“Queda camino por delante pero esperamos llegar a un acuerdo satisfactorio por ambas partes”, ha asegurado a DEIA el consejero de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes, Iñaki Arriola, con respecto a la futura transferencia de los servicios ferroviarios de Cercanías que ahora gestiona Renfe y que en un futuro cercano pasarán a manos de Euskotren, la compañía ferroviaria que depende del Ejecutivo autonómico.

De hecho Arriola ha desvelado que “ya se han formado grupos de trabajo dentro de Euskotren” para determinar cómo asumir los servicios que ahora mueven miles de personas por las líneas de Cercanías 1, 2 y 3 que conectan la capital vizcaina con Santurtzi, Muskiz y Orduña respectivamente, además del trazado de vía estrecha que atiende a las localidades de la comarca de Enkarterri hasta llegar a Balmaseda.

Aunque como en competencias traspasadas anteriores es el departamento de Gobernanza Pública y Autogobierno del Gobierno vasco el que gestiona a nivel político la transferencia, también la consejería de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes, de quien depende Euskotren, tiene mucho trabajo técnico que abordar.

Su titular ha explicado a DEIA que además de los grupos de trabajo creados “se está llevando a cabo un intercambio de documentos también entre el departamento y el ministerio” de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, de quien dependen los servicios ferroviarios de Renfe.

Esta transferencia es de calado sobre todo por la cantidad de personas que se verían afectadas cada día si cambia de manos la gestión de un transporte que mejora la movilidad de las conurbaciones de Bilbao y Donostia.

El consejero reconocía a este periódico que la tarea no es sencilla. Aseguró que “es una transferencia compleja en la estamos trabajando con una interlocución abierta”. La razón es que hay muchas variables a negociar, las más importantes sin duda son, entre otras, si se transfiere la plantilla que cubre las Cercanías, si el Gobierno vasco, a través de su gestor ferroviario, Eusko Trenbide Sarea (ETS), asume la titularidad de las estaciones y su mantenimiento y qué pasa con el material móvil.

Intercomunitaria

También está sobre la mesa cómo se traspasa el itinerario que antes explotaba Feve y que tiene Balmaseda como destino final desde Bilbao. El hecho de que el trazado local de cercanías forme parte de una infraestructura ferroviaria que prosigue fuera de la Comunidad Autónoma puede plantear problemas de competencias que, a priori, no se tendrían que contemplar en las restantes líneas con las que se trabaja al estar desplegadas en su integridad dentro de la CAV.

El nudo gordiano de estas dudas se halla en si el Gobierno de Sánchez decide sacar las líneas ferroviarias en cuestión del catálogo de Red Ferroviaria de Interés General, en el que se encuadran ahora. Un escenario que impide cumplir la transferencia que recoge el artículo 10 del Estatuto de Autonomía de Euskadi y que ya ha sido objeto de sentencia en el Tribunal Constitucional en 1996 y 2016.

Los cuatro trazados de Renfe en Bizkaia mueven más de 10 millones de pasajeros cada año, según las cifras recogidas en los informes de movilidad del Consorcio de Transportes de Bizkaia. Una cifra que cayó durante los dos años de pandemia ya que en 2020 se quedaron en 6,37 millones de pasajeros y el pasado ejercicio en casi 7,5 millones de usuarios.

Antes de que José Luis Ábalos, el anterior ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana dejara su cargo, no puso problemas a una transferencia equivalente al modelo catalán. Una fórmula de mínimos que la Generalitat aceptó a regañadientes en 2010 por que solo gestiona la fijación de horarios y frecuencias, mientras que los elementos principales del sistema siguen en manos de Renfe y Adif. De hecho durante la pasada década la Generalitat ha solicitado en varias ocasiones una transferencia completa, incluyendo los activos de ambas empresas públicas.

Pero los escenarios en Catalunya y Euskadi son distintos y requieren una forma de gestionar las cercanías diferente ya que las competencias recogidas en los dos estatutos de autonomía con respecto a los transportes ferroviarios también son diferentes.

En septiembre pasado y tras su primera entrevista con la ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, la consejera de Gobernanza Pública y Autogobierno, Olatz Garamendi, aseguró que “lo realmente importante es que exista voluntad política en el cumplimiento de lo planteado y realizar los traspasos en su integridad, con plena seguridad jurídica”.

Para Iñaki Arriola lo importante “es, sobre todo, traspasar los servicios”. Indicó que “habrá que ver qué servicios está prestando Renfe y, lo importante para el ciudadano, es que se presten con calidad, en frecuencias y atención a las necesidades de transporte que requieren”.

Antes de concluir la legislatura Arriola no tiene prisa en que la transferencia se concrete, “llevará el tiempo que tenga que llevar” especificó a este periódico, pero se mostraba optimista en conseguir que “la competencia esté traspasada para antes de que finalice la actual legislatura, tanto aquí como en Madrid”.

El último antecedente de una transferencia en un contexto ferroviario tuvo lugar en 2018 precisamente. Entonces Madrid traspasó a Gasteiz las líneas de transporte ferroviario de vía estrecha que conectan el barrio de Basurto en Bilbao con la playa de vías ubicada en Ariz, en la zona baja de Basauri, y el trazado que va desde Irauregi, en Alonsotegi, hasta Barakaldo. Sin embargo, hay que destacar que estos trazados sirven tan solo a servicio de mercancías y no de pasajeros, cuya actividad es mucho mayor y más importante.