La Pasión Viviente de Arkotxa vuelve este año a este barrio de Zaratamo, y lo hace con algún contratiempo, como la elección de Jesús, ya que en enero, con los ensayos ya adelantados, tuvieron que cambiar a la persona escogida para el papel.

La Pasión Viviente de Arkotxa vuelve a las calles del barrio. Tres años sin organizarla son muchos, después de haberlo hecho durante cinco décadas...

—La verdad es que sí, se ha hecho largo. Tres años sin salir se ha hecho duro y más cuando dos de los años en los que no hemos podido salir tuvimos que suspender la Pasión Viviente prácticamente a las puertas de celebrarse y con mucho trabajo ya adelantado.

En su caso además vuelve a lo grande, representando el papel de Jesús. ¿Cómo van esos nervios?

—Los nervios ahora están a flor de piel, pero es normal ya queda poco y más cuando, como comentabas anteriormente, llevamos tres ediciones sin salir. Estamos con muchas ganas y se nota, pero los nervios son algo normal, están ahí, claro.

El papel de Jesús le ha llegado en esta ocasión tan especial por la vuelta de la Semana Santa al barrio de Arkotxa casi de casualidad, podría decirse que de rebote.

—Bueno, pues la verdad es que un poco de rebote sí que me ha venido, ya que el que iba a realizar el papel no ha podido seguir adelante con los ensayos y no sabíamos si podría estar en condiciones de hacerlo ahora. El pasado mes de enero le detectaron una hernia y tuve que sustituirle, como dices de rebote o porque no había mucho tiempo para volver a empezar.

¿Cómo se lo dijeron?

—Bueno, pues como soy el director, el que iba a hacer de Cristo me comunicó lo que le pasaba. Teníamos que tomar una decisión y se tomó entre el grupo de dirección y miembros de la junta.

¿Cómo ha sido ensayar con la pandemia? ¿Ha creado dificultades?

—Hemos estado con mascarillas y en enero suspendimos algún ensayo cuando se produjo un pico de contagios, pero bueno, por suerte todo se ha ido normalizando y no hemos tenido mayores complicaciones.

¿Y en las representaciones ha habido que modificar algo por el covid?

—No, al hacerse su mayoría al aire libre no hemos cambiado nada más que las recomendaciones de Sanidad y para quienes vengan a vernos a la Última Cena, será obligatorio llevar mascarilla.

¿Se han notado más ganas por llevar tres años sin salir o también ha habido que trabajar para enganchar de nuevo a la gente?

—Hay de todo, gente que ha desconectado y gente que ha venido con muchas ganas, pero ha sido duro arrancar, y más con los contratiempos que han ido surgiendo.

¿Cómo se ha preparado para las representaciones de hoy y mañana?

—Como siempre, hay que mentalizarse y meterse en el papel, se trata de hacerlo bien y de una manera seria. El pelo largo y barba ya tenía, así que eso ya estaba adelantado.

¿Desde cuándo lleva participando en la Semana Santa de Arkotxa?

—Llevo participando desde los tres años, de manera diferente, claro. Desde hace 15 años soy el director, así que mi función es organizar el acto en líneas generales y trabajar para que todo salga como tiene que salir.

¿Qué es lo más complicado de hacer de Jesús?

—Lo más complicado es transmitir todo lo que significa Jesús e intentar que llegue a la gente lo que él sintió o yo creo que sintió aquellos días.

¿Y cómo lo vive? ¿Es duro?

—Lo vivo con mucha pasión, dedico muchas horas de mi vida a esto, soy una especie de friki de la vida de Jesús y de la historia de aquella época.

¿Cómo ve el futuro de la Semana Santa de Arkotxa? ¿Hace falta relevo?

—Este año hemos conseguido que participe bastante gente y esperemos que cada año se impliquen más... La idea es seguir representando la Pasión durante muchos años.

"Voy a intentar trasladar la importancia de Jesús e intentar que llegue a la gente lo que yo creo que pudo sufrir aquellos días"

"A pesar de algunas complicaciones, hemos logrado que participe mucha gente y esperamos poder seguir muchos años más"