Poco después de la salida del sol, cuatro amigos de Ezkerraldea apasionados de la historia se dieron cita ayer en una campa del barrio abantoarra de Las Calizas para emular el antiguo proceso de obtención del hierro mediante el uso de una haizeola o ferrería de monte. Partiendo de los cerca de cien kilos de mineral de hematite obtenidos hace varias semanas en una antigua mina de Galdames, el objetivo no era otro que el de lograr fabricar una agoa de hierro que posteriormente se llevará a la ferrería de El Pobal para trabajar en la fragua. Habrá que espera a mañana o pasado mañana para extraer la agoa que, apuntan, puede “pesar unos 20 kilos”.
Una iniciativa no exenta de condicionantes por cuanto, como señala Tomás Queiróz, “del proceso solo conocemos bien los condimentos”. Es decir, “el hematite, el carbón vegetal o las piedras areniscas y el barro que se usan para construir la haizeola en torno a un agujero cavado en la tierra” pero no saben “casi nada de las cantidades exactas de cada elemento ni de las temperaturas ni tiempos necesarios en los que hay que mantener esas temperaturas que provocan la reducción del mineral”. No hay libro de instrucciones “y ello nos lleva a una labor constante de prueba y error”, destacaba este ferrón aficionado, que lleva a sus espaldas más de veinte tentativas, tanto en Galicia como en Euskadi.
De hecho, la última tuvo lugar el 1 de mayo de 2021 –en el mismo lugar que ayer– cuando el equipo compuesto por Tomás Queiróz, Juan Carlos Lafuente, Miguel Ángel Cantero y Eneko Bacigalupe construyó una haizeola de cien centímetros de alto y unos ochenta de diámetro exterior en la zona que emerge del terreno, ya que parte de la ferrería de monte, por donde se deben retirar la agoa y las escorias, se encuentra sepultada. En esa ocasión, a la necesidad de ir ajustando las cargas de mineral y de carbón vegetal –240 kilogramos cedidos por la ferrería de El Pobal– se unió la pandemia del covid y el toque de queda vigente en aquellas fechas. “Nos pilló el toro y no nos quedó otra que parar la reducción cuando ya habíamos logrado unas temperaturas interiores en la haizeola que hacían presagiar la obtención de una buena agoa”. De hecho, “pudimos obtener una pequeña agoa de calidad, ya que estaba bien imantada”, subrayaba Queiróz.
Ayer no fue el covid el elemento externo que puso el punto de sufrimiento en este arduo proceso preindustrial que comenzó a primera hora con la reparación del anterior horno de monte, elaborado con piedra arenisca raseada por dentro y por fuera con barro de la misma campa, de las tres toberas por donde insuflar el aire –haizeola– y la zanja sangradera. Ayer fueron las altas temperaturas ambientales registradas que elevaron el mercurio hasta las cercanías de los 30 grados lo que obligaban a los ferrones aficionados a realizar más paradas de las previstas para poder hidratarse y seguir la faena.
Análisis químico en la UPV
“No es de extrañar que este trabajo se hiciera en cuadrillas porque la carga de carbón vegetal y de mineral en la ferrería y su atención, tanto a la llama como al funcionamiento de las toberas, es continua y regular y por ello se necesitan muchas horas para lograr las temperaturas óptimas en las que las rocas de hematites se convierten en buztita”, explicaba Tomás Queiróz, quien adelantó que “la agoa que obtengamos en Las Calizas la utilizaremos, por una parte, en la fragua de la ferrería de El Pobal para fabricar alguna pieza o herramienta y otra parte la haremos llegar a la Universidad del País vasco para que se pueda analizar la composición química del producto que hayamos logrado”.
No es el único reto que Tomás tiene en mente para los próximos meses. Así, durante la próxima edición de la Burdin jaia –la fiesta del hierro de Meatzaldea que se celebrará en Abanto Zierbena del 9 al 11 de septiembre– volverá a intentar la reducción del mineral de hierro en los terrenos exteriores del Museo de la Minería del País vasco, que ha colaborado nuevamente con estos amigos ferrones prestándoles un fuelle de doble cámara que insufla aire por las toberas tanto al subir la parte baja del fuelle como al bajar la parte alta del mismo.
Además, en fecha que aún está por concretar, pero que previsiblemente sea este próximo otoño, los cuatro amigos tienen idea de construir una haizeola en los terrenos de la Ferrería de El Pobal. “Es una nueva oportunidad de repetir el proceso y además de agradecer la colaboración del museo foral con nuestra investigación amateur, ya que ellos nos han proporcionado los 480 kilos de carbón vegetal que hemos utilizado en estas dos tentativas llevadas a cabo en la ferrería de monte de Las Calizas”, señala el barakaldarra Juan Carlos Lafuente. Ayer echó de menos al gentío que se reunió en mayo de 2021 durante la primera tentativa. “Espero que se dejen ver en Burdin jaia y nos ayuden comprando cajitas de mineral de hierro de recuerdo para sufragar la adquisición de un fuelle ya que el del Museo minero, con más de 200 años, está deteriorado”, señaló Lafuente.