“Comprar, cocinar, limpiar, comer, ir a la oficina... Vivimos en un continuo no parar desde el desayuno a la cena” en el que “no siempre conseguimos comer sano porque nos produce un trabajo animal”, dice Mireia Muñiz. Durante el parón forzado del confinamiento en el que se replantearon tantas cosas “empezamos a pensar en una manera realmente buena de gestionarlo, de alimentarnos como los libros indican que hay que hacerlo, pero que no nos acarreara mucho esfuerzo”. Fijándose en “tendencias en Europa de alimentación rápida y saludable” dieron forma del concepto de la empresa Yuït, que forman en total cinco personas, cuatro de ellas, como ellos, de Zalla: batidos de “comida en polvo mezclada con agua”. Se trata de que cada persona identifique los momentos en los que esta alternativa les puede sacar de un apuro: “tengo reuniones a mediodía y no puedo cocinar, salgo de viaje y no sé si voy a encontrar sitios para parar a comer en el camino o en invierno me apetece salir andar en bici a primera hora de la tarde antes de que se quite el sol, pero no quiero ir con el estómago lleno”. Lo que no quita que “por la noche cene a la manera tradicional, hablamos de combinarlo”, matiza.Tras “darle una vuelta al concepto” acudieron al centro tecnológico Azti a consultar cómo llevarlo a la práctica. “Queríamos contar con los mejores y les encantó la idea. A partir de ahí lanzamos la primera gama de comida nutricionalmente completa, con vitaminas, minerales, probióticos, etc., en ingredientes de origen natural como verduras, guisantes o frutos rojos que se preparan con un mezclador. En una bolsa de un kilo entregan el equivalente a diez raciones, “aunque luego cada personas puede ajustarlo y sacia a pesar de ser líquido”. También lo comercializan en formato de barritas energéticas. Se puede encargar a través de su página web, www.yuit.eu.

Acostumbrados a la buena mesa en una comarca como Enkarterri, caracterizada por la variedad de su gastronomía, la propuesta es “disruptiva” y hay a quien “le cuesta probarlo”. Sí que han cuidado que las materias primas procedan del ámbito local recurriendo en la medida de lo posible a “excedentes de las cosechas”. Dentro de esta filosofía “nos gustaría colaborar con productores encartados, hemos hecho llegar a la asociación Enkartur una lista de ingredientes para que se pongan en contacto con nosotros si encuentran proveedores de la zona”.

Con el tiempo, “nos plantearemos la posibilidad de abrir una tienda física porque nos parece importante que haya un espacio en el que la gente pueda probar y comprarlo si le gusta, en particular para la tercera edad puede ser una buena opción” porque no manejan tanto internet y “hay quien no quiere cocinar o tiene impedimentos para ello, necesita nutrirse adecuadamente y acaba comiendo cualquier cosa por no realizar un sobreesfuerzo”.

“Queda camino por recorrer, vamos paso a paso”, asegura Mireia. Han pasado “dos años desde que se nos ocurrió la idea, recurrimos a quien nos ayudara a materializarla y conseguir un producto del que sentirnos orgullosos”. Tiempo de “poner las cosas en orden coincidiendo con la pandemia”. De hecho, “iniciamos los trámites en abril de 2020, estando encerrados”.

“Nos gustaría colaborar con productores de la comarca para que nos abastezcan”

“Vivimos en un continuo no parar y no siempre conseguimos comer sano por el trabajo que da cocinar”

Gerente de Yuït