Coincidían en lo principal. La necesidad. Lo de menos era si tenían veintitantos o cincuentaytantos. Todas eran mujeres, madres y trabajadoras en condiciones precarias. La pandemia puso contra las cuerdas su modus vivendi. Su zona de confort se vio alterada como también lo hizo el equilibrio emocional de la familia.

El último informe de Cruz Roja Bizkaia pone números a este caos -han atendido en 2021 a 24.697 personas, el 59% mujeres- y además, da voz a esas personas sobre las que ha impactado la crisis social y económica a escala mundial provocada por un virus.

Una de ellas Diana, que solo tiene palabras de agradecimiento para la labor desarrollada por esta entidad humanitaria. “Nos ayudan. Son humanos”, resumía la joven. En el otro lado de la balanza María, voluntaria, que lanzaba un mensaje claro: “son más los necesitados que los que ayudamos”.

Las palabras de Diana son personales pero transferibles a otras muchas personas, algunas de ellas en situación de extrema vulnerabilidad. Porque las desgracias nunca vienen solas. Y el género también marca cuando la necesidad aprieta. Las mujeres siguen siendo un colectivo prioritario de la atención de inclusión social de Cruz Roja. Es, de hecho, uno de los compromisos asumidos por todas las personas que conforman esa gran familia.

El pasado año, sin ir más lejos, en el Territorio atendieron a 14.606 mujeres, lo que representa ese 59% del total. “Esto refleja que el rostro de la vulnerabilidad en Bizkaia es el de una mujer que en el 57% de los casos ha nacido en otro país, tiene entre 24 y 54 años, y cuenta con menores a su cargo”, ha resumido Víctor Gutiérrez, presidente de Cruz Roja Bizkaia. Esto último, en siete de cada diez casos.

Entre las mujeres atendidas, 5.465 atravesaban una situación de extrema vulnerabilidad, lo que confirma que la brecha de género se ha ampliado en estos años pandémicos. Además, según los datos aportados, 431 mujeres participaron en el Plan de Empleo y 160 solicitaron asilo, ha detallado por su parte Guillermo Vázquez, coordinador de la entidad.

Y este arranque de año tampoco está siendo fácil para muchas familias. Los precios al alza de los alimentos y de la electricidad están pasando factura a muchas economías domésticas y la demanda de los programas que ofrece Cruz Roja también está creciendo, tal y como ha reconocido Manu Calvo, secretario de Cruz Roja, sobre todo en materia de pobreza energética -ayudas para abonar el recibo de la luz-.

No obstante, el buen comportamiento de la empleabilidad en Bizkaia y en Euskadi ha permitido acortar un poco el número de familias vulnerables con respecto a 2019. Con todo, la entidad se mantiene fiel a su espíritu y redobla su propósito de “estar cerca de las personas".

Y es que los duros y largos años de pandemia han hecho que la respuesta de Cruz Roja se haya intensificado en materia de salud; principalmente para tratar de atenuar la soledad y el aislamiento social "o la pérdida de la estabilidad emocional", han indicado fuentes de la entidad humanitaria.

Así, el año pasado también prestó atención a 7.733 personas que demandaron alguno de los servicios relacionados con salud, como el de asesoramiento en relación a la covid-19 en el que participaron 6.602 personas, o el servicio 'Cruz Roja Te Escucha', de apoyo psicosocial telefónico.

Todo el trabajo realizado y los servicios prestados fueron posibles gracias a los 12.470 voluntarios que trabajaron con Cruz Roja durante el pasado curso; 9.822 de los cuales prestan ayuda de forma esporádica y 2.648 "de forma habitual y estable". La edad media de la persona voluntaria es de 43 años y sí, son mujeres en su mayoría.