Esta vez no bajarán la bandera en cuanto el motor empiece a carraspear. Todo lo contrario. Van a levantarla y además de color blanco. Tampoco protestarán por estar atrapados en una carretera infernal porque ellos mismos han decidido meterse en la boca del lobo. O casi; hasta la frontera de Polonia con Ucrania. El punto exacto está aún por decidir. Puede ser Lublín, Dorohusk ... Esperan a que la gente de la DYA, con más experiencia en tareas humanitarias -y sobre el terreno- pueda ayudarles a decidirlo. Incluso sumarse a este grupo de 20 taxistas (seis de Bilbao, uno de Barakaldo, dos de Gasteiz y uno de Donostia) que ya han reclutado diez coches para irse a hacer la paz.

Tienen algún contacto en la zona de compañeros madrileños y los operativos que DYA podría desplegar en esta nueva caravana solidaria vizcaina serían lo más parecido a un GPS para un conductor amateur y a un fixer para un periodista en 'territorio comanche'.

También tienen que cerrar una fecha. ¿El miércoles? De momento, el personal de la DYA sí tiene intención de montar otra convoy humanitario, pero siempre en función de las necesidades que les transmita la ONG local con la que trabajan. Y lo último que les han indicado es que las urgencias de salvamento no son ya tantas como las habidas durante aquellas primeras jornadas del ataque militar de Rusia. Cierto es que, también en las guerras, las personas con alguna discapacidad física están teniendo problemas.

Y es ahí donde podrían entrar estos asociados en RadioTaxi Bilbao y la Federación Vasca del Taxi. Cuatro vehículos adaptados para poder rescatar a personas con problemas de movilidad que han huido de la destrucción. Las previsiones que maneja Iñaki Pardo, presidente de RadioTaxi Bilbao, es poder socorrer a 44 personas en total y descargar allí, en el Centro Unificado, todo el material que puedan transportar: este fin de semana habrá recogida en el campo del Ibarsusi, los excedentes del Hotel Ilunion, donde este viernes ha llegado otra veintena de personas, niños la mayoría, ....

El plan de viaje está claro. Y los ánimos también. Ni la subida de los precios de los carburantes, ni los meses de enero y febrero -tradicionalmente malos para estos autónomos del volante- han puntuado en contra. Al contrario, responde con satisfacción Pardo. "Ni miedo ni dudas", resume. Solo les preocupa aguantar. Y no habla de las horas al volante. Se refiere a resistir emocionalmente a lo que se puedan encontrar allí "y que no se les caiga el alma al suelo", apostillaba el presidente en declaraciones a DEIA.

Él no irá, pero se sabe de memoria los nombres y los números de licencia de todos los compañeros que formarán parte de este nuevo convoy humanitario gestado en Bizkaia. Uno más. Se cuentan ya por cientos los ciudadanos ucranianos -mujeres y niños, principalmente- acogidos en suelo vasco gracias a la solidaridad de asociaciones como Chernobileko Umeak, consorcios de empresas como Ner Group o personas anónimas como Jesús García, un vecino de Otxarkoaga que alquiló una furgoneta, la más grande que había, y se metió 4.000 kilómetros entre pecho y espalda con su amigo ucraniano para dar auxilio a quien lo necesitara en aquel país.

En esta ocasión, la idea surgió de Juan, un taxista de Laudio que no ha podido esperar y se ha unido a la caravana de Madrid. Les ha esperado en Hendaia. Otro, el bilbaino Juanjo, cruzaba este viernes Francia integrado en una columna de Teslas ... Y aquí esperan Jose, Richar, Iñigo y Aitor (con sus taxis adaptados), José Ignacio, David, Jesús, Asier,...; en Barakaldo está Fernando; Xabier y Juan Ignacio en Donostia y Rubén en Lasarte; y José Luis, Amador, Unai e Iñaki en Gasteiz.

No han querido echar cuentas del dinero que dejarán de facturar durante la semana que, más o menos, estarán ruta. Pero sí han calculado el dinero que les puede costar llegar hasta allí. Solo en peajes y gasolina entre 1.300 y 1.500 euros por coche. "Hay un compañero que llevará un remolque para poder llevar más material, y eso consume más claro", ilustra Pardo.

Por eso quieren recaudar fondos [ES29 3035 0043 3104 3006 5419 en Laboral Kutxa] con los que poder hacer frente a ese gasto. Solo eso. Los alojamientos y comidas corren de sus bolsillos. Y si al regresar de la frontera con Ucrania ha sobrado algo de dinero lo donarán a la DYA, que agradece esta declaración, o a cualquier otra organización que esté gestionando la recaudación de dinero para ayudar a Ucrania.