Open Arms, durante los primeros meses de la llegada de refugiados que huían de la guerra de Siria a la isla griega de Lesbos. “Los estados querían ocultar aquella tragedia”, relata mientras le vienen a la memoria los recuerdos de aquellos terribles días.

Por suerte, su instinto humano y su cámara estaban allí para retratar y dar testimonio de lo sucedido. Un trabajo que muestra estos días al público en la sala de exposiciones del ayuntamiento de Bakio, a través de la exposición de fotografía documental titulada La Puerta Cerrada. Una muestra que pone el foco en la tragedia que viven las personas refugiadas cuando intentan entrar en la Unión Europea a través de la peligrosa frontera oriental de Grecia.

Un año después, en 2017, Imanol fue testigo de otro drama humanitario. En esta ocasión en los Balcanes. Y precisamente, la segunda parte de la exposición se llama Olvidados-Gazte Ahaztuak, y traslada al visitante hasta la península del sur de Europa para mostrarle la dura situación de jóvenes y menores no acompañados que se hacinaban en los barracones ferroviarios de la estación serbia de Belgrado durante el frío invierno de 2017. “A nivel personal fue muy duro”, relata Imanol, que recuerda aquellos días en que se cerraron “las fronteras en toda la región de los Balcanes”.

Cuando llegó allí se encontró con un panorama desolador. “Había jóvenes menores de edad que estaban vagando por la ciudad”, señala. Una situación que le hizo retrotraerse a un pasado muy oscuro de Europa. “Me recordaba a las colas del hambre de la Segunda Guerra Mundial”, apunta.

Ante semejante situación, Imanol no dudó en disparar su cámara en las inmediaciones de la estación de la capital de Serbia para narrar lo que allí estaba sucediendo, en unos “barracones inmundos donde se hacinaban varios centenares de jóvenes, principalmente afganos y pakistaníes, a los que la Unión Europea no les reconocía la condición de refugiados. Unas pocas ONGs como Hot Food Idomeni o No name kitchen ofrecían comidas y cenas y grandes cantidades de solidaridad”, describe.

Sin embargo, actualmente ambas situaciones inhumanas, lejos de resolverse, se han visto agravadas con trágicos episodios acaecidos en este último lustro, según explica Imanol. Por eso su testimonio visual cobra especial importancia para dar a conocer las tragedias humanas que se registran todavía hoy en día en el continente.

En definitiva, una mirada humana y sincera a un drama humanitario que no cesa y se sucede, día tras día, en diversos rincones del planeta, desde los más lejanos hasta los más cercanos, como se puede observar tristemente estos días a consecuencia de la guerra en Ucrania. Así, la exposición ofrece una visión muy realista a través de un recorrido compuesto por 25 fotografías y 3 roll-up con textos de la escritora Olga Saratxaga Bouzas.

Libros

Por otro lado, Imanol Bueno Bernaola, un portugalujo de Repelega afincado en Muskiz, que ha trabajado de redactor jefe en el periódico cántabro Página XXI y ha sido freelance en algunos medios de comunicación, cuenta además con diversos trabajos publicados. Precisamente uno de ellos es el libro colaborativo de fotografía documental en el que se basa la exposición La Puerta Cerrada, 26 voces contra la indiferencia sobre personas refugiadas a su llegada a la isla griega de Lesbos y de Olvidados-Gazte Ahaztuak, sobre jóvenes refugiados en los Balcanes. Asimismo, también es coautor junto a Aitor Ventureira San Miguel de la obra etnográfica Araba: mitos, creencias y tradiciones y de La nieve cubriendo el patio, editado por Valparaíso, un poemario sobre el amor, el desamor y sus variables. “Toda la vida me he dedicado a escribir y aunque lo he hecho en diferentes registros, la poesía siempre ha estado ahí”, relataba a DEIA durante la presentación de este trabajo.